Inteligencia emocional

Y por último… Iniciativa y Amor.

Quiero terminar esta serie de artículos relacionados con las necesidades de relación, haciendo referencia a las últimas dos, aunque, como suele decirse en estos casos, no por ello menos importantes. Se trata de la necesidad de que la persona con la que estamos tome la iniciativa. Cualquier relación en la que seamos nosotros los que siempre iniciamos el intercambio, los que hacemos la aproximación inicial o damos siempre el primer paso, termina por dejar un poso de insatisfacción, si no de dolor incluso. Frases como “es que siempre soy yo quien llamo” o “¿y tú por qué nunca me dices lo que sientes por mí?” hablan del deseo de ver satisfecha esta necesidad, entre otros, por supuesto.

De alguna manera necesitamos darnos cuenta de que nuestro interlocutor, también siente que tiene que poner algo en la relación y que lo hace por propia volición. Quien más y quien menos conocemos la sensación de tener que “tirar del carro”. También es un hecho que la repartición de tareas, o roles, hace a veces difícil percatarse de quién es la persona que inicia habitualmente en una relación y por tanto darnos cuenta de que ha llegado el momento de cambiar de rol. Razón de más para prestar atención no sólo a la necesidad, sino también a las creencias que están a su base.

  

 

Como todas las necesidades que venimos describiendo estas últimas semanas, estas dos tienen relación entre sí, y la última que presentamos, constituye una necesidad que complementa al resto. Se trata de la necesidad de expresar amor. En cualquier relación positiva y cercana, los participantes experimentan afecto, cuidado, estima, y aprecio por la otra persona. Expresar estos sentimientos es una necesidad relacional; no hacerlo requiere que uno ponga a un lado o niegue una parte de la experiencia interna de esa relación. Parte de quién soy yo contigo, tiene que ver con qué siento cuando estoy a tu lado, y por tanto, si estoy en contacto conmigo mismo, expresaré esos sentimientos de afecto. Esto puede sonar un tanto farragoso, pero sólo tenemos que pensar en un momento en el que hemos sentido al estar junto a una persona significativa en ese momento casi mágico de cercanía en el que parece que somos uno con la otra persona, que hay algo que nos une. Es tan difícil no expresarlo, con palabras, gestos, actos…

Con estas dos necesidades relacionales, completamos el listado de ocho necesidades básicas que las personas tenemos desde el día que nacemos y que nos acompañan, exigiendo nuestra atención, hasta el instante postrero. Son la necesidad de seguridad y validación, de tener una experiencia compartida y ser aceptados, de autoafirmación y de crear un impacto en otros, y por último, la necesidad de que el otro inicie en la relación y de expresar amor.

Ahora me gustaría preguntaros…¿qué otras necesidades relacionales son imprescindibles para vosotros, y han de ser cubiertas en las relaciones? y me atrevo a meterme en camisas de once varas… ¿y lo son?

Un pensamiento sobre “Y por último… Iniciativa y Amor.

  1. Irene

    Aunque no sé ni cuantas ni cuales son las necesidades por cubrir que podemos tener las personas, si observo las ocho que mencionas como muy importantes en nuestras relacciones, necesidades que aparcamos -algunas parejas- en periodos más o menos largos y que pueden acabar haciendonos tomas decisiones drasticas respecto a la relacción. ¿En que puede compensar el no hacer caso a dichas necesidades?

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