Inteligencia emocional

Cuando cambiar no es suficiente.

¡Cuánto esfuerzo! ¡cuánto desgaste! ¡cuántos intentos! Cuánta energía dispuesta para dejar de ser como éramos , dejar de hacer como hacíamos en aquél tiempo pasado en el que estábamos perdidos, en el que el mero hecho de darse cuenta ya era bastante, cuando hacíamos mal las cosas.

Mirar hacia atrás en las películas sirve para entender parte de lo que sucede en el presente, con un fundido en blanco o en negro en el peor de los casos. Allá entendemos por qué su personaje, el de ella, está tan dolido, tan legítimamente dolido y receloso. Al ver el flashback entendemos cuán perdido estaba él cuando le negaba su amor y al volver al presente, de nuevo con un fundido, o en el peor de los casos a puro y crudo corte, sin transición, sin tiempo, parece que la escena toma sentido: entendemos por fin por qué cada personaje lucha íntimamente por la supervivencia, por su bienestar, por evitar o conseguir. El director a veces es clemente e incorpora una brizna de duda en un silencio o un momento de contacto, antes de devolver a ambos personajes al cliché descrito para ellos, sin poder desviarse ni un milímetro.

A veces parece que las relaciones que tenemos , la forma en que nos acercamos a los demás y cómo ellos nos reciban se escapa netamente a nuestra voluntad, a nuestra intención. En esas ocasiones hoy no significa nada y sólo el recuerdo fijado de aquella ocasión… o de tantas. Para quienes nos acompañan, a veces, simplemente ha sido demasiado.

Es cierto que las emociones, especialmente si son negativas, desagradables y desafiantes, hacen que los estímulos que las provocan se graben a fuego en las conexiones sinápticas y nos predisponen a recordarlos con el mismo significado que cuando fueron amenazantes. Es normal, es importante recordar lo que nos ha hecho sufrir o el aspecto de quien nos ha agredido. Para el cerebro es algo tan importante…

En esos momentos no basta con mirar hacia atrás y reconocer los errores, no basta con observar el largo y duro camino hasta hoy desde aquel día que salimos de quien no queríamos ser y nos encaminamos hacia el incierto deseo de hacer de otra manera.

Sólo a veces, cuando el director de la película tiene suficiente esperanza, en ese momento abre el plano y nos deja ver que alguien ha caminado cerca de nosotros y ha tenido que tragar demasiado polvo de nuestros pasos. Sólo entonces, podemos acercarnos y pedir disculpas y aceptar, que con cambiar no es suficiente.

¿Qué pasará antes del The End?

4 pensamientos sobre “Cuando cambiar no es suficiente.

  1. Arantza Echaniz

    Igor, al leer tus palabras me viene a la cabeza situaciones cotidianas que vivo en la educación de mis hijos. Hay muchos momentos en los que hechos que me sacan de quicio me devuelven unos cuantos años atrás y me veo a mí misma haciendo lo que a ellos les reprocho. Y, además, están las vanas promesas de cambio, que por experiencia sé que no se producirán. ¿Qué pasará antes del The End? Que se repetirá una y mil veces la misma situación.

  2. Ainhoa

    Cuando el amable director abre plano, vemos esa persona que ha tragado polvo al lado de nuestro culpable protagonista.
    Es el momento en que empieza a enseñarse a través de flashbacks la historia de la otra persona, del otro.
    Aún focalizando en las vivencias de ese Otro el observador no puede evitar abrir el plano mental y darse cuenta de que nuestro culpable protagonista no está en el centro del huracán, sino que vive en una red de pequeños huracanes, cada uno con sus voluntades, sus decisiones, sus cambios, sus mejoras…
    Deberíamos trabajar en el guión pero yo incluiría un punto de giro en el que el protagonista, que desesperadamente intenta no dañar al Otro, se hace consciente de la plasticidad de las relaciones. Propongo para ese punto de giro que el Otro pierda la memoria y el protagonista pueda partir de cero en la relación. Una segunda oportunidad.
    Ahora tenemos un protagonista que es consciente de que sus reacciones pueden ser diferentes, que desea decidir qué conexiones sinápticas se quedan grabadas a fuego y con un Otro que le mira como el primer día.
    ¿Qué querrá hacer nuestro protagonista?

  3. Ígor-autor

    Es más que probable que nuestro protagonista, dadas sus características y siguiendo la lógica de la historia hasta el momento, que no repitiéndola, adopte ese término tan apropiado y esperanzador como es la plasticidad que cita Ainhoa. Quién sabe si los elementos resistirán lo suficiente la torsión de lo nuevo.

  4. pello

    La agresión tiene muy mala fama, los malos de la película casi siempre son agresivos. Pero es, muchas veces, gracias a esa energía desbordante y, posiblemente, fuera de control del malo que el bueno tiene que moverse de su posición de bueno y reconocerse un poco malo. Quizás el bueno vea menos malo al malo porque empieza a entenderlo. Incluso descubramos al final de la peli que el malo no lo era tanto, y que lo hemos catalogado así por decir cosas desagradables, que no falsas, de forma agresiva, a lo cual no estamos acostumbrados. Ésta no es más que una posible película, claro. El bueno podría haber pasado a convertirse en víctima para sí mismo para el resto de su vida, y convertirse en agresor de quien no le reconozca ese papel. Otra película. La voluntad de no agredir porque crea dolor, puede llevarnos a reprimir una violencia necesaria para la evolución saludable de una relación. También nos puede llevar a negar la agresividad que ejercemos, “porque es malo” y uno quiere ser el bueno, como en las películas. Vivir la agresividad con más naturalidad, la inestabilidad como un estado de cosas, y la alerta como necesaria nos pude cambiar la película. A mi por lo menos. En todo caso, la supervivencia que menciona Igor, y no la voluntad, creo que es lo que fija dentro de uno cuál es la experiencia que es prioritario vivir. Para algunos extremar la agresividad será su leit motiv sin nunca cuestionarla. Un encuentro con alguien así se considera difícil, pero quizás sea lo que necesite quien lo experimente; ya sea para desempolvar la ira el que no la utilice habitualmente, para descubrir cierto calma el agresivo o para radicalizar cada uno sus posiciones… Son sólo algunas posibilidades. Y desde mi punto de vista todas aceptables. No todos hemos venido a la vida para lo mismo, aunque no entiendo por qué carajo.

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