Inteligencia emocional

¿Nos funciona bien la empatía?

Hace tiempo que alguien me hizo esta pregunta. Hablábamos de la falta de humanidad en una

¿Qué nos pasa con la empatía?

conversación parecida a lo que plantea Javier Barez en su post sobre “vomitona emocional“. Es verdad que hay muchos ejemplos de crueldad, de violencia, de frialdad, en definitiva de falta de humanidad. Por eso y para eso quería dedicar el post de hoy a comentar mis reflexiones que intentan responder a la pregunta de si nos funciona bien la empatía.

 

¿Qué es la empatía?

Empatía es saber ponerse en el lugar del otro, poseer un sentimiento de participación afectiva en la realidad que afecta a otra persona, saber “leer” al otro y parece madurar con el paso del tiempo. Pero ¿funciona siempre?, ¿de qué depende que se active o se inhiba? He aquí la pregunta clave, a mi entender. La empatía es una emoción que predispone a realizar una acción de ayuda. Requiere, entre otras cosas, de vinculación emocional con el otro, capacidad de escucha, generosidad, solidaridad o altruismo. En este blog, la verdad, es que hemos hablado mucho sobre empatía.

 

La empatía es inherente al ser humano.

Podemos considerar que la capacidad de sentir lo que sienten otros, así como la facilidad para darse cuenta de la situación que están viviendo los demás es una característica imprescindible para la supervivencia de una especie social como la nuestra. Como seres sociales no podemos ignorar las dificultades de los que están a nuestro lado porque indirectamente son peligros potenciales para nosotros. Desde una concepción de clan perder a un miembro es un perjuicio no solo para ese individuo sino para todo el grupo.

 

La empatía se activa en un contexto.

Hoy en día nuestra supervivencia no es tan evidentemente dependiente de los demás. Tenemos una percepción de autonomía que no es muy ajustada puesto que no somos autosuficientes aunque vivimos como si lo fuéramos. El dinero, los mecanismos económicos que nos permiten acceder a servicios y bienes, y una estructura de cuidados y/o de modo de obtener ingresos son elementos que obligan a seguir conectados con otros para sobrevivir. Pero la diferencia clave es el contexto. Nuestra empatía solo se activa en situaciones en la que identificamos que alguien “de los nuestros” está en peligro. La diferencia es que ahora somos nosotros quienes debemos definir en cada momento quienes son “los nuestros”, es decir debemos elaborar elementos de identificación y, además, valorar el peligro en un amplio sentido para esos “compañeros”. Es evidente que en las cavernas el proceso era mucho más simple: no había duda posible sobre quienes son del clan y cuáles son los peligros.

La empatía predispone a la ayuda

 

Inhibidores de la respuesta empática

Por lo tanto la respuesta empática, por una cuestión de economía de esfuerzo, no puede activarse constantemente. Debemos seleccionar en qué momento activarla o no hacerlo (inhibirla) y esto es un problema añadido puesto que tiene un coste. En primer lugar nos lleva a despersonalizar a muchos seres humanos con los que nos encontramos y a los que asignamos la etiqueta de “no son de los nuestros”. Puede que algunas personas tengan mayores o menores restricciones a la hora de asignar esta línea y en ello la compasión y la solidaridad son variables importantes. Y la segunda clave es la valoración del peligro. Tendemos a minimizar los riegos para los demás, o a confiar en exceso en las posibilidades de los otros en resolver sus problemas, así como a atribuir a otros la responsabilidad de la ayuda y con ello diluir nuestra responsabilidad a la hora de que la empatía ponga en marcha una conducta de apoyo o de ayuda.

 

¿Nos funciona bien la empatía?

Si y no. Somos empáticos selectivos. Desde mi punto de vista el problema que afecta a nuestra empatía radica en la falta de valores comunitarios y en un exceso de egocentrismo que proviene, fundamentalmente, de la cultura en la que vivimos. En este caso la cuestión tiene que ver con recuperar la importancia de la conexión con el resto de seres humanos desde una concepción ética de que la justicia será lo que nos permita, no solo sobrevivir, sino vivir plenamente como seres humanos.

 

¿Cómo te funciona la empatía?

¿Cuanto de selectivo eres a la hora de ayudar?

¿Quieres medir tu empatía?

Para saber más: Bases neuronales de la empatía.

2 pensamientos sobre “¿Nos funciona bien la empatía?

  1. Pingback: Empatía como actitud | El faro de las emociones

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