Inteligencia emocional

Construir un hogar con ladrillos emocionales

Navegar sin naufragar por el mundo de las emociones requiere una brújula. Porque no basta con amar: hay que amar de forma incondicional. No basta con escuchar: hay que escuchar atentamente. No basta con llorar: hay que aprender a superar el dolor. No basta con intentar resolver los problemas de quienes amamos: hay que ayudarles a responsabilizarse y a sobreponerse a los obstáculos” (p. 15)
Todos los comportamientos no son aceptables, pero todas las emociones y los deseos lo son” (p.41)
Punset, Elsa (2008): Brújula para navegantes emocionales. Madrid: Aguilar

En estas líneas voy a compartir algunos de los aprendizajes que he obtenido de la lectura del libro de Elsa Punset, que me parecen básicos para la educación en el ámbito familiar.

Construir un hogar exige mucho más que los ladrillos, telas, materiales y muebles que tanto tiempo dedicamos a escoger. La clave del éxito de un hogar está en construir con buenos ladrillos emocionales, que nunca son fruto del azar y que no siempre conocemos ni manejamos.

En la adolescencia te pasas mucho tiempo diciendo que tal y tal cosa nunca las harás cuando tengas tu casa y tu familia. Y cuando llega el momento te ves repitiendo una y otra vez aquellas conductas que tanto rechazabas, junto con otras que veías como positivas. Hemos heredado patrones emocionales de nuestros progenitores, que tenían su sentido y explicación en unas circunstancias y en unas personas que no somos nosotros. Debemos “aprender a desaprender” dichos patrones y es posible porque, como demuestra la ciencia, la plasticidad del cerebro es muy grande. De esta manera podemos recuperar nuestra propia brújula emocional. Y lo podemos hacer a cualquier edad.

Una base esencial para las relaciones humanas, y más en el caso de adultos-niños, es la autenticidad por dos razones fundamentales:

  • Porque ellos perciben a los demás de forma directa e intuitiva, ya que todavía no han aprendido a comunicarse desde el disimulo y la desconfianza.
  • Porque aprenden por imitación, consciente o inconsciente. Siempre me han hecho mucha gracia frases como: “cuando seas padre comerás huevos” o “haz lo que digo, no lo que hago”.

En la familia debemos educar en la solidaridad, tanto hacia dentro como hacia fuera de la misma. Los niños necesitan saber que los adultos se preocupan por ellos y por lo demás, y esto es algo que también se aprende por el ejemplo. Yo tengo grabado a fuego cientos de gestos que he visto en mi casa, ayudas desinteresadas y no siempre correspondidas.

Y siempre debemos tener presentes los obstáculos que dificultan la convivencia y la educación y cuyos efectos pueden ser muy dañinos y duraderos. A veces tenemos expectativas sobre el otro que no nos dejan ver quién es en realidad. También debemos tener cuidado de no humillar con burlas o comentarios aparentemente inofensivos. Debemos evitar las etiquetas, tanto negativas (“es que es muy torpe“) como las supuestamente positivas (“es siempre tan formal“), ya que dan una imagen rígida de la persona. Las comparaciones siempre son negativas y perjudiciales. ¡Cuántas veces comparamos a un hijo con otro, o con un primo, o con un compañero…! Y tampoco podemos olvidar que las críticas constantes debilitan el esfuerzo de las personas. El esfuerzo merece respeto y apoyo.

Teniendo en cuenta lo mencionado anteriormente podremos construir desde una base sólida unas relaciones sanas y de apoyo y crecimiento.

¿Y usted cómo construye su hogar?

6 pensamientos sobre “Construir un hogar con ladrillos emocionales

  1. Miriam Molinar

    Querida Aran:

    Disfrute la lectura de este artículo, que nos recuerda la importancia del ejemplo en la educación de los hijos.

    ¡Gracias!

    Miriam

  2. Rogelio Fernández

    Otra pregunta podría ser cómo han construido nuestro hogar. A veces estos ladrillos emocionales están construidos de puro barro y otras veces marcan un hueco en el armazón de “nuestra casa”. Es entonces, desde la edad adulta, donde debemos ir cementando y arreglando aquello que en su momento no se construyó bien y estar contentos de poder hacerlo.
    Arantza, como siempre, un placer leerte.

  3. Fco. Javier Bárez

    Querida Arantza:
    Una gran aportación la tuya. Nos recuerdas que la EDUCACIÓN es una cuidada y larga construcción; para la que, en un principio, no se entregan planos.
    Cada familia, cada padre y madre elige, un poco al azar y un poco por lo que les enseñaron, los diferentes materiales y ladrillos para ir levantando la construccuión de su hogar.
    Y vaya si hay variedad de ladrillos; macizos,huecos aplantillados,caravista, refractario, artesanal. En fin, siguiendo con tu metáfora emocional, cada modelo de ladrillo puede ser una competencia emocional y si añadimos mortero de cemento (AMOR) que los una, ya tenemos el “edificio”. Pero el problema estriba en que no somos “albañiles de la emoción”, debemos ir aprendiendo en el proceso y se hace tan largo……
    Un abrazo. Javi

  4. Edu J.

    ¡Me ha encantado tu post Arantza! Intentaré ponerlo en practica tanto en la actulidad como en un futuro ya no tan lejano. ¡¡Muchas gracias por todo!!

  5. Esteliux garduño

    Estoy encantada por lo que escribiste Javi precisamente voy a dar una clase del valor del amor. Dónde tengo que hablar de la construcción de una casa con el valor del amor y me gustó mucho tu metáfora emocional

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