Inteligencia emocional

Vencer el síndrome del mal día.

Por Rosalia Peña Sarmiento

Vivimos emociones diversas durante el día. Una madre y trabajadora fuera de casa contaba que una de las tareas que debía realizar en su trabajo ( una vez a la semana) le producía una tensión tal que salía sin energía. Y para colofón- decía- al llegar a casa mis hijos se comportan peor, las discusiones con mi pareja aumentan: la vida familiar viene siendo cada vez más difícil. Me siento agotada, incapaz de aumentar mi jornada laboral ( hoy a medias), aunque los niños han crecido y lo necesito económicamente..

¿ Se puede impedir o vencer el síndrome del mal día?

Por suerte, esta madre ha identificado la situación que provoca dicha respuesta emocional, pero no es suficiente: las causas que le llevan reiteradamente a sentirse así deben quedar claras a fin de dirigir y regular sus emociones. 

  

 Por otra parte, ¿ en realidad sus hijos se comportan peor esos días o su situación emocional influye en su percepción de la vida familiar? Puede ser que sean coincidentes ambas situaciones, pero no hay que olvidar que …el que las emociones y los sentimientos puedan ser positivos o negativos permite otra de sus principales funciones: la de servir para evaluar, catalogar cualquier integrante de la vida, sean objetos, personas, situaciones, acontecimientos, , experiencias o ideas… ( Morgado, 2007). Además, las emociones, los sentimientos, los estados de ánimo actúan , dejan señales en el “ escenario” del cuerpo. No es de extrañar, que la madre de la anécdota se sienta “agotada”.

Hay muchas razones para atender a nuestras emociones, y en nuestras manos está- en muchas ocasiones – el vencer o impedir las señales del mal día. Si con frecuencia eres presa de extrapolar las emociones desagradables a tu entorno familiar, tienes una razón suficiente para que al volver a casa no te dejes llevar por lo peor día: ¡Tu cuerpo y tu familia, lo agradecerán!

2 pensamientos sobre “Vencer el síndrome del mal día.

  1. oier

    Las emociones nos dan información acerca de los si los acontecimientos del entorno son favorables o no para nosotros, si son buenos o son malos para nuestra vida. A veces pienso que regular las emociones que nos indican que las situaciones no son buenas puede es contraproducente, o simplemente que no es el camino adecuado para resolver el problema. Quiero decir que si en el caso que apuntas no sería mejor hacer caso de la información emocional y que a través de la razón analicemos el motivo de ese malestar y pongamos remedio a la situación estresante. Estando de acuerdo con todo lo que dices, sin embargo me queda esa duda… ¿Hay que regular las emociones para seguir haciendo lo mismo que las provoca o debemos analizar las causas de la emoción para regular no sólo la propia emoción sino el problema que las causa?

  2. idoia

    estoy de acuerdo con oier. Nuestras emociones son reacciones legítimas, si algo nos hace sentir bien o mal es natural aceptarlo. Quiero entender que regular es tomar las riendas y no perder la cabeza ni por algo positivo que nos haga reaccionar de manera incontroladamente efusiva ni entrar en cólera por algo negativo. Siempre he defendido el derecho a hacer saber a los demás qué me hace sentir bien y qué no, y nunca reprimirlo; yo agradezco mucho que la gente me diga qué es lo que siente, pero creo que no es algo fácil de comunicar.

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