Un hombre ha sido condenado a penas que suman dos años y nueve meses de prisión por maltratar física y psíquicamente a su compañera sentimental con la que residía en un domicilio de Eibar y que se encontraba embarazada de dos meses.
El acusado, que durante el año y medio que duró la convivencia en pareja agredió a su víctima en “multitud de ocasiones” mediante “patadas en todas las partes del cuerpo excepto en la tripa”, ha sido juzgado esta mañana en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa.
Durante la vista, el procesado se ha mostrado conforme con la pena que ha solicitado la Fiscalía, por lo que ahora ha sido condenado como responsable de un delito de maltrato habitual, otro de lesiones, una falta de amenazas y dos faltas de lesiones a penas que suman dos años y nueve meses de reclusión, cuatro días de localización permanente y 180 euros de multa.
El encausado tampoco podrá acercarse a la perjudicada ni comunicarse con ella durante un período de cinco años, con una prohibición que le impide expresamente aproximarse a un radio de quince kilómetros de la localidad en la que reside la chica.
Además, el procesado, de 32 años, también deberá compensar a la joven con 8.000 euros más los intereses legales.
Según el escrito de acusación del Ministerio Público, al que hoy ha tenido acceso EFE, los hechos enjuiciados se remontan a diciembre de 2010, cuando la pareja inició su convivencia en un domicilio de la localidad armera.
Los malos tratos tuvieron lugar “desde prácticamente el primer mes” de relación en esta vivienda, donde el procesado amenazaba a su víctima con “llevarla al monte, quitarle la piel con un cuchillo, echarle sal y luego quemarla” si llegaba a tener “relaciones con otros hombres”.
El texto aclara que, “en una fecha indeterminada” comprendida entre diciembre de 2010 y febrero de 2011, el hombre “dio patadas, estiró de los pelos y escupió” a la mujer porque, según dijo, “había mirado en la calle a un hombre parecido a su hermano”.
En otra ocasión, el procesado “puso un cuchillo en la garganta” a la chica porque “pensó que había estado con algún hombre” que se habría comido “un bombón que le faltaba en casa”.
Días después, el imputado golpeó a la mujer “en la cara, a la altura del ojo, en los labios y en la espinilla derecha, y le fracturó el dedo índice de la mano izquierda”, mientras que en otra ocasión le dio varias bofetadas en la cara.
El documento aclara que, como consecuencia de la violencia física y psíquica ejercida por el acusado, la perjudicada sufre un diagnóstico compatible con trastornos adaptativos, reacción al estrés grave, y trastornos de adaptación, además de síntomas ansioso-depresivos y baja autoestima.