Inteligencia emocional

Por favor, no me desarrollen el “talento”…

… que me vuelvo (un poco) gilipollas.

Últimamente y por mor de la necesidad que todos tenemos, yo incluido; de reinventarnos y de sacar al mercado nuevos productos o servicios, resulta que a veces nos da por coger el rábano por las hojas y hacer algunas cosas un poco extrañas o al menos contradictorias.

Ahora a alguien o a “alguienes”, que estas cosas no suelen venir sólo de un lado, les ha dado por hablar y hacer negocio con aquello del “Talento” y no nos cansamos de oír hablar de “Descubrir el Talento”, “Desarrollar el Talento”, “Detectar el Talento en nuestra organización”, etc.

Claro, cuando uno va profundizando un poco en la historia y busca por ejemplo, definiciones del famoso “talento”, se encuentra que casi nadie o nadie lo define con claridad y cuando se hace, no todo el mundo está muy de acuerdo con lo que es. Unos meten los conocimientos, otros las competencias, otros las emociones, otros el deseo, otros todo junto,…

Y creo yo que, para poder hablar de un tema, deberíamos profundizar en él y tal vez, sólo tal vez, ponernos de acuerdo sobre lo que estamos hablando o al menos intentarlo y crear un sano debate antes de salir corriendo a vender,… ¿humo?

A parte de esto, que ya de por sí tira un poco para atrás a algunos que nos dedicamos a trabajar con personas cada día, resulta que para estar en “la onda” de la consultoría de alto nivel en este país, debes dedicarte a algo que tenga que ver con el talento y apuntarte a la asociación o grupo correspondiente para subirte a la ola.

Hace cuatro días, la palabreja aparecía tangencialmente en los congresos y reuniones de expertos y los gurús hablaban poco o nada de ella,… lo importante era la “gestión del conocimiento” pero ahora resulta que por arte de birlibirloque, todos nos dedicamos a ello en cuerpo y alma y es lo más importante en nuestros modelos de gestión y crucial en el futuro de nuestras organizaciones. ¿?

Pues hombre, a mí personalmente me parece que no es para tanto, pero bueno, yo no soy nadie y sólo es mi opinión.

Creo que tenemos muchos ejemplos a nuestro alrededor, incluso muy fáciles de ver en el mundo del deporte, que es el típico ejemplo que ahora gusta mucho en nuestro país, de la diferencia entre quienes desarrollan el talento y quienes lo usan y lo entrenan como parte de algo más global.

No es lo mismo que te entrene tu tío, que se preocupa de qué persona vas a ser el día de mañana porque tiene vínculos contigo más allá de lo deportivo o lo económico (y se te nota), que que alguien se haga cargo de un chaval de 14 o 15 años con un “talento” increíble para una actividad y que te ayude a desarrollar ese talento quien solamente está interesado en tu carrera deportiva y en lo rentable que puedes llegar a ser (… y son hasta tus celebraciones de los éxitos), pero le da igual tu actitud cuando pierdes, por ejemplo. Y hasta aquí puedo leer,… cada uno que saque sus conclusiones.

El peligro de detectar y desarrollar sólo el talento y de incorporarlo a nuestras organizaciones o darle un determinado protagonismo en mi opinión, es que nos podemos volver un poco gilipollas (Y perdonen, soy muy mal hablado). Algo de esto ya pasó con los yuppies o con las escuelas de negocios y universidades que formaban a tiburones empresariales,… que cuando ven la caja abierta meten la mano porque nadie les ha hablado de valores, de persona, de desarrollo integral, ética,… Son los mejores y tienen derecho. Y ejemplos los sabéis poner vosotros mismos, así que no abundaré en ello. Todos ellos, personas con gran talento “empresarial”.

No me desarrollen el talento, por favor, déjenlo que discurra por el cauce que debe discurrir, déjelo que trabaje para beneficio de todos y ayúdeme a desarrollar otras cosas que no tengo tan desarrolladas o que la vida aun no me ha dado tiempo para desarrollar…

Además, tal vez sea probable (dependiendo de lo que cada uno entienda por talento) y esto es
solo una hipótesis, que todos tengamos talentos interesantes para nuestra organización en uno u otro sentido, ¿cuáles desarrollamos entonces?, ¿en quién nos fijamos para desarrollar su talento?, ¿y si mañana necesitamos el de aquel que hemos dejado de lado?,… ¿quién decide?

No tapen todo lo que hay que potenciar en las personas y en los equipos, no olviden todo lo que hay que dejar fluir y desarrollarse en la gente, no pasen ustedes de la persona con la que están tratando, apórtenle opciones, libertad, posibilidades y muchas puertas para abrir, no sólo una, porque si solo abro una puerta y nada más que una, porque es la que sé abrir o la que aparentemente es más fácil, puede que para el resto de las cosas de la vida me vuelva gilipollas y al final -lo siento mucho amigos- lo importante no será mi talento, sino que es lo que hago con él y para que lo uso y para eso, tengo que crecer en muchas otras facetas de mi vida,… que le van a complementar y le van a dar un sentido, un propósito y un modo de usarlo. Lo que ocurre es que esto es trabajar con visión a medio-largo y no a corto, que es la moda del s. XXI, confundiendo la rapidez de los cambios tecnológicos, con una supuesta necesidad de rapidez de resultados y éxitos personales. Cuanto antes, mejor.

Es algo así como el caso de aquel gran tenista argentino que desarrolló mucho su brazo dominante y como no hacía ejercicios compensatorios, la diferencia entre sus dos extremidades era muy llamativa: Estupendo para el tenis sin duda, seguramente más complicado por ejemplo, para comprarse un traje o una camisa. Ya me entendéis.

En definitiva, es maravilloso tener cualidades que destaquen respecto a la media, sin duda y es estupendo poder desarrollarlas, pero no nos olvidemos cuáles son las cosas importantes de la vida, dónde está el foco de cada persona y cómo podemos en cada caso tener en nuestras organizaciones profesionales con altas capacidades profesionales y un desarrollo personal que les distinga de otros más por lo que son que por lo que tienen.

Que levante la mano quien no conozca a un tonto con talento

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