Inteligencia emocional

Fibromialgia: Vida, dolor e Inteligencia Emocional

Son grandes, son invencibles, son unas personas extraordinarias, pero el dolor les custodia continuamente y la incomprensión social, y a veces familiar, les acompaña: son personas que padecen fibromialgia.

Este sábado tuve el placer de facilitar un taller de Inteligencia Emocional en Bizi-Bide – Asociación Guipuzcoana de Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica. La tesis que marcaba el encuentro era que, a veces, el dolor es inevitable pero el sufrimiento, el dolor mental, era opcional y se podía tratar con elementos de la inteligencia emocional y también con las dinámicas de atención al presente, al ahora.

Sin embargo, en la ronda de presentaciones, lo que me encontré, lo que nos encontramos fue con un grupo de personas, mujeres en su mayoría, que luchaban no solo contra el dolor proveniente de la fibromialgia, sino de otras enfermedades “oportunistas” que acompañan esta enfermedad. Su fortaleza, su interés por mejorar, su tesón por no tirar la toalla y, sobre todo, la preocupación que tenían por los efectos de la enfermedad en sus vidas familiares y profesionales hicieron que el que más aprendiera de la sesión fuese yo, el facilitador.

En esa primera parte de la intervención, en las presentaciones personales, nos dimos cuenta de la necesidad de generar el perdón. Un perdón interior ante lo que se puede considerar no cumplir con los roles sociales que todos tenemos, que van desde lo familiar a lo laboral y social. Perdonarse por estar enfermas, ¿curioso verdad?, por no poder rendir en casa como ellas creen que deben, por tener que convencer a médicos y amigos que están muy enfermas y que padecen dolor crónico, por tener malos días, por no tener una emocionalidad positiva, por ir muy cargadas de medicamento, perdonarse por no ser como los demás.

En ese momento de me di cuenta de su grandeza, de su lucha continua, de su entrega a los demás, de sus comportamientos altruistas, y sobre todo de la incomprensión social que acarrean con sufrimiento. Y digo esto con pesar, porque como les comenté a ellas en mi familia hay dos personas que padecen esta enfermedad, y tengo que reconocer con pesar que me cuesta empatizar con ellas, con su dolor, ya que este dolor es algo tan privado, miserable y manipulador que hace que su presencia sea muy buena aunque las entrañas se les estén rompiendo por dentro.

En este contexto, mi inquietud era si yo podía hacer algo por ayudarles a mitigar su sufrimiento, ya que no podía hacerlo con su dolor; si el uso inteligente de su sistema emocional podía ayudarles a vivir mejor a ellas y a su entorno… y ellas me dijeron que sí, que adelante, que querían aprender, que les gustaría saber cómo sufrir menos. A ello le dedicamos el resto de la jornada y seguramente lo haremos durante otras jornadas.

Con esto solo quiero decir, como ya se imaginarán, que muchas gracias. Gracias por aprender, gracias por su generosidad al compartir, gracias por ayudarme a crecer como persona y también gracias por sentir que desde nuestras áreas de conocimiento, desde los principios del desarrollo de competencias socio-emocionales podemos hacer que grandes personas como estas puedan mejorar en algo su vida, aunque sea solo un poquito. Gracias también a Bizi-Bide por trabajar para la mejora de estas personas, de estos grandes seres humanos.

Les dejo para terminar algo que convenimos que era bueno, necesario para ellas y que proviene del libro de Javier Iriondo, Donde tus sueños te lleven. Tu pasado no determina tu futuro.

Me perdono, me perdono totalmente,

me acepto, me acepto sin condiciones y me quiero.

Me quiero porque merezco la paz interior.

Me perdono porque sé que soy una buena persona y me merezco el amor, la paz y la armonía.

De todo ello soy merecedor.

Soy bondadoso, por eso me perdono, me acepto y me quiero.

 ¿Conocen esta enfermedad?

¿Consideran que desde la Inteligencia Emocional se puede ayudarles?

 

3 pensamientos sobre “Fibromialgia: Vida, dolor e Inteligencia Emocional

  1. Arantza Echaniz Barrondo

    Gracias Roge por el post. Personalmente creo que el desarrollo de la Inteligencia Emocional puede ayudar mucho en los procesos de enfermedad, y en la incomprensión y falta de apoyo que generalmente conllevan. La verdad es que vivimos en una sociedad que lo que “vende” es la juventud, la belleza y la salud… Incomoda lo que no cumple con estos cánones… Y hay que conocerse y conocer a los otros muy bien para poder sobrellevar el ir en contra…

  2. Leire Mendizabal

    Gracias Roge! Hace unos meses me diagnosticaron la dichosa enfermedad. Está siendo un proceso duro y doloroso en esta etapa, sobre todo la aceptación propia y la del entorno. Según iba leyendo tus líneas se me iban cayendo las lágrimas, pero no de tristeza, sino de satisfacción. Gracias por ayudar a sentirme que no soy un “bicho raro” y acercar a la sociedad este mal. Un saludo!

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