Inteligencia emocional

Política y miedo

Javier Bárez Cambronero:

El poder es la manifestación suprema del miedo que el hombre se infunde a sí mismo, a pesar de sus esfuerzos por superarlo. (Guglielmo Ferrero)

Pocos meses faltan para las próximas elecciones autonómicas. Los partidos políticos van anunciando sus líneas programáticas, al tiempo que presentan a sus candidatos.

Por ello, creo que es buen momento para hacer la siguiente reflexión desde una perspectiva sociológica (Sociología de las Emociones).

Aunque no se explicite abiertamente, en la práctica política el uso y recurso de la Inteligencia Emocional, de transmitir y provocar emociones (no siempre de forma inteligente) es algo habitual y sus fines son diversos; cohesión interna frente a un enemigo común externo, -si no existe se inventa-, exaltación del líder carismático, etc. No voy a detenerme en este aspecto pero pensad en cientos y cientos de frases, discursos y mensajes lanzados por los políticos en campañas electorales y ¡divulgados por los medios de comunicación!.

Un ejemplo paradigmático lo tenemos en Hugo Chávez. Recomiendo la lectura de “Chávez. Mago de las emociones” de Luis José Uzcátegui.

Un buen tratado sobre el “renovado interés por las emociones y las percepciones como elementos centrales de la comunicación política” y el valor que se otorga a la gestión de las emociones como vehículo decisivo para generar y transmitir sentimientos que haga que un determinado mensaje se perciba en las mejores condiciones, lo desarrolla Antoni Gutiérrez-Rubí en “La política de las emociones”. En él nos describe un artículo de mayo del 2007 en el que Michael Tomasky analiza “cómo deberían hablar los demócratas para ganar las próximas elecciones norteamericanas”.

  

El debate sobre el uso emocional del lenguaje y la comunicación política, está servido.

Disponemos de otro ejemplo, en las II Jornadas sobre comunicación política de Abril 2008 se estableció una mesa de trabajo sobre “La política de las emociones. Nuevas técnicas para captar el voto”. Y aquí en casa, tenemos muchos y variados ejemplos.

Uno de los fines que más legitima políticamente el manejo de las emociones de la ciudadanía es GANAR LAS ELECCIONES. Y en ocasiones el medio es ¡provocar MIEDO!.

Miedo a las catástrofes nucleares, ecológicas, miedo por las drogas, por el sida, por la delincuencia, por la emigración, al terrorismo, al hambre, a las nuevas guerras, al quebranto de la democracia, a la pérdida de las pensiones, a la subida de los precios y de los impuestos….al cambio.

El miedo puede convertirse en el principal instrumento de gobierno. Esta es la idea central de este argumento para el que utilizaré, si se me permite, partes de un pequeño pero extraordinario libro de Carlo Mongardini; “Miedo y Sociedad“. Gobernar con el miedo es una de las formas políticas posibles, especialmente cuando se pierde el consenso que sostiene a la clase política. Simmel incluye el miedo entre las fuerzas psicológicas que mantienen políticamente unido a los hombres.

Desde un punto de vista sociológico, hemos de entender que las emociones están presentes en la vida cotidiana de las personas, y quien es capaz de utilizar la Inteligencia Emocional para transmitir emociones a las masas, tiene poder. Y una sociedad política que crea poder para dominar el miedo, contradice el principio de ciudadanía y establece desigualdades. Es la lógica de someterse al poder conocido y no a otro desconocido. Su origen está en el deseo de seguridad y certeza.

En esta línea el miedo desempeña una importante función porque pueden socializarse y convertirse en un fenómeno masivo. Y reconozcámoslo, la sociedad actual tiene miedo, un miedo que en la modernidad se ha hecho anónimo frente al cual el ciudadano no puede defenderse.

El miedo es tal vez la emoción más primitiva y más incontrolable, constituye un fundamental elemento de los humanos y uno de los componentes de cualquier forma de asociación.

Entra en juego el mecanismo del “CONTAGIO EMOCIONAL”, núcleo de la reveladora obra de Daniel Goleman, “Inteligencia Social”. Es una de las emociones que como seres humanos experimentamos con mayor intensidad. Está siempre latente en nosotros y para soportarlo ponemos en práctica una serie de estrategias. En la vida colectiva el miedo influye en la conducta y en las decisiones, por tanto, el miedo aparece vinculado a la sociedad y produce sociedad, es un elemento imposible de eliminar de la dinámica social.

En nuestra sociedad contemporánea se manifiesta en contextos de enorme densidad por lo que se presta a ser instrumento de control y de gobierno del orden social.

Vemos cómo su evidencia y difusión han convertido a esta negativa emoción en el eje de la política. El dominio y predominio de la fuerza se ha convertido en social y simbólica, y “legitimada” por la ciudadanía.

Las situaciones de miedo son de esencial importancia para las relaciones sociales, de tal manera que el “pactum societatis” aumenta la confianza, por lo que representa lo opuesto al miedo, y eleva el grado de humanidad de lo social.

El origen de la sociedad política está en el miedo, en el deseo de seguridad y certeza y también en la necesidad de organizar una acción colectiva para lograr unos fines determinados.

El miedo se convierte en herramienta de gobierno, es un instrumento preferido de los gobiernos autoritarios, pero en situaciones de crisis o cuando hay que garantizar el orden y la unión de grupo, es cuando el miedo se convierte en manipulación. Aquí tienen su importancia los medios de comunicación por su capacidad de difusión y extensión a la sociedad.

Pero si somos capaces de utilizar nuestra Inteligencia Emocional, no nos dejaremos manipular, seremos “emocionalmente racionales”, y nuestro voto no será producto del miedo, sabremos apelar a nuestras estrategias mentales para contrarrestar el contagio emocional “miedoso”.

Os invito a prestar atención a partir de este momento a los mensajes “electorales”, y dada la situación política, económica y social actual, ¿cuántos apelarán al miedo?, ¿cómo se utilizará la Inteligencia Emocional?.

 

“La libertad no es sólo poder elegir, sino sentirse libre. Elegir es decidir, discernir. Ser libre es ante todo sentirse libre de TEMORES; miedo ala vida, a la muerte, al sufrimiento, al fracaso, al amor, a UNO MISMO” (José Clisson Aldama)

3 pensamientos sobre “Política y miedo

  1. elena

    Tienes razón. Y hoy más que nunca estamos envueltos en un estado permanente de cambio, de incertidumbre y de miedo. Por ello, los líderes políticos y los medios de comunicación campan a sus anchas y por ello hoy somos más esclavos de lo que nunca hemos sido. Vivimos en universos, jaulas, de cemento y cristal, y consumimos como cerdos buscando aquello que hemos perdido: la libertad.

    Hoy más que nunca, es necesaria la inteligencia emocional, por que es lo único que nos hará libres, y lo único que nadie nos podrá quitar: el conocimiento de nosotros mismos y la libertad de pensar, sentir y actuar.

    Opino que no se le da demasiada importancia a nivel escolar ni familiar y, sin embargo, es uno de los aprendizajes que más nos capacitan. ¿Qué clase de ciudadano es aquel que se deja dominar por el miedo que le imposibilita para elegir y actuar?

  2. Yorelis Acosta

    Quisiera hacer contacto con el autor de este articulo, entiendo que es Javier Bárez, el tam me interesa y lo vengo estudiando desde la psicología social.
    Por fis, me podrá contactar por el correo

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