Inteligencia emocional

Adolescentes Violentos

Hace menos de una semana tuve al oportunidad de compartir un curso de formación en Psicoterapia Integrativa con una profesional de la psicología que había pasado muchos años desempeñando sus funciones en un entorno peculiar. Era la psicoterapeuta encargada de trabajar con familias cuyo miembro en edad adolescente había agredido a sus propios padres. La familia cursaba una denuncia, y el juez dictaminaba la necesidad de recibir terapia a todo el sistema familiar.

Lo cierto es que este tipo de denuncias han aumentado en los últimos dos años en territorio español (4.000 en 2008) y el fenómeno no es nada sencillo de analizar. Lejos de tratar de ser alarmista, capta mi atención lo extraño del fenómeno, lo incomprensible y aparentemente carente de sentido que resulta este comportamiento.  Desde mi marco de referencia de trabajo y mi concepción de la psicopatología, cualquier persona, por su propia naturaleza, y en ausencia de daño neurológico, hace lo que hace por alguna razón; las conductas siempre tienen un objetivo. Por esta razón trato de entender las circunstancias que han llevado a estos chavales (en su mayoría varones) a volverse contra sus progenitores y ejercer la violencia sobre ellos. Trato de imaginar el grado de amenaza, de frustración o confusión que hace que una persona opte por la violencia y trato de contextualizarlo en el entorno familiar.

Lo que me encuentro al contrastar con la profesional que os presentaba al principio de este post, es que los adolescentes provienen en su mayoría de estratos sociales con una renta media, y en su historia familiar no hay hechos aparentemente traumáticos, ni han presenciado violencia en casa. ¿No es extraño? Cualquiera podría esperar este comportamiento en personas que han sufrido la deprivación, la negligencia o el abuso. Sin embargo esta realidad es diferente.

Los padres de estos adolescentes dicen no comprender nada, relatan haberles dado lo que necesitaban y querían “se lo hemos dado todo”, haber tratado de ser sus amigos, compartir sus dudas, preocupaciones, inquietudes con ellos. Entonces, aparece la pregunta del millón: ¿cuando os acercáis habitualmente a él como sus amigos, quiénes son sus padres? Parece una pregunta extraña, pero tiene sentido que el resultado de una relación construida en esos términos deje al adolescente huérfano, sin referencia, confuso, y al final, sólo y enfadado.

El miedo (y digo bien: miedo) a la frustración, a “traumatizarles” lleva a algunas familias a tratar de acercarse lo más posible a sus hijos adolescentes, porque parecen mayores, quieren ser mayores. Con su lenguaje, con sus propias coordenadas, se equilibra la relación antes de tiempo y los padres deciden que ser amigos de sus hijos es la forma de que ellos se sientan mejor, más acompañados. Y nada más lejos de la realidad.

Los roles parentales tienen la función de guiar y proteger hasta que el individuo sea suficientemente autónomo (lo cual realmente parece que no llega nunca). Y los límites son la primera manera de proteger. Invito a los lectores a revisar los posts relacionados con este tema.

¿qué nos da tanto miedo al decir “No”?

Un pensamiento sobre “Adolescentes Violentos

  1. Monica Perez

    A mi también me preocupa la violencia juvenil. Casos como el de Marta del Castillo, cuyo asesino tiene un club de fans que le envía cartas de apoyo a la cárcel es tremendo. Algo está pasando en la sociedad y es necesario hacer una reflexión sobre el tema de manera urgente.

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