Inteligencia emocional

¿Qué está pasando en el sector servicios? II

Como les decía en el post anterior, me considero un vendedor, aunque en la actualidad, por razones de trabajo, actúo más de consumidor… y lo que percibo y siento cuando actúo como tal no me gusta.

Siento, cuando entro en un comercio, la desidia de los vendedores, su falta de simpatía, su falta de cordialidad. No prestan atención a las personas que entramos en sus establecimientos y, lejos de tener una sonrisa de bienvenida en el semblante, nos reciben muchas veces dando una vuelta al chicle que tienen en la boca, te retiran la mirada para volver a sus ocupaciones, que suele ser hablar por teléfono o con el compañero de trabajo.

Con este sentimiento desagradable de no ser reconocido no ya como cliente, sino tan siquiera como persona, es como continúa el proceso de compra, porque el de venta ¡claro! brilla por su ausencia. Después de buscar por la tienda lo que necesitamos, lo que nos gusta, puede venir el problema de tener que preguntar algo y, ¡claro!, como no se ha establecido una relación, da hasta miedo el acudir al vendedor para pedir una talla, otro color o tan siquiera otra posibilidad de compra, obteniendo normalmente como repuesta “todo lo que tenemos está ahí” o un escueto “no hay”… y vuelta a la conversación telefónica, a la botella de agua o al chicle.

Lo peor de todo es que esta situación, expuesta a modo de caricatura, la he encontrado en muchos sectores de actividad que implican atención directa al cliente, tanto en comercios cuyos artículos son considerados como de lujo como en los “económicos”, en tiendas, en restaurantes, en aerolíneas, ¡en la administración!… y también en muchos países… ¿No creen que deberíamos hacer algo?

Y esta pregunta la lanzo ya que este sector, el de servicios, es vital para la economía de los pueblos y territorios. Porque muchas veces vemos grandes gastos en publicidad intentando vender las excelencias de nuestros pueblos y países para que luego, cuando las personas acudimos a dichos territorios, nos encontremos en nuestras transacciones comerciales con este recibimiento anunciado lo que despierta una emocionalidad negativa que no creo que contribuya a la buena imagen de la ciudad, del país donde o diantre nos encontremos y, sobre todo, no creo que sea beneficioso ni para su economía ni para el bienestar de quienes prestan y reciben el servicio.

Puede que todo este problema esté causado por la devaluación de trabajo de atención al cliente o de venta, puede que las condiciones laborales y económicas en las que desempeñan su trabajo muchas de estas personas no sean las adecuadas, puede que las nueva tipología de venta, de horarios e incluso de clientes no sean las óptimas… pero algo debemos hacer para que mejoren, tanto esas condiciones como, lo que es más importante, la satisfacción del cliente.

Para lograr esto, creo que las administraciones públicas, las cámaras de comercio, las asociaciones de comerciantes, universidades, consultoras incluso los sindicatos y asociaciones de empresarios tienen que hacer algo, tienen que abordar este problema. La formación de los trabajadores, el reconocimiento de su trabajo, la perspectiva del cliente, de la empresa, en definitiva, el devolver el orgullo por ejercer el trabajo de vendedor es algo que se hace necesario tanto para el desarrollo económico territorial, como de la imagen de ese territorio y, sobre todo, para el bienestar emocional de las personas que en él viven y que lo visitan. La idea de un territorio emocionalmente inteligente nunca estará completa sin la intervención, mediante la formación y desarrollo de competencias socio-emocionales, en el sector servicios. ¡Animo para aquellos que tiene esta posibilidad de mejora en sus manos!

Y no quiero terminar este post sin agradecer y reconocer a todos aquellos vendedores que tienen a orgullo su trabajo, que lo realizan con excelencia y disfrutando de ello y que, aunque este post no ha estado dedicado a ellos, sí que lo ha sido par “los otros”. Decirles que es un auténtico placer ser su cliente y que le alegran a uno el día. ¡Gracias a todos y a todas!

Y con esto termino… me gustaría, como siempre saber su opinión al respecto…
¿Han vivido alguno de ustedes situaciones parecidas?¿Cómo se han sentido? ¿Consideran que debe hacerse algo al respecto?¿Qué podríamos hacer?

3 pensamientos sobre “¿Qué está pasando en el sector servicios? II

  1. Arantza Echaniz

    Rogelio. Me gustó mucho el post anterior y me gusta este. En mi opinión, el fenómeno que tú relatas tiene que ver con la falta de sentido y de vocación en el trabajo. Sí yo encuentro sentido a mi trabajo, me siento orgullosa de él, comprendo la aportación que hace a la sociedad y a mi proyecto de vida no caben la desidia y el “hacer por hacer”

  2. Edu J.

    Me han gustado mucho tus dos últimos posts por la sinceridad y la cercania de tus palabras, Rogelio. Creo que has dado completamente en el clavo, puesto que en tus líneas se ve claramente reflejado el panorama real de un sector en el cual el cambio está llamando a la puerta desde hace ya algún tiempo. ¡Muchas gracias por compartir todo esto con nosotros!

  3. jose ramon arregui

    Bueno mi impresión es que tampoco tenemos que hacer “una experiencia maravilllosa de las compras” que es lo que algunas personas quieren….comprar es comprar, es lo que es, se ha de comprar lo necesario y no esperar “una experiencia” que es lo que las marcas desean que sintamos.

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