Inteligencia emocional

¿Es posible ser feliz?

¿Cuál es tu objetivo en la vida? Ser feliz. Esta es la respuesta que di yo, hace ya unos cuantos años cuando descubría el mundo del coaching de la mano de CTI. Ya lo decía Aristóteles “La felicidad es el sentido y la finalidad de la vida, el objetivo y fin de la existencia humana”. Pero, ¿se puede ser feliz? ¿De qué depende la felicidad? ¿Qué hago para ser feliz?

La ciencia de la felicidad

La ciencia de la felicidad

A raíz de dichas preguntas, descubrí algunas respuestas en las miles de páginas que se han escrito sobre la felicidad, tanto en los medios físicos como digitales. Uno de ellos es el excelente libro de Sonja Lyubomirsky, “La ciencia de la Felicidad”.

Sonja nos dice que la felicidad no hay que buscarla, hay que construirla. No se encuentra en ningún sitio. Además, no hay una definición de felicidad universal, para unas personas es una cosa, y para otras otra. Es cuestión de perspectiva y comportamientos.

La felicidad tiene dos componentes

  • La experiencia de las emociones positivas como la alegría, la curiosidad, el interés, el afecto, el entusiasmo, la tranquilidad….

Pero esto no es suficiente, puedes experimentar muchas emociones positivas y no ser verdaderamente feliz. Por lo que es necesario tener en cuenta otros elementos, como son:

  • La sensación de satisfacción con la propia vida. Estar contento con como progresas hacia tus objetivos vitales.

¿Pero, se puede ser más feliz? Claro que sí. Al parecer, la felicidad depende en gran medida de nuestra herencia genética (un 50%), otro 10% es atribuible a nuestras circunstancias, y por último existiría un 40% que podemos considerar de “libre disposición”. Es decir, este porcentaje es el que puede hacernos más o menos felices, en función de nuestra intención de serlo. Es lo que se denomina actividad intencional o deliberada, es decir, aquello que podemos hacer para mejorar nuestra felicidad, mediante nuestra forma de actuar y pensar en nuestras actividades.

El perfil de las personas más felices no está constituido por rasgos personales, si no por un conjunto de comportamientos que realizan con frecuencia. Lo que hacemos o pensamos ejerce un tremendo impacto en nuestro bienestar.

Sonja nos propone hasta doce actividades para mejorar nuestra felicidad:

  1. Expresar gratitud: sentirse a gradecido y mostrar dicho agradecimiento a las personas.
  2. Cultivar el optimismo: fijarnos más en lo bueno que en lo malo, cambiar de perspectiva.
  3. Evitar pensar demasiado y la comparación social: Darle demasiadas vueltas a las cosas puede llevarnos a tener un enfoque distorsionado y pesimista de nuestra vida.
  4. Practicar la amabilidad: Ser amable es bueno para el que recibe, pero también para el que practica.
  5. Cuidar las relaciones sociales: Las personas felices son extraordinariamente buenas en sus amistades, su familia y sus relaciones íntimas.
  6. Desarrollar estrategias para afrontar: Es lo que hacemos para aliviar el dolor, el estrés o el sufrimiento provocado por un acontecimiento. Se puede entender como resiliencia o aguante.
  7. Aprender a perdonar: Perdonar implica cambiar tu manera de pensar de tal modo que tu deseo de perjudicar a esa persona ha disminuido y tu deseo de favorecerla (o de beneficiar vuestra relación) ha aumentado. No implica reconciliación, indulto, negar el daño o el olvido.
  8. “Fluir” más: Si alguna vez has estado tan absorto en lo que hacías que has olvidado la noción del tiempo, entonces has experimentado el estado de “fluir” acuñado por Mihaly Csikszentmihalyi.
  9. Saborear las alegrías de la vida: Disfrutar de la vida son aquellos pensamientos o comportamientos capaces de generar, intensificar y prolongar el placer. Se trata de vivir el aquí y el ahora. Los pequeños detalles.
  10. Comprometerte con tus objetivos: las personas que se esfuerzan por conseguir algo que es importante, son mucho más felices que las que no tienen sueños ni aspiraciones firmes. Si encuentras una persona feliz, encontrarás un proyecto.
  11. Practicar la religión y la espiritualidad: las personas religiosas son más felices, más sanas y se recuperan mejor de un trauma que las personas sin creencias.
  12. Ocuparte de tu cuerpo: contempla tres aspectos la meditación, la actividad física y actuar como una persona feliz.

 

Y a ti, ¿Qué te hace feliz?

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