Inteligencia emocional

Una forma útil y práctica de entender la Inteligencia Emocional en la empresa

Por José Antonio González Suárez

En el verano pasado, un buen amigo mío, fue invitado a visitar El Gran Cañón del Colorado y tuvo la oportunidad de hablar con el Jefe Indio de uno de los poblados dentro de la Reserva Americana cercana a dicho cañón.

Durante la conversación, el jefe indio le dice a mi amigo:
Los occidentales nos vais a destruir a todos y a todo, estáis matando la atmósfera,… la naturaleza

Mi amigo le preguntó:
“Y por qué los indios pensáis que vamos a destruirlo todo

El jefe contesta:
Por qué los occidentales sólo pensáis con la cabeza

Mi amigo, de forma inocente:
“Y los indios ¿con qué pensáis?”

Jefe:
Con la cabeza pero desde el corazón, escuchando los latidos del corazón”.

  

Posiblemente sea esta una de las definiciones más bellas que he escuchado nunca sobre la Inteligencia Emocional.

En las empresas y organizaciones hemos estado siempre muy interesados en buscar y contar con personas inteligentes, de gran éxito en experimentos académicos, que fueran capaces de dar respuestas eficaces a los problemas del día a día empresarial.

Pero muchas de las veces, esos profesionales, con altos coeficientes intelectuales, expedientes académicos brillantes, no obtenían los mágicos resultados que se esperaba de ellos en su puesto de trabajo. Junto a otras variables, este hecho hizo que se definiera a este tipo de coeficiente como exclusivamente racional.

Enseguida un grupo de científicos empezó a investigar otros modelos y tipos de Inteligencia, aquella que pudiese predecir con seguridad el éxito personal. Se empezó a pensar, que tal vez las emociones y pensamientos también jugaban un papel importantísimo en el comportamiento, en la conducta y éxito personales.

Hasta entonces, las emociones se despreciaban, se tenía la idea de que eran poco valiosas o significativas, ejemplo de ello la tradición y cultura machista de desprecio a la labor de las mujeres.

Hoy, desde una base científica, se ha llegado a demostrar que las emociones humanas juegan un papel irremplazable en la vida de las personas y sus organizaciones. Y que el éxito o el fracaso en infinidad de casos depende de la gestión inteligente de las emociones implicadas.

Se piensa muchas veces que las emociones “hay que dejarlas fuera del trabajo” y no tenerlas en cuenta.

¿Pero esto es posible? ¿Y es posible no llevarse a casa las emociones que se generan en el lugar de trabajo?

Un pensamiento sobre “Una forma útil y práctica de entender la Inteligencia Emocional en la empresa

  1. Anivys Pavon Hernádez

    Me parece que este artículo está bien pero debería ampliarse un poco más en este tema hay mucho sobre que tratar. De todas formas segun las preguntas que dejan abiertas a nuestra consideracion, pienso que es imposible no llevarse a casa las emociones del trabajo, como es imposible no llevarse al trabajo las emociones de la casa, pero la difeencia está en saber vivir con esas emociones, en saber lidiar con esas mociones y aprender a convertirlas en emociones que no sfavorezcan lejos de perdjudicarnos y eso si no sabemos hacerlo requiere un entrenamiento.

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