Inteligencia emocional

De ilusiones y fantasías

Asistimos estas últimas semanas a curiosos fenómenos socio-emocionales de origen deportivo o futbolero, cuando menos sorprendentes. En función de la ubicación geográfica, es posible que quien lea estas líneas, piense en el mundial de fútbol; o quien nos lea desde Gipuzkoa, o nuestra querida Euskadi, piense en la Real … Y es que tanto si somos aficionados de este deporte o no, seguidores de este equipo o  no, tanto de la provincia como de las colindantes, … se ha creado un sentir general de gran intensidad: algo así un aluvión de solidaridad, apoyo e ilusión por el ascenso de la Real… de dimensiones difíciles de crear semanas atrás.

Y tratándose de situaciones totalmente diferentes, tenemos delante también el campeonato mundial de fútbol, me atrevería a decir que parece haberse gestado otra campaña: la que gira en torno a La roja. Reconozco no estar al día en este ámbito, pero con total seguridad, diría que esa nueva denominación para referirse a la selección española, es otra campaña identitaria, intencionada para crear un sentido de pertenencia, como si buscara auto-afirmar al equipo, a su afición, al país…

En resumen, una campaña más para generar estados emocionales agradables, que contrastan con estos tiempos de crisis, recortes, necesidad o incertidumbre en el mejor de los casos.

No pretendo criticar ni descalificar esos fenómenos mediáticos y su repercusión; nada más lejos de mi intención. De hecho, es más que sabido que el sentir general se acerca  a una especie de  necesidad por apoyarse en lo positivo, en lo que nos carga las pilas, y además de forma contagiosa. Es visible: toda esta ilusión ha generado una ola de positivismo y afecto por el equipo propio; hasta ahí bien. Y si alguna persona osara a cuestionar todo ese fervor y esa repentina afición que parece haber salido bajo las piedras, será blanco de miradas y comentarios reprobatorios. Ese clima de positivismo social generalizado, se encarga de desechar las ideas negativas, las que rompen la fantasía y la esperanza Todo lo que sea ilusión, bienvenido sea; su organismo, su espíritu y quienes le rodean lo agradecerán.

La pregunta a plantear es la siguiente: y, ¿qué pasará mañana, cuando acaben las celebraciones, cuando la inyección de autoestima y de calor social pierda su intensidad? Que seguiremos con nuestra vida normal, en el mismo punto en el que estaba ayer, o anteayer, cuando parecía que el mundo giraba en torno a esos grandes acontecimientos de masas.

Por lo tanto, la conclusión es clara: es cierto que no está en nuestras manos el generar una campaña mediático-social-emocional, pero sí podemos encargarnos de cuidar las ideas y actitudes de nuestras ilusiones, fantasías, deseos … al igual que esa afición apasionada e ilusionada. De hecho es lo que va a quedar en nuestros días cuando todo esto pase: cuando la Real ascienda o no –que según dicen sí-; cuando finalice la copa del mundo, independientemente de los logros de la roja; cuando acaben las vacaciones y tengamos que volver a la rutina … Nuevamente, entonces, volvemos a ser dueños de nuestra realidad.

Y aunque, ciertamente, los factores externos y reales nos influyen en gran medida, aún así, seguimos teniendo un margen de poder en nuestras actitudes y pensamientos. Y al igual que los sentimientos positivos se contagian en el entorno, puede entenderse que si nos trabajamos nuestra actitud positiva, es probable que podamos transmitirla al exterior.

¿Creéis que somos capaces de crear nuestros propios pensamientos y sentimientos positivos? En este sentido, ¿hasta qué punto somos responsables de cómo vivimos?

3 pensamientos sobre “De ilusiones y fantasías

  1. Gotzon

    A mi tanta sobredosis me echa para atrás, o, por decirlo así, la dejo a un lado. Pero lo uno no quita para lo otro:

    ¿Por qué no disfrutar de un buen partido de fútbol, de un buen libro de Ana Gavalda, de la buena gente… y del momento?

    Hoy también, sí, y mañana también, a poder ser

  2. Fran

    Sí, de por medio está el sentimiento de fusión; una “habilidad” natural que tenemos y de la que habrá que suponer que desde el punto de vista adaptativo, como especie, ha tenido y tiene una gran valor. Sertir “pertenecer a …” da seguridad, ayuda a colaborar, marca una dirección en la acción, tiene un efecto multiplicativo en la agegría, estracha lazos y crea experiencia y conciencia colectiva a la vez que relaja la conciencia individual. En fin, la lista se puede alargar todo lo que una quiera.

    El sentimiento de fusión aparece en las personas en situaciones diversas. En un extremo del abanico de situaciones estaría aquella en la que aparece de modo natural y silvestre por causas del entorno próximo y sin cálculo previo por parte de nadie. Y en el otro extremo estaría el escenario en el que el sentimiento de fusión se excita con intención y método por parte de lideres u organizaciones. Entre estas dos posiciones caben una infinidad de intermedias, por supuesto. En cualquier caso el sentimiento nacido, despertado o inducido, sea lo que sea, es, si es que es algo, motor: crea un estado de ánimo que nos induce a actuar en un sentido o en otro.

    Todo esto, dicho sea de paso, a mi modo de ver, no es ni bueno ni malo, es algo intrínseo a la especie; como ser sexuados y tener apetito sexual (otra “habilidad”).

    A la pregunta de “¿qué pasará mañana, cuando acaben las celebraciones, cuando la inyección de autoestima y de calor social pierda su intensidad?” se me ocurre que no pasará nada en especial. Quienes la hayan orquestado harán un cómputo de gastos y beneficios; cuánta cerveza he vendido, cuánto saqué en camisetas, cuánto acopio del iva de los bares, cuánto de publicidad …

    ¿Por qué tendría que ser diferente de la industria del sexo o de la máquina herramienta (antes de escopetón y faca y hoy de control numérico)?

    Gozar de eventos puntuales o situaciones en los que se satisface de alguna manera la necesedad de sentirse “perteneciente a algo grande que te acoje” en principio … yo no lo veo mal; como tampoco veo mal ir al circo del soleil o a un concierto de ACDC.

    En cuanto al párrafo que dice “Y aunque, ciertamente, los factores externos y reales nos influyen en gran medida, aún así, seguimos teniendo un margen de poder en nuestras actitudes y pensamientos. Y al igual que los sentimientos positivos se contagian en el entorno, puede entenderse que si nos trabajamos nuestra actitud positiva, es probable que podamos transmitirla al exterior.” lo esencial para mi es la consciencia de los sentimientos que nos viven, sean propios o inducidos y la habilidad que podemos desarrollar para reconocerlos, en ocasiones dejarnos impulsar por ellos, en otras apaciguarlos y siempre gobernarlos: y no al revés, que nuestras acciones no sean títeres de la amigdala si no del buen manejo de los sentimientos.

  3. Bati

    …es cierto y muy curioso ese sentimiento de afinidad en un momento de felicidad extrema donde incluso es posible mimetizarse con la alegría de el de al lado sin entender muy bien los motivos de su alegría.

    Quien no, alguna vez, calibro el lanzamiento de una bola de papel y al ver como esta entraba en la papelera rebanando la total circunferencia de su borde interior, cerro el puño en alto rodeado de la soledad de su estudio alumbrado por el flexo del escritorio. Eso picos de alegría, de emoción extrema, que lanza nuestro positivismo desde lo alto de una montaña rusa. Estas emociones i las sensaciones que nos provocan pueden convertirse en objeto de deseo? Pueden ser acumulativas en tanto que nos hace mas felices el vivirlas después de mucho tiempo? Nos puede hacer infelices el no obtenerlas?.

    Es verdad que nadie escapa a esta sensación provocada por la conjunción de muchos planetas. Tan bello puede ser ver a tu equipo levantar la copa o como cierras una mano de poker espectacular en las cartas de sobremesa. En la observación de aquello que ocurre incluso cunado tu propia lógica lo niega, reside ese fogonazo emotivo, esa conjunción universal.

    Plantea muchas dudas si pensamos en el listón que le exigimos a la conjunción universal, si bajamos el listón, podemos vivir mas alegrías?, la acumulación de estas alegrías nos hace realmente felices?.

    Un tema que invita a fantasear, a rescatar todos aquellos momentos de alegría, que en compañía se convierte en ocasiones en euforia, si euforia!, esa alegría porque si!, porque la alegría en compañía no solo es alegría sino que riza el rizo para dejar de tener un motivo y llegar a ser divertida.

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