El 28 de julio de 1969 la policía de Moscú llevó a cabo una redada en distintos puntos de la ciudad para detener a varios grupos de jóvenes que se habían dedicado a manipular las cabinas de teléfono públicas para robar ciertas pequeñas piezas de estas cabinas.  Estos jóvenes vendían las piezas robadas en el mercado negro y las vendían a muy buen precio ya que los amantes del rock no tenían otra forma para agenciarse una guitarra eléctrica. En unos pocos días cientos de cabinas de teléfono en todo Moscú quedaron inutilizadas, fuera de servicio, y el gobierno tomó cartas en el asunto cortando de cuajo esta moda de manipular las cabinas para robar piezas que servían para manufacturar guitarras eléctricas.

Como en 1969 la música rock estaba totalmente prohibida en la U.R.S.S, se les acusó de vandalismo y alteración del orden público y fueron detenidos ipso facto. Escuchar música rock o tocar en un grupo de rock estaba castigado con la cárcel y los inquilinos del Kremlin no querían ni oír hablar de cambios y apertura. La música rock era una herramienta del capitalismo americano para envenenar a la sociedad soviética y derrocar el socialismo.

A finales de los años 60 la U.R.S.S no vivió precisamente un mayo del 68, todo lo contrario, tras la política de aperturismo moderado de Jrushev se instaló la doctrina Brezhnev y en 1968 con el fin de reforzar el pacto de Varsovia y evitar posibles intentos secesionistas las tropas del Ejército Rojo invadieron las calles de Praga y tomaron el control de Checoslovaquia.

Aun así, y pese al terrorífico control policial de la época, el telón de acero tenía pequeñas grietas imposibles de controlar y principalmente en las repúblicas de la periferia nacieron muchos grupos de beat, rock y freakbeat que a día de hoy comenzamos a conocer gracias a reediciones y recopilatorios. Polonia, Hungría, Alemania del Este o Yugoslavia fueron países que dieron grandes grupos de rock en los 60 y 70.