Inteligencia emocional

El castigo físico en la educación emocional

Por Aitziber Barrutia Leonardo

Las/los niñas/os necesitan límites y normas que les permitan orientar sus pasos hacia un futuro de bienestar emocional, en el que las/los madres/padres cumplen un papel fundamental.

A fin de educar personas autónomas, en ocasiones resulta necesario valerse del castigo para conseguir el fin. (Ej. en casa se cenamos todos juntos a las nueve, si te quedas viendo la televisión, cenarás sólo).

Este término hacer referencia, por tanto, a una consecuencia desagradable o ausencia de refuerzo, precedida por el incumplimiento de una determinada norma, cuyo objetivo final es educar mediante el aprendizaje y fomentar autonomía de la/el joven.

  

Por lo tanto, antes de imponer un castigo físico, hemos de considerar los siguientes aspectos:

1. Autonomía emocional: ¿Dé que manera fomentamos su autonomía? Frecuentemente castigar físicamente a alguien es el medio para descargar nuestro malestar emocional (frustración, miedo, ira, etc.), sin desarrollar su autonomía.

2. Abuso de poder: ¿Por qué no utilizamos el castigo físico como herramienta de aprendizaje entre adultos? Reducimos el uso de esta estrategia a los más débiles, e indefensos, imponiendo nuestra fuerza sobre la suya.

3. Miedo y efecto radar: ¿Qué consecuencias tiene el castigo físico? Como citamos en el artículo Límites en el proceso educativo: El efecto radar, es probable que las/los niñas/os se comporten de la forma que les pedimos siempre y cuando estemos presentes, pero es más que probable que esta conducta no se generalice a otras situaciones. Recordemos además, que las personas tenemos mayor facilidad de aprendizaje cuando educamos mediante refuerzos que cuando lo hacemos por castigos.

4. Enseñanza: ¿Qué enseñamos mediante el uso de castigos físicos? La aceptación y normalización del castigo físico como herramienta válida para el aprendizaje, conlleva además la posible interiorización y uso de esta pauta de conducta en los niños, como consecuencia del modelado materno/paterno. Ej. si mis padres me pegan cuando no hago lo que quieren → está bien pegar para enseñar a los demás → yo pegaré a mi hermano cuando no hace lo que quiero.

¿Qué importancia consideráis que tiene la aplicación del castigo físico como método de enseñanza ?

7 pensamientos sobre “El castigo físico en la educación emocional

  1. oier

    Me alegra este artículo Aitziber ya que es una cuestión que me inquieta hace tiempo. No considero conveniente el abuso del castigo físico y mucho menos cuando el porpósito es la descarga emocional de adulto. Sin embargo, tampoco considero apropiado que se descarte por principios dentro del ámbito familiar. Tampoco considero adecuado un castigo físico escesivo ni en las aulas pero creo que es necesario que los niños aprendan que según los actos que realicen, pueden ser punibles incluso con algún cachete. Considero este aprendizaje tan válido como cualquier otroy que puede reforzar su educación: por ejemplo que no se puede pegar a un mayor porque éste es mas fuerte que tú. Y que conste, que cuando hablo de castigos físicos no me refiero a palizas ni nada por el estilo y que además considero que deben ser aplicados sin la carga emocional que puede conllevar por ejemplo la rabia . En fin, me gustaría “charlar” mucho más sobre este tema, así que esperaré con deseo los próximos comentarios para ver qué es lo que comentan los blogers emocioalmente activos. Un saludo a todos y gracias de antemano por vuestros comentarios.

  2. Mª Carmen

    Creo que el azote no enseña a los niños, que su conducta no es la adecuada, sino que les enseña, que los adultos, de quienes ellos dependen son peligrosos. Les produce un estado de confusión emocional, creen, que el que tiene más fuerza está en lo correcto y cuando sea adulto será más probable, que se relacione con los demás, mediante la fuerza y no por la razón.

  3. Gotzon

    De entrada, no. A mi no me gusta la idea. Por ahí se cuela, como bien decís, la venganza y el desahogo emocional del adulto.

    La experiencia, sí, mi experiencia al menos, me dice que echamos mano de estos castigos cuando perdemos el control, lo que viene siendo abrir la veda a la impostura del adulto, evitando la búsqueda de mejores soluciones educativas y del autocontrol necesario en el padre o la madre que son modelos para las criaturas.

    A mi también se me ha ido más de una vez la mano en forma de azote en el trasero cuando eran pequeños. Tal y como lo recuerdo, cuando conseguían sacarme de quicio. También es cierto que, en alguna ocasión, con premeditación, por entender que era el único modo que me quedaba para explicarle a la pequeña, por ejemplo, que andar hurgando en los enchufes podía traer consecuencias nefastas.

    Enseguida conocí la existencia de los protectores que es una solución más sensata y efectiva para los enchufes. Lo otro, mi rol de padre, tutor y formador y tal, es un aprendizaje que uno va descubriendo a tientas, y que hoy me sigue dando quebraderos de cabeza.

  4. gaspar

    A kien no le han dado un kaxete, y no x eso somos malas personas, yo creo k n hay k konfundir las kosas, ni los kasos, ninguno justifikado kon un supuesto maltrato, eso nunka, pero un simple kaxete kreo k es asta necesario, pero n a los mas pekeños sino a nosotros tambien, los mismos actos kon distintas edades toman un matiz diferente y eso si k konfunde, ya k no es facil explikar a un niño desde ese punto de vista lo k esta bien y lo k no. un beso a los miños pd. yo tambien en su dia fui niño, y ese es un pensamiento k siempre lo tengo presente a la hora de hablar kon mi hijo

  5. jon

    Mi opinión sobre la efectividad del azote va de la mano de la de Oier y Gotzon. El formador que azota al alumno, el padre al niño, la madre a la niña, etc. casi siempre resulta por el desborde emocional del adulto, bien sea por el ramillete pobre de estrategias o simplemente por que lo considera la herramienta más rápida y eficaz. El azote en un momento oportuno, con la intensidad oportuna y en su justa medida puede ser útil, pero no es nada sencillo acertar en todo eso.con lo cual mejor no utilizarlo-

  6. Aranxaba

    Estoy en contra de los castigos físicos por sistema. Es verdad que se llega a ellos cuando no se tienen más razones o cuando el adulto se siente frustado porque el niño no le hace caso. No creo que un golpe a un niño le enseñe nada, sólo a sentir dolor.

  7. susana

    cuando un niño nos hace perder el control y acabamos usando la violencia hacia él…es que necesitamos un poco de ayuda. He asistido a las sesiones de Inteligencia Emocional, y así como los trabajadores en activo necesitan cursos para reciclarse, nosotros los padres necesitamos orientacion, estrategias,..y ayuda de profesionales -aunque sean jóvenes- que nos ayuden a solventar los problemas del día a día sin recurrir a castigos físicos y menos verbales.

Responder a Mª Carmen Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Confianza online