un año después de entrar en la agencia de ISBN para publicar “historias que TRANSforman la educación”, retomo ese post de resumen, para recordar cómo se registra un libro,
y esta vez decido elegir la opción con “datos ricos”, como si tuviera dinero, que para algo somos de Bilbao, ¿verdad, Javier?, en la publicación de “7 emociones”, ese ejercicio de encontrar el color en nuestras vidas,
los colores cálidos, derivados del sol, luz focal, que se oscurece en contacto con la tierra, y los colores frÃos, regalo de la luz de infinito, que se aclaran en contacto con el Ser humano,
colores que surgen en el baile de la claridad y la oscuridad, con nosotros como observadores, no hay color si no hay observador, ¿te has parado a pensarlo?, no son 2 sino tres los elementos necesarios para que surja el color,
y entendemos las 7 emociones como un viaje de energÃa ascendente, las emociones no son un algo que nos pasa por encima, y que tenemos que regular, sino un nivel de vibración que puede elevarse o hacerse más denso con nuestra colaboración,
si el color es energÃa, si las notas musicales son energÃa, ¿cómo no voy a ser energÃa yo en medio, o mucho mejor, alrededor de la emoción?, y aquà surge un ajá, el mundo emocional también es un baile entre la luz y la oscuridad,
un baile en el que es necesaria mi participación, si bien aquà aparece una pequeña contradicción, que es interesante percibir,
ya que cuando hay mucha luz exterior, tan fuerte como la luz es la sombra proyectada, bien lo sabéis los que practicáis la fotografÃa, y es en ese mundo de la luz focal del sol donde experimentamos al ser en la sombra,
y su contrario, en la ausencia de la luz del sol la sombra es muy tenue, y puede surgir la esencia del ser en la luz, una luz intensa, profunda, de infinito, lo más parecido a una luz que viene de quién sabe dónde, o de todas partes, una profunda luz interior,
y me acuerdo de Javier, ese histrión que viene de Bilbao a Madrid, pasando por Galicia, que la lÃnea recta pocas veces es el camino más corto entre dos puntos, para invitarme a un taller de fin de semana para observar la turmalina, una piedra preciosa,
un taller en el que nos hacen un par de dinámicas que nos acercan a una comprensión nueva del color, y de la energÃa que subyace en el arco iris, ¿Goethe o Newton, naturalismo o mecanicismo, con quién te quedas?,
y entiendo este viaje tan divertido, en el que una piedra, bien observada, abre un órgano de percepción en nosotros, un órgano que un dÃa tal vez nos sirva para percibir una planta, o una flor a través de un pétalo, un animal a través de una emoción,
y en el no va más, una persona, empezando en primera persona, eso serÃa genial, por la primera del singular.
Javier, me parece muy buena idea ese paseo por la Vera para observar los colores del arco iris al atardecer, 180º alrededor, el color en la piedra, el color en el aire, antes de entrar con el color en la flor.
Es media noche, quién sabe por qué me he desvelado, me acerco al ordenador, que prendo, estoy rodeado de luz de infinito otra vez, y me acuerdo quién sabe por qué de esa sensación que evoca en mà el bosque animado de Ibarrola,
debo ser muy rústico para que me guste tanto, qué divertido, él tampoco sabe pintar el arco iris, y observo qué emociones surgen en mi interior al volverme a encontrar con este baile perpetuo de claridad y oscuridad.