Inteligencia emocional

Placer y dolor, alegrías y penas

Antes de comenzar este post, y como continuación a los anteriores, me gustaría comentarles algo. Muchos de estos escritos son el resultado de la lectura, estudio y resumen de libros y capítulos de libros de importantes científicos. En sentido estricto, debería poner en cursiva todo aquello que sea extraído literalmente de dichos escritos pero dado lo farragoso de este trabajo propongo que me disculpen con amabilidad de dicha tarea. Al final de cada post incluyo la cita bibliográfica completa señalando las páginas de donde he sacado la información. No pretendo, ni mucho menos, adjudicarme los conocimientos de otros, pero si creo conveniente e importante la tarea de divulgación aconsejando, siempre, la compra y lectura de los libros referenciados. Con este comentario, y después de agradecerles su comprensión y generosidad, paso a la escritura propiamente del post… muchas gracias.

Partimos de la base de que los sentimientos son una idea de cómo está nuestro organismo.

Los sentimientos se originan a partir de la presentación de un estímulo emocionalmente competente y su evaluación dentro del contexto específico donde se produce lo que conduce a la reacción emocional, a la elección y ejecución de un patrón preexistente de respuesta. Esta respuesta, que se produce principalmente en el objeto del sentimiento, es decir, en el propio cuerpo, genera una serie de mapas mentales diferenciales que junto con los pensamientos asociados y la forma de procesar estas dos realidades nos producen distintos sentimientos como pueden ser los de alegría o pena, dos sentimientos que engarzan con dos de nuestras orientaciones vitales principales: el dolor y el placer.

Los mapas de alegría implican estados de equilibrio para el cuerpo. Implican una coordinación óptima del organismo y están alineados no solo con la supervivencia sino también con el bienestar. Además, están relacionados con una mayor facilidad de pensamiento y de acción, de actuar con una mayor libertad, con una mayor creatividad. Estos mapas pueden ser tanto reales o presentarse como si ocurrieran de verdad, es decir, inducidos. Es evidente la gran proliferación de drogas que se han creado para producir estados de placer, pero estos estado son artificiales y en ningún caso son sostenibles biológicamente, es más, son un avance del empeoramiento del estado del cuerpo.

En cuanto a los sentimientos de pena, de tristeza, los mapas son normalmente reales, es decir, señalan el estado real del organismo ya que normalmente no se consumen drogas para inducir estados de tristeza, depresión o dolor. Estos estado, los relacionados con la pena, como son la angustia, el miedo, la culpabilidad o la desesperación, implican un estado corporal de menor perfección y disminuye el poder y la libertad de actuación, quedando disminuida la tendencia a la supervivencia, como ocurre en el caso extremo del suicidio.

En el caso del miedo, esta situación puede resultar beneficiosa siempre y cuando el miedo sea justificado y no sea una fobia. No obstante, otros sentimientos como la ira o la tristeza, aún siendo valiosos en determinadas circunstancias, pueden empezar a ser desadaptativas. Muestra de ellos son muchas circunstancias sociales en la que la ira impide el bienestar y la consecución de objetivos o situaciones de tristeza que a la larga acaban en depresión.

Lo que parece evidente es que los sentimientos son los centinelas del cuerpo y nos muestran las concordancias o disonancias que se producen en el mismo para conseguir estados óptimos de supervivencia y bienestar.

Cómo, después de todo lo expuesto, no vamos a prestar atención a esa información que nos indica cómo va nuestro sistema vital, como va nuestro estado de supervivencia óptimo. Cómo no nos vamos a preocupar de gestionar toda esa información para poder vivir mejor y ser más felices… pero…

¿Lo hacemos realmente? ¿Somos conscientes de la importancia que para nuestro mejor funcionamiento vital tiene nuestros sentimientos? ¿No será contraproducente tanta atención a los mismo? Fuente:

Un pensamiento sobre “Placer y dolor, alegrías y penas

  1. Edu J.

    Creo sinceramente que es totalmente necesaria esa atención hacia nuestros sentimientos de la que hablas en el post, Rogelio. El problema es que bien sea por unos motivos o por otros, lo cierto es que no somos conscientes de la enorme importancia que juegan los sentimientos en nuestra vida, la cual parece no dejarnos ni un solo segundo de reflexión ante este incesante y frenetico ritmo que llevamos.

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