Inteligencia emocional

El movimiento se demuestra andando

hiking-1149985_1280Muchas palabras y frases vienen a mi mente. Muchas ideas, reflexiones, pensamientos. Ha sido una semana intensa, con muchas emociones y acontecimientos que nos recuerdan que la vida (la nuestra, la de los equipos, las organizaciones, la sociedad) está en constante movimiento, que el tiempo pasa y debemos movernos para acompañar ese cambio o transformar la realidad que nos rodea.

Sin embargo, ante tanto cambio, más allá de los obstáculos que podamos encontrarnos en el camino, muchas son las veces que somos nosotros quienes creamos nuestras propias barreras, aquellas que nos impiden seguir avanzando o que nos confunden y nos hacen caminar en el mismo sitio. Es ahí cuando sin darnos cuenta agotamos nuestras energías caminando siempre en el mismo lugar, como en el cuento del escarabajo y el ciempiés que Javier Riaño trajo en algún momento a este espacio. Y es así que nos movemos, pero en el mismo sitio, sin que el cambio que esperamos se genere.

Entonces sucede, que para sobrevivir y más aún para seguir creciendo, resulta necesario salir de ese bucle, romper esas barreras imaginarias y expandir nuestro mundo. Pero, ¿desde dónde lo hacemos?, ¿desde dónde sacamos las fuerzas?, ¿desde dónde reponemos energías?

Me viene entonces a la mente una pregunta y una respuesta que quedó grabada en mi mente y que Maribel Navascués también recordaba en un post: ¿Qué es lo que te mueve? Aquello que me conmueve.
Y cuando los tiempos se tornan oscuros y tormentosos, donde damos vueltas y flaquean nuestras fuerzas, para seguir avanzando y transformar realidades (o incluso para adaptarnos al cambio), quizás sea necesario parar, respirar profundo y descubrir o redescubrir aquello que nos conmueve… aquello en donde al poner nuestras energías y fortalezas nos ilumina, nos llena de gozo y enriquece el alma.

Ponernos en acción, en movimiento, apostar a la transformación desde nuestro mejor yo, para responder a un para qué que nos moviliza. Aportar nuestro pequeño grano de arena y construir en comunidad.

No digo que sea fácil, incluso es probable que encontremos más dificultades en sobrepasar las barreras que nosotros mismos construimos. Pero si realmente nuestra energía la empleamos en aquello en lo que creemos y nos conmueve, el esfuerzo habrá valido la pena, simplemente, como comentaba Olaia Agirre, por el hecho de recorrer el camino y aprender y disfrutar del recorrido.

Y como el movimiento se demuestra andando, ya tengo listas mis botas. Es tiempo de comenzar a andar.

¿Y tú? ¿Estás preparado/a?

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