Inteligencia emocional

Actitudes lingüísticas y emociones de los hablantes

 

 

"La muerte de la lengua, inclusive aquella susurrada por un puñado de hombres, es un empobrecimiento colectivo, es la muerte de un mundo". 

Príncipe de Asturias.

 

Por Rosalia Peña Sarmiento 

En estos días la comunidad panhispánica está de fiesta comprometida con el presente y el futuro. Cuando se analiza la relación de las lenguas en contacto o variantes de una misma lengua es difícil tomar decisiones acertadas, sin tomar en cuenta los sentimientos lingüísticos de los hablantes. Así, resulta cada vez más importante sus actitudes lingüísticas: valoración del instrumento que poseen para comunicarse, en estrecha relación con el sustrato emocional que las fundamenta.

  

La lengua es herramienta privilegiada para la interpretación del mundo. La lengua hablada de cada persona forma parte de su identidad, de su pertenencia a una comunidad determinada. Se aprende a través de los recursos potencialmente infinitos de cada lengua no sólo a comunicar unos contenidos, sino también a sentir, pensar, soñar, amar, ilusionarse, alegrarse, enfadarse, entristecerse…

Por eso, no hay que extrañar que cuando se ha aprehendido una o varias lenguas, cual savia nutricia de nuestro ser, cuando se siente como patrimonio también de emociones colectivas, se defienda su lugar. Ahora bien, ¿ desde qué posiciones, qué actitudes, emociones lo hacemos? “Una lengua que disponga de pocos usuarios y que se encuentre muy fragmentada dialectalmente carece de futuro” (Humberto López Morales). Mi invitación, pues, a la reflexión, de la postura como hablantes. Mimo, respeto, cuidado de esas lenguas que nos dan el ser, pero también emociones que ayuden a su supervivencia en un mundo multicultural.

¿ Qué opinas acerca de la resistencia de padres, instituciones educativas a una educación bilingüe e intercultural?

 

4 pensamientos sobre “Actitudes lingüísticas y emociones de los hablantes

  1. Ígor

    La interculturalidad es una asignatura pendiente en nuestra sociedad, y por mucho que nos digan y que veamos que las personas que llegan a nuestro país, a nuestros pueblos, tratan de buscar una nueva vida, mucha gente es incapaz de empatizar. ¿Quién puede pensar que alguien desee abandonar a su familia, sus amigos, la tierra que le vió nacer, sus recuerdos, sin más razón que la avaricia?
    Será un reto complicado aunar fuerzas acercarnos, pero no hay otra manera. Nos sentimos con el derecho y la razón para globalizar el mercado, las inversiones y los recursos. Siempre y cuando sea en un sólo sentido. Eso sí, la contrapartida de lo que creamos desde el Hemisferio Norte no queremos ni verla en nuestros bares, ni en las fiestas de nuestros pueblos, y mucho menos que influya en nuestras arcas. ¡Qué lástima!

  2. Mireia

    Creo, que la educación bilingüe e intercultural, es el camino para conseguir una convivencia equilibrada y respetuosa, cuyo objetivo sea la igualdad social, porque los idiomas son patrimonio y vehículo de comunicación de toda la sociedad. Reconoce, que cada niño está en diferente rango de aprendizaje y usa la fortaleza de los niños, para encarar sus limitaciones y guía al niño, hacia el éxito escolar y personal.

  3. Mónica

    Creo que se está tratando un tema tan fundamental para la convivencia como el RESPETO. Si no somos capaces de respetarnos desde la diferencia, ¿qué futuro nos espera?

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