Inteligencia emocional

Inicio de curso, oportunidad para estudiantes, padres y maestros

Por Rosalia Peña Sarmiento

Hace poco recibí un mensaje de una amiga profesora donde me cuenta emocionada cómo docentes y estudiantes han abierto las puertas a este nuevo curso. Y el sentirla esperanzada, llena de ilusiones me ha estimulado a escribir estas líneas porque independientemente de las características de cada lugar, el nuevo curso teje sueños de diversa índole para todos los que participan en el proceso. ¡Y cómo no apreciar el valor de lo que poseemos y recoger las flores que ofrece la vida- como dijo un poeta! ¡ Qué buen momento para reconocer el privilegio de recibir la llave del conocimiento, el crecer, el trabajar para formar mejores personas, el hacer cambios, el mejorar la obra educativa, en un mundo donde la quinta parte de la población adulta, cerca de 800 millones de personas no saben leer ni escribir, del que el 64 % son mujeres; donde 121 millones de niños no tienen escuela; donde 218 millones de niños trabajan y de ello el 8,5 % en trabajo esclavo! Desde este punto de vista, podemos considerarnos verdaderamente afortunados, sin embargo, tanto para padres, estudiantes como maestros el inicio del curso puede tomar colores diferentes.

  

No voy a referirme a situaciones límites particulares que necesitarían otro análisis o a la oposición ocio/ trabajo, síndrome posvacacional de los que se suele hablar con profusión por estos días, sino sólo llamar la atención sobre el significado de este momento del año para la familia y la escuela, y que el hecho de reconocer lo que sentimos y reflexionar al respecto, puede ayudarnos a ver una situación en concreto no como problema, sino como oportunidad. Por ejemplo, se ha demostrado que la entrada de los hijos a la escuela genera en los padres estados de ansiedad, temores y angustias en un proceso que marca el desprendimiento del niño de su familia en su tránsito hacia nuevas formas de interrelación. La respuesta emocional en tal sentido va in crescendo, a veces a la entrada de la Enseñanza Secundaria, la Técnica Profesional o Universitaria, momentos en que se ha de ir despidiendo al niño para dar la bienvenida al adolescente, al joven, ¿ Por qué no asumir con alegría el desarrollo vital de nuestros hijos? En estudiantes, lo que se piensa y siente  al cambiar de grupo, de maestros, de enseñanza, al recordar  experiencias menos positivas del curso anterior, y en general el tipo de autoestima pueden favorecer o no la asunción positiva del momento. Así, de la misma manera que los padres al iniciar el curso dedican tiempo y pecunia para la preparación de la nueva jornada, la atención a lo que piensan y sienten los hijos constituye también una inversión necesaria. Que la mochila que lleven nuestros hijos a la escuela esté cargada, sobre todo, de curiosidad, interés, ilusión y alegría.

Los maestros, por su parte, tienen ante sí los medios para enseñar que no hubiésemos imaginado hace tan sólo unas décadas atrás, pero también la responsabilidad y el reto de la educación en un mundo en constante cambio, donde se impone cada día la dimensión emocional del proceso de enseñanza. Como leía hace un tiempo atrás es necesario que los maestros trasmitan más alegría, cultura y sabiduría. En resumen y en palabras clásicas: Rebus sic stantibus… Carpe diem, estando así las cosas, goza del día en que vives.

Se sabe que la familia y la escuela constituyen el gran soporte de los procesos educativos del sujeto, de ahí la importancia de construir entre padres y maestros una relación adecuada, armónica y coherente, ¿ Cuál o cuáles crees que son las asignaturas pendientes de ambas instituciones al iniciar este nuevo curso escolar?

4 pensamientos sobre “Inicio de curso, oportunidad para estudiantes, padres y maestros

  1. Gotzon

    Yo sólo apunto un reto que vivo muy de cerca y que no es otro que la escasa disposición de padres y madres a participar en la marcha de la escuela. Es loq ue vengo viendo a mi alrededor. Sin paños calientes y aun a riesgo de generalizar de manera injusta.

    Quizá por falta de tiempo, de proyectos estimulantes, de ganas?..falta de entorno favorable, déficit de comunicación?…O un poco de todo.

    Observo que otra cosa distinta es la asistencia a la reuniones de clase -inicio de curso, problemas puntuales etc.-.

    Quizá es que cada uno va a lo suyo y piensa que no hay más que hacer. O que la confianza en la escuela es extraordinaria. O es pura desconfianza, falta de costumbre…

    En todo caso no parece un buen ejemplo para el alumnado, ni un refuerzo para la escuela de nuestros hijos, de nuestras esperanzas y del futuro que se aprende en la escuela ¿no?

  2. Angel Parra Moreno

    Quiero añadir otros dos retos al ya señalado por Gotzon: la poca implicación de los sujetos activos y pasivos en su propia eduacación y el desinterés de la mayoría de los políticos por el gran reto de la educación y del proceso educativo.

    Desde fuera del aula, echo en falta la participación activa de los alumnos en su propia educación. Sí, de los alumnos desde su más corta “infancia”, edad y de una manera especial desde la ESO y los bachilleres o ciclos formativos. No sé ahora, pero hasta hace muy poco tiempo, la participación de los distintos estamentos en el proceso educativa era testimonial y en muchos de los casos, brillaba por su ausencia. Hasta que no seamos capaces de implicar a los agentes primarios activos en el sistema educativo, difícilmente podremos avanzar en el modelo educacional. Sin participación de los alumnos no es posible ninguún tipo de avance. Podrán ser buenos técnicos en matemáticas, en físca, en historia, …pero fallan en lo fundamental, en ser personas o individuos capaces de ir construyendo junto a otros, su presente, la base de su futuro.

    Me congratulo al comprobar que hay profesionales o educadores que empiezan cada curso con esperanza, como si fuera un reto en su vida. En ello está, en gran medida, la clave del éxito de su función como educador. ¡Ánimo! Feliz comienzo de curso 2007-2008. Cuenta con mi apoyo.

  3. Autora

    Gracias, por escribir. Me parece interesante lo que han apuntado, de hecho tomo nota para seguir escribiendo próximamente en este espacio. Desde Sycom estamos desarrollando el área de familia, primero con los propios padres de las escuelas vinculadas al Proyecto, y también con la formación de los educadores para la orientación familiar, que a mi modo de ver son eslabón clave para implicar a padres y estudiantes,pero hay que prepararse para ello.

  4. anamar

    Soy madre de tres hij@s, ya mayores,y estoy de acuerdo con Gotzon, de que muchas veces no se colabora con la escuela por falta de ganas,cansancio,etc.En mi caso concreto,no sé si ahora ocurre lo mismo, y pienso que en la mayoría de los casos sí, todo el trabajo de asistencia a reuniones,etc.lo llevamos las madres, con el añadido del trabajo de casa, o de fuera,por lo que llega un momento que puede llegar a cansar al querer llegar a todo.Por lo menos,este fué mi caso,y no con ello pretendo culpar al padre que se ocupaba más en casa de sus estudios,educación,etc.pero sin tiempo para acudir a las reuniones por problemas en el trabajo.Algo si que ha cambiado, pero por lo que veo es la mujer la que al final lleva el peso…Propondría,que a los padres que tienen hijos que están en edad escolar,les diesen permiso en sus trabajos,para poder colaborar en las escuelas.Un saludo.anamar.

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