Erandio

Los bomberos retiraron este jueves dos nidos de  vespa velutina, avispa asiática especialmente dañina para la apicultura al alimentarse de abejas, en Erandio.

Los nidos han sido hallados por particulares, que han avisado al servicio de emergencias SOS Deiak, han informado fuentes de bomberos.

Las mismas fuentes han confirmado que, en los últimos días, han sido “varios” los nidos de esta especie invasora que han sido retirados de distintos municipios de Bizkaia.

La avispa velutina se alimenta de proteínas que encuentra al ingerir abejas y, al merodear en los colmenares, provoca estrés en estos insectos, que frecuentemente abandonan el colmenar.

Javier Larrinaga, apicultor de Kortezubi, ha explicado que, tras un invierno en el que apenas ha hecho frío, el verano está siendo “prolífero” para este insecto, que en Bizkaia ha comenzado a ser detectado a principios de julio.

Larrinaga, que hace tres años encontró la primera avispa asiática en Bizkaia, ha asegurado que, considerando la forma en la que se desarrolla esta especie, se espera que a finales de septiembre sean detectadas en este territorio el mayor número de ejemplares.

Este apicultor no ha ocultado que, en el sector, existe cierto “temor” por el perjuicio que puede causar esta especie en sus explotaciones.

“Ahora mismo este insecto está en periodo de colonización, si bien es verdad que toda Bizkaia está ya casi colonizada. Veremos cuando colonice de forma definitiva lo que ocurre”, ha apuntado.

A su juicio, el hecho de que los apicultores pongan trampas y capturen con cazamariposas este insecto en sus propias fincas puede contribuir a mantener controlada su población.

“Yo, desde julio dedico una hora o una hora y media casi cada día a matarlas y mato cuarenta, cincuenta, treinta… Al poner trampas, puedo acabar con otras 120 ó 200”, relata.

Pese a su fama de “avispa asesina”, este apicultor considera que este atributo es “una milonga”, porque estos insectos son “animales tranquilos” que, al llegar de Asia, carecen en Europa de depredadores, por lo que crían “sin tope” y de manera “desmesurada”.

“Para sobrevivir, necesitan carne e hidratos de carbono. Se han especializado en la caza de la abeja y, al machacarnos a la abeja nos hacen daño”, lamenta.

Respecto a sus picaduras, asegura que “no son tan graves” como se cree y afirma que producen “cinco horas de dolor”, que se alivia con pomadas de venta en farmacias.