Ya lo decÃa Dionisio Aranzadi, el liderazgo es un arte y como tal, difÃcil definición tiene.
Arte es la capacidad, habilidad para hacer algo; o una manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma o imaginado con recursos plásticos, lingüÃsticos o sonoros; también el conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer algo, e incluso la disposición personal de alguien[1]. Cualquiera de estas definiciones de la RAE, o todas ellas, nos pueden indicar lo que implica el liderar un grupo de personas.
Liderar implica la capacidad y la habilidad para orientar a un grupo de personas en una organización humana, sea esta empresarial o de cualquier otra Ãndole, hacia metas comunes. Conseguir esto no es una ciencia exacta, sino una suerte de  gracia y destreza (habilidad) y la  oportunidad y el medio para ejecutarlo (capacidad).
También implica la interpretación de una realidad, reflejada en el sentido que el lÃder da a la actividad a realizar y plasmada normalmente en la misión y visión de la organización. El vehÃculo para conseguir esto son, sin duda, los recursos comunicativos ya que el proceso de liderazgo es, fundamentalmente, un proceso de comunicación y de relación mediante el cual se va creando el sentido compartido de la razón de ser de la relación y del futuro deseado que se desea compartir, asà como la trascendencia que tiene todo ello, tanto para el individuo como para el grupo, tanto para el lÃder como para los liderados y para la sociedad en general. Esta interpretación de la realidad debe contar con la identificación, uso, comprensión y gestión de la emocionalidad la rodea para aprovechar la información que las emociones proveen.
En cuanto al conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer algo, hablarÃamos de las diferentes teorÃas que se han propuesto en el estudio del liderazgo, y que entroncan con la idea de si un lÃder nace o se hace o, simplemente, el lÃder ser va haciendo desde que nace. El convencimiento de que el liderazgo es un proceso susceptible de ser mostrado, enseñado y, sobre todo, aprendido es una tesis que nos acompaña desde hace tiempo y refrendada por autores como el antes citado Dionisio Aranzadi, Bass, Burns y Echaniz, entre otros. Un arte, por lo tanto, que con sus preceptos y reglas puede ser desarrollado a lo largo de la vida.
Enlazando con esto, si el lÃder nace o se hace, aparece la cuestión de la disposición personal o, dicho de otra forma, el carisma. El liderazgo carismático es una de las cuestiones que más se ha tratado en las diferentes teorÃas del liderazgo, aunque, como muchas otras, no ha llegado a concluirse satisfactoriamente. El carisma, ese no sé qué, resulta, como el propio liderazgo, algo fácil de apreciar, pero difÃcil de explicitar y más complejo aún desarrollar más allá de la parte innata o de crecimiento personal que tiene este concepto. Una forma de ser que sazonará de forma singular este arte de liderar grupos de personas.
Un arte, el de liderar, que deberá ser ético, colaborativo, emocional, transformador y trascendente para ser considerado virtuoso… difÃcil tarea la de enseñar este arte… apasionante por otro lado hacerlo y también dominarlo…
[1] De todas las acepciones que aporta la RAE, 9 en total, hemos utilizado aquellas que son más oportunas para el tema que estamos tratando.
Muy buen post
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