Inteligencia emocional

Hacia una escuela emocionalmente inteligente.

¿Cómo sería una educación que incluyera el trabajo en competencias emocionales?

Me preocupa la educación. Se trata de un sentimiento que se me ha presentado de manera constante en el tiempo pero cuya intensidad ha ido variando. Desde los 18 años he cultivado mi faceta como educador en distintos ámbitos, todos ellos fuera del marco escolar. Entonces la educación me despertó interés al descubrir su potencial trasformador. Me he dedicado también a la formación y a la psicoterapia, y a través de esa experiencia mi preocupación sobre la educación se trasladó a la importancia de la gestión del cambio. Luego la vida me dió la oportunidad de ser padre por tres veces y, por ello, he estado en contacto con la comunidad escolar. Es en este campo en el que mi preocupación se ha tornado más plomiza, más pesada, menos esperanzada. Y es que la experiencia me ha llevado a conocer el sistema educativo cargado de lastres y de rigideces hasta el punto de que la preocupación se me ha convertido en alarma que me mantiene atento hacia los diferentes peligros que amenzan la felicidad de mis hijos, las oportunidades de que crezcan como personas con capacidad para gestionar su bienestar subjetivo.

Si me pongo a pensar en una escuela que eduque emocionalmente veo que no esniños-aprendiendo-colegio la que yo conozco. Los padres, la mayor parte de las veces, estamos más preocupados en que nuestros hijos salgan del proceso educativo con muchos conocimientos que con competencias, y menos si hablamos de las emocionales. Los debates en los corrillos de padres sobre las extraescolares parecen la toma de posiciones en una carrera de fondo hacia el pretendido exito profesional. Niños que después de las horas de clase siguen sumando carga lectiva para estar mejor posicionados en un futuro escenario que en realidad nadie conoce cómo será. Siendo lícita esta orientación de los padres no es tan frecuente que las conversaciones de esos foros improvisados en las orillas de los centros educativos giren hacia la importancia del juego, del cultivo de los talentos de los niños, de la exploración de diferentes actividades de todo tipo, o sobre la necesidad de la educación emocional. En este sentido este verano lei con tristeza como una inciativa del Gobierno de Canarias para la implantación de la asignatura de educación emocional este curso se tropezaba con las protestas de las asociaciones de padres porque “quitaban una hora de matemáticas”.

La escuela que quiero yo se parece mucho más a la que se presentó recientemente en el Martes de Innobasque dedicado a la innovación a través de la gestión emocional. Os recomiendo el visionado del video en el que la directora de Lauaxeta Ikastola resume en ocho minutos la trayectoria del centro con la inteligencia emocional. Creo que la escuela debe ser un espacio en el prioritariamente se trabajen las competencias emocionales de los alumnos de manera trasversal, incluso por encima de los contenidos de las asignaturas clásicas. Una escuela que integre la cultura de la colaboración entre todos sus agentes como máximo exponente de la utilidad colectiva de las competencias emocionales. Debemos hacer el esfuerzo todos los miembros de las comunidades educativas por aportar nuestro granito de arena para conseguir una trasformación que haga niños y jovenes más preparados, no sólo para la vida laboral, sino sobre todo para la vida con mayúsculas. Una escuela que eduque para el bienestar a traves de la inteligencia emocional y a través de una cultura de colaboración.

¿Te apuntas a este modelo de escuela?

¿Qué podemos hacer padres y profesores para avanzar hacia un nuevo modelos educativo más inteligente emocionalmente?

 

 

6 pensamientos sobre “Hacia una escuela emocionalmente inteligente.

  1. Arantza Echaniz Barrondo

    Por supuesto que me apunto a “una escuela que eduque para el bienestar a través de la inteligencia emocional y a través de una cultura de colaboración”. ¿Hay suficientes educadores preparados para eso?

    1. Consorcio CIE

      Creo que comienza a ser hora de que sumemos voces y esfuerzos para avanzar en este línea. Es un lujo poder contar contigo para ello, Arantza!!!

  2. Silvina

    Me encanta tu propuesta como padre de familia, comprometido con la educación emocional de sus hij@s. Creo que el camino lo iniciamos cada uno desde su rol, en mi caso particular, como maestra de infantil, lo tengo muy asumido, muy trabajado a base de capacitación permanente y puesta en práctica. Es un camino en el que debemos sumar esfuerzos, y no estar en aceras diferentes. También pienso que debemos ser además de modelos emocionales ( como padres, como maestros…), intentar contagiar de emociones positivas, y demostrar que una buena enseñanza en los aspectos socio-afectivos facilitan la educación y permiten a nuestros alumn@s alcanzar ese famoso rendimiento académico, que tal como mencionas, preocupa tanto.
    Creo que tú ya lo haces, pues yo también, y podemos promoverlo en nuestros ámbitos profesionales y familiares.
    Saludos cordiales

    1. Consorcio CIE

      Hola Silvina!!! Gracias por pasarte por aquí… Ya eres una de nosotros!!!! Me gusta salir de algunos de mis roles y adoptar otros que también forman parte de mi. Para mi ser padre es algo tan importante como mi trabajo en el campo de el inteligencia emocional. Y, efectivamente, de lo que se trata es de sumar entre todos, docentes y padres para ir construyendo la escuela que deseamos.
      Un abrazo.

      Pablo.

  3. Ricardo González Madariaga

    Kaixo danori,
    Enhorabuena a Pablo por el artículo. Me agrada que menciones a Lauaxeta como un modelo en este sentido, les sigo en las redes, por interés propio y sobre todo por el interesante contenido de sus publicaciones. Siempre me ha interesado leer y compartir sobre la decisiva importancia de la gestión de nuestras emociones en todos los aspectos de la vida, y ahora que soy padre de dos preciosos «retos», intento formarme en este ámbito para aportarles todo lo que esté en mi mano para que se desarrollen como personas autónomas, seguras de sí mismas, dueñas de su destino y en definitiva FELICES. Es imprescindible comprender que existen varias inteligencias, no sólo las más racionales trabajadas por los modelos educativos clásicos, y por supuesto que el papel de los padres es clave en muchos ámbitos. Eskerrik asko por compartir.
    Ricardo

  4. Ainhoa

    Estoy súper interesada en la educación y, en este sentido, me ofrezco a participar activamente en cualquier movimiento que implique un replanteamiento del modelo educativo actual. Llevo mucho tiempo interesándome por los procesos de aprendizaje, las metodologías educativas, la filosofía detrás de cada modelo y metodología, la motivación y la desmotivación generadas por estos modelos, metodologías, filosofias… En fin, que me apunto a tratar de movilizar a la sociedad para que vayamos cambiando de objetivos y tratemos de primar el equilibrio emocional y los enfoques basados en la solidaridad y la empatía dejando atrás la competición, las élites, y toda la infelicidad e injusticia que generan.

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