Inteligencia emocional

La fuerza del contacto físico

A estas alturas está totalmente probado el valor especial que, a nivel afectivo proporciona el contacto físico entre las personas, animales, etc. No se trata de emitir un alegato al contacto físico porque sí, sino que reflexionemos acerca del valor que adquiere en determinados momentos, y por ello lo tengamos en cuenta también en nuestra vida diaria con las personas más cercanas. Ciertamente, hay momentos en los que ese contacto se da más bien por inercia o formalismo; dejamos para otra ocasión la validez o importancia de estos casos, y centrémonos en ese contacto físico real, sentido y dirigido.

Observemos unos segundos con atención la imagen que se presenta. Hay quien puede pensar que se trata de una imagen “manipulada”, bien gráficamente, o porque alguien haya movido el brazo de uno de los bebés, pero no, es real. Sucedió en un centro hospitalario de Masachussets, donde tras el parto de dos gemelas con 12 semanas de antelación, una de ellas, pesando 910 gms, presentaba dificultades cardiorrespiratorias y de oxigenación en sangre –la de la izquierda-. Con el paso de los días, mientras su hermana se recuperaba bien, la pequeña Brielle entró en fase crítica: apenas ganaba peso y presentaba taquicardia y jadeo al respirar. La enfermera que las asistía hizo lo que pudo por estabilizarla: aumentó el oxígeno, despejó sus vías respiratorias… pero el fallecimiento parecía inminente. En ese momento, pasándose por alto las normas hospitalarias, la enfermera  juntó en la misma incubadora a ambas gemelas. A partir de ese re-encuentro, una vez cerrado el cubículo y reunidas ambas gemelas, la hermana recién llegada se acurrucó frente a Brielle, quien en minutos comenzó a calmarse, se incrementó su oxigenación en sangre, y mientras ambas dormían, al rato pudo verse cómo el bebé que evolucionaba positivamente, el más fuerte diríamos, pasó espontáneamente su brazo por el cuello de su hermana en crisis, tranquilizándose e iniciándose la recuperación.

Asombrosa y emocionante historia, la verdad; si hiciéramos honor a nuestra frecuente necesidad de comprender lo sucedido, de hallar un razonamiento o explicación científica, habitualmente se recurre a esa especie de magia que se crea entre los hermanos gemelos, en el sentido de que hay vivencias compartidas, como si uno viviera también a través del otro.

Me atrevería a decir que esa fuerza del contacto físico va más allá de esa magia; es un lenguaje universal que, en determinados momentos fácilmente puede sustituir al lenguaje verbal; incluso ser más válido que unas palabras emitidas con buena intención pero que no son recibidas por quien las escucha. Mucho se ha comentado acerca de los parcos hábitos afectuosos y de contacto físico de quienes poblamos “el norte”. Se  considera que somos más secos -¿Qué quién?, podríamos decir-, que “aquí nos tocamos poco”. El tema es más profundo que el hecho mismo de tocarse, es decir, no por tocarnos más seremos más afectuosos ni viceversa. Pero sí subrayar que esa mirada dirigida a los ojos de alguien, confirmando que ha llegado y ha sido recibida, por unos segundos aunque sea; esa mano que sujetamos entre las nuestras mientras nos despedimos de esa persona que tanto apreciamos, no como apretón formal, sino como un contacto dirigido a esa persona, en ese momento; ese apretón cariñoso en el brazo que  podemos dirigir a alguien con quien nos alegramos al encontrarnos … Cuando son sinceros, siendo conscientes de lo que estamos haciendo, cómo lo hacemos, y transmitiéndolo de tal manera, esos sí que llegan y nos alimentan. No se trata, decía, de ir tocándonos por tocar, pero sí que tengamos en cuenta la importancia y valor de un contacto agradable y que estamos confirmando que así es. Y si, cuando es dirigido a  nosotros, nos gusta, ¡también a los demás! Eso sí, a quién le sea de agrado.

Una anécdota o curiosidad para acabar: ¿a que resulta curioso el nivel de intimidad y confidencia o complicidad que se crea en una peluquería mientras lavan o masajean la cabeza, o mientras aplican el brussing? Lo mismo casi que cuando nos dan un masaje. En mi opinión está relacionado con el hecho de que nos toquen –con cariño y cuidado claro-, y que ello nos hace más abiertos o expresivos.

¿Creéis que parte de las relaciones afectivas más cercanas podrían mejorar con el contacto físico?¿Habéis experimentado algo semejante?

4 pensamientos sobre “La fuerza del contacto físico

  1. Pingback: El guía de vidas

  2. Shalafi

    Saludos a todos los lectores.

    Muy interesante el tema que propones. Yo soy un acérrimo defensor de la importancia del contacto físico como método de expresión de cariño. Soy y habito en el sur, en Andalucía, donde el contacto físico es algo muy pronunciado y reiterado (al hilo de tu comentario sobre los “norteños”). Sin embargo, yo no diría que el contacto en el sur es de tipo fraternal, sino más bien proviene de la tradición, de lo aprendido de nuestros padres y de la gente que nos rodea.

    El contacto físico no tiene por qué ser bueno per se. Como bien comentas, un contacto frío, calculado o por compromiso no transmite las sensaciones del otro tipo de contacto, el que damos para expresar algo. En el sur se da el primer tipo de contacto, vacío en la mayor parte de los casos y “lascivo” en el resto, si me permite la expresión, por nuestra “sangre caliente” (que considero un eufemismo de “facilmente excitables”). Ese tipo de contacto es casi siempre desagradable para el receptor.

    En mi círculo de amistades les llama bastante la atención que yo saludo a mis amigos de verdad, a mis queridos, con un abrazo y un beso (soy varón y no hago distinción de sexos respecto a esto). Les resulta un poco chocante que abrace y bese a otros hombres, sin embargo lo hago por todo lo que comentas en tu entrada. Es una forma de expresión no oral en la que demuestro mi afecto por ellos. Al resto de personas por las que no siento especial afecto, les doy la mano como cualquier otro.

    Actualmente sufro la ausencia de ese necesario contacto de afecto. Mi pareja vive en Madrid y paso largas temporadas sin un abrazo del tipo que sólo tu pareja puede darte. Afecta al ánimo. Uno se vuelve huraño, irascible, malhumorado… El ser humano es un ser social y sólo puede desarrollarse en la sociedad, rodeado de otros congéneres con sus mismas inquietudes.

    También sería bueno mencionar los múltiples estudios que demuestran lo necesario del contacto físico hacia los niños. Es bien sabido que los bebes y los niños necesitan mucho contacto físico, que les hace desarrollar su inteligencia emocional, sentirse queridos y formando parte de una comunidad.

    Saludos a todos

  3. Karmele Gurrutxaga

    Hola:

    Gracias por responder y participar. Tal y como decías, por lo general no mantenemos un contacto físico especial, sino es en el contexto íntimo de pareja. Pero ciertamente, resulta enriquecedor para nuestro desarrollo afectivo.

    Saludos cordiales, Karmele

    @Shalafi

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Confianza online