Inteligencia emocional

La pescadilla que se muerde la cola

Los documentales de fauna salvaje tienen un encanto innato por sus parajes bucólicos y su capacidad de arrullarnos en las horas inmediatamente posteriores a la comida, pero pocas veces nos paramos a observarlos con detenimiento como fuente de conocimiento sobre la naturaleza humana. Decimos que el resto de animales están por encima del bien y del mal ya que sus actuaciones de depredación o protección del grupo cumplen funciones de supervivencia difícilmente refutables.

En los mamíferos, por ejemplo, a las emociones más básicas de adaptación como las que dan como resultado las respuestas de lucha o huída, se suman otras que nos han permitido formar vínculos, manadas, grupos o familias en definitiva. Ésta ha sido la ventaja evolutiva con respecto a otras familias de animales. En el ser humano estas emociones se convierten en sentimientos cuando somos capaces de añadirles reflexión, cuando pensamos sobre lo que sentimos y valoramos, analizamos y decidimos no sólo en función de lo que nos pide el cuerpo, sino en función de creencias, expectativas, etc.

Este proceso es de gran importancia en el proceso emocional; ya que la respuesta emocional es pura adaptación a una situación real (en órdenes superiores, no necesitamos sufrirla, con imaginarla es suficiente), necesitamos valorar y analizar las situaciones en fundón de nuestras necesidades más o menos primarias y nuestros intereses. Sólo con este proceso las situaciones tienen un sentido para nosotros y podemos reaccionar para darle respuesta. Por ejemplo, la ruptura de pareja para unas personas puede chocar con creencias aprendidas como “si me deja es que no he sido suficientemente bueno”, lo que nos llevaría a una profunda tristeza, o para otras puede suponer un alivio ya que “tomar estas decisiones es para mí demasiado desagradable”. El hecho, no tiene sentido hasta que nosotros se lo damos, obviamente con nuestra historia y aprendizajes anteriores. Las dos personas del ejemplo tienen antecedentes diferentes y llegaron a conclusiones distintas cuando les pasó algo similar por primera vez. A partir de entonces, sólo les quedó seguir confirmando la primera conclusión o refutarla. En cierta medida, nosotros ponemos los ingredientes necesarios para la detonación…Aunque la chispa venga de fuera.

¿cómo se puede romper el ciclo de emociones desagradables y desadaptativas si me doy cuenta de que algo no está yendo bien?

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