Por Rosalia Peña Sarmiento
Las experiencias – agradables o desagradables- constituyen uno de los filtros de valoración y percepción de lo que nos rodea. Cuando se habla, por ejemplo, de la disciplina pueden aflorar pensamientos peyorativos o ameliorativos que no dependen del hecho en sí mismo sino de ciertas prácticas que son evocadas como referente, si contribuyen o no al desarrollo y enriquecimiento personales. Siguiendo el tema comentado anteriormente deseo reiterar la importancia de lo que ya aparece con apellido en la literatura: la disciplina positiva.
Prepararnos para la práctica de este tipo de disciplina puede ser más fácil de lo que pensamos si creemos que podemos sacar a la luz, estimular lo mejor de las potencialidades de padres e hijos; si la comunicación familiar es emocional, agradable en las formas y constructiva en el contenido, si el tiempo de convivencia permite conocernos los unos a los otros, explicarnos lo que hacemos, lo que nos gusta o disgusta, lo que nos preocupa, alegra … si se comparten continuamente en el seno familiar aprendizajes, objetivos desde la comprensión y el afecto.
Goleman, en su Práctica de la Inteligencia emocional afirma que el límite de nuestro aprendizaje se halla en la región en la que tiene lugar la plena actualización de todos nuestros recursos y ahí precisamente es donde también se halla la zona de "flujo". El estado de "flujo" nos impulsa espontáneamente a mejorar por dos razones fundamentales: porque las personas aprendemos más y mejor cuando estamos completamente implicadas en lo que estamos haciendo y porque cuanto más ejercitamos una tarea, mejor la desempeñamos. El resultado de esta situación es una motivación continua (disfrutar del "flujo") que nos permite afrontar retos cada vez más complicados. Y es en este contexto que enmarco la disciplina como proceso de entrenamiento constante de nuestras potencialidades y como base para al automotivación.
¿ Qué repercusión puede tener para nuestros hijos que en la familia no exista un proyecto que refuerce la disciplina? y ¿Por qué crees que los hijos algunas veces rechazan el concepto de la disciplina?
La falta de disciplina creo que es un error en la educación de nuestros hijos ya que va creando poco a poco una sensación de “todo vale” que impide una correcta formación en valores y que además, cuando nuestra descendencia tenga que ocupar su puesto en el mundo laboral, conseguirá que esa inserción sea mucho más difÃcil y frustrante para ellos. Como decÃa el poeta hay que frustrar (normas, disciplina, consecuencias…) a los niños sin crear nunca niños frustrados.
Buenas noches señora, me gustaria saber si usted tiene alguna información sobre cómo lograr la autodisciplina / autorregulación en el aula ? y bueno si no fuera mucha molestia pedir.. cómo lograr aquéllas con Inteligencia emocional?.. Gracias! Y si me puede responder a mi msn seria mucho mejor. Gracias-