Inteligencia emocional

Sobre el Aprendizaje Emocional

Aunque ya llevo leídos unos cuantos libros sobre Inteligencia Emocional redactados por expertos, lo poco o mucho que pueda saber sobre el tema o, lo que es más importante, lo poco o mucho que haya experimentado o podido experimentar emocionalmente, deviene principalmente de mis relaciones con los demás: hijos, pareja, amigos, compañeros, conocidos y desconocidos, … Son las relaciones con los otros las que han ido construyendo a lo largo del tiempo, y lo siguen haciendo, mi complejo emocional. Es en “relación con”, en “compañía de”  – no podía ser de otra manera – que he podido sentir amor, alegría, compasión, vergüenza o admiración.  Así como no se puede aprender a andar en bicicleta leyendo tratados sobre el tema, tampoco podemos adquirir conocimiento y control emocionales leyendo toda esa caterva de textos que en los últimos años se han publicado, salvando, como siempre, ciertas excepciones.

Y además de las relaciones sociales como fuente de vivencia y auto-conocimiento emocional, han sido, por otra parte, los escritores y los filósofos reconocidos los que con sus escritos y pensamientos más me han abierto a la reflexión e incluso a la experimentación de las emociones; quizás porque pocos como ellos han sabido adentrarse en los recovecos del alma humana.

En torno a la felicidad, por ejemplo, sobre la que tanto se ha escrito precisamente en este blog (posibilidad o imposibilidad de alcanzarla, formas de llegar a conseguirla, etc.),  me han hecho reflexionar unos minutos las siguientes palabras del escritor francés André Maurois:   “El secreto de mi felicidad es tratar las catástrofes como molestias y no las molestias como catástrofes”

En efecto, gran parte de los sentimientos de ansiedad y malestar  que nos acucian y que muchas veces terminan  por  cronificarse en nuestro interior se generan debido a la sobreestimación de las molestias que nos acontecen en la vida cotidiana. En una época de narcisismo e individualismo exacerbados, cualquier contratiempo, cualquier deseo que no sea satisfecho de inmediato, cualquier objetivo perseguido y no conseguido, tiende a desencadenarnos una frustración que hace que nos sintamos infelices, desgraciados o depresivos. Y la felicidad no reside en la ausencia de problemas o contratiempos. La ausencia de problemas sólo se encuentra en el vacío, en la no vida.  Además, creo que la persecución de la felicidad como algo que se puede alcanzar en función de la posesión de un bien, una característica o el cumplimiento de un deseo es simplemente una falacia. Porque quizás, como dijo Confucio: “Solo puede ser feliz siempre el que sepa ser feliz con todo.”

¿Usted qué opina al respecto?

3 pensamientos sobre “Sobre el Aprendizaje Emocional

  1. Pingback: jolaus

  2. Julia Carrasco

    Hola,
    Gracias por exponer tus experiencias y reflexiones, es algo ” vivido” y eso ya tiene valor en sí mismo, la experiencia directa es lo que nos hace aprender.
    ¿Qué es la felicidad?, creo que Confucio está muy acertado, una mente que no desee ni rechace nada, estará feliz………o por lo menos en paz, que no es poco.

    julia

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