Inteligencia emocional

Emociones y política

¿Por qué no? ¿Por qué no un análisis de la situación política actual desde las emociones?, ¿qué emociones mueven/nos mueven –todas y todos somos sujetos políticos- para llegar dónde estamos? Gracias, Karitte, por tu sugerencia. ¡Busquemos respuestas!

Las emociones, comparten con la política actual algo básico: las primeras no pueden dimitir, siempre están ahí. La política, todo lo tiñe, todo lo matiza, siempre está ahí. Y –por lo visto- tampoco soporta el verbo dimitir (en particular su primera persona).

Podríamos comenzar por la sorpresa. Antes de descubrir Australia, en Europa no teníamos motivos para pensar que podía existir un cisne negro. Hasta que llegamos allí, y descubrimos un ave que acabó con siglos de evidencia. Hasta escrutar el 100% de los votos emitidos el pasado diciembre no teníamos clara la pluralidad de nuestra sociedad, diversa, compleja, a veces rara. Evidencia de que nuestra comunidad es infinitamente más rica en matices que los anteriores colores del congreso

Continuaríamos por el miedo encargado de la supervivencia, que decide dónde está el límite entre lo seguro y el peligro, real o imaginario. Muchos intentan dar miedo. Lo encuentro en los comentarios de un obispo -caricatura moderna de Torquemada- que ve en la pluralidad síntoma de enfermedad. Lo veo en quienes predicen terribles catástrofes si las cosas cambian. ¡Caerá la economía! ¡Se romperá la convivencia! Vaticinan terribles holocaustos si no cumplimos sus preceptos. Pretenden asustar, amedrentar, para limitar.

 ¿Y qué me dices del asco? Esa emoción que se encarga de que no cometamos el error de ingerir/participar en algo que puede sentarnos mal. Emoción protectora ¿Has sentido? Estoy convencido de que sí. Hemos demostrado que existe. También es cierto que en múltiples ocasiones ha hibernado, miraba hacia otro lado. Tenemos una tarea pendiente: ¡afilar el asco para que nos avise anticipadamente de riesgos, corruptelas y demás!

También la tristeza participa aunque, como decirlo, se sienta marginada, no está de moda.
Lo guay es estar eternamente happy. Pero, es muy útil para pensar, para meditar. Y creo que todas, todos, sentimos que en comandita, estamos produciendo un resultado que nadie quiere. Y ¿Nos entristece? Durante demasiado tiempo hemos analizado, evaluado, criticado y nos hemos atrincherado en la parálisis por análisis, en la procrastinación. Hemos aprendido indefensión: hagamos lo que hagamos el resultado será el mismo; todos son iguales ¡desperecémonos!

Gracias a la ira nos defendemos, la sacamos a escena cuando “nos sacan de nuestras

casillas”. Nos ayuda a luchar contra lo que consideramos injusto. Nos airamos pero –al encolerizarnos- volvemos a traer “aquí y ahora” viejos patrones, viejos modelos mentales basados en la revancha, en el enfrentamiento. Viejos esquemas para resolver situaciones que nada tienen que ver con el pasado. Líneas de colores, ámbitos no conversables, debate más obsceno que transparente, más orientado a la galería que diálogo empático. Si midiéramos la situación actual por la calidad de los titulares/conversaciones políticas…

Por último, la Alegría, con la que celebramos éxitos, nos energizamos, nos anima, nos proporciona buen humor y optimismo. Nos incita a repetir comportamientos que han sido gratificados en el pasado. Emoción que tenemos que recuperar. Alegría que debiéramos emplear para mejor percibir, presenciar y darnos cuenta.

Alegría para superar nuestros esquemas y abrirnos a descubrir, sin prejuicios, sin hipotecas. Para conectarnos con las oportunidades que ofrece el panorama actual. Sin miedos.

Con esperanza, confiar en nuestras posibilidades de mejorar, y dejarnos llevar por el optimismo de la voluntad. Experimentar, probar, equivocarnos, y rehacer.

 

 

Un pensamiento sobre “Emociones y política

  1. Karitte

    Bueno, pues por alusiones, ahí voy…

    Es verdad que, sobre el actual proceso político que estamos viviendo, hemos sentido y sentimos todas esas emociones y muchas más. En esto todos somos iguales, es lo que nos humaniza y nos permie conectar. Precisamente esta es mi gran esperanza, que nos demos cuenta que para seguir avanzando (en positivo) como sociedad tenemos que conectar (conectar-nos) y sólo lo podremos hacer desde las emociones.

    Gracias Javi;)

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