Inteligencia emocional

Mi camino de vida

Por Arantza Alcibar

Cuando parece que todo se ha terminado y la oscuridad es lo único que me acompaña, es entonces cuando el miedo comienza a apoderarse de mi mente y me deja recogida en la cárcel de mi imaginación.

Creo un entorno gris y tenebroso en el que soy incapaz de moverme, la respiración se hace corta y superficial y dejo de mirarme al espejo por miedo a encontrarme con mi realidad.

Seguir caminando necesita de una fuerza interior que, en ocasiones, me resulta prácticamente imposible de sacar. Llego a creer que seré incapaz de dar un paso hacia adelante y fantaseo con un futuro incierto que, lejos de haber deseado, me cae encima como una losa que adquiere unas dimensiones imposibles de manejar.

La vida me coloca en una posición difícil y mi cabeza me encierra para mantenerme aún más lejos de la realidad. Busco culpables para intentar sentirme libre de toda responsabilidad, revuelvo mi propia tierra hasta que no dejo el más mínimo rincón sin escarbar. No encuentro nada, y exhausta del esfuerzo, cedo al abrazo de lo que esté por llegar. Cansada de remover lo que no tiene sentido, harta de insistir en lo imposible, e incapaz de levantar las manos para empuñar la daga de aire que pesa en ellas como me pesa el aire que respiro.

El laberinto se va cerrando y la luz no se deja ver, las nubes desde lo alto observan el espectáculo que mi frágil e inocente lucha les ofrece. Vueltas y vueltas al círculo, emborrachada de llanto y seca de fuerza, gritando en silencio como posesa mientras pretendo encontrar el camino que me dé la salida, el que me devuelva a la vida… a aquella
vida que se me escapó de las manos, lentamente, sin apenas darme cuenta.

¿Quién me quitó las riendas? ¿Cuándo le di permiso al ladrón para que me arrebatara el color de mis ideas?

Pinto en blanco y negro y me guío a tientas, doy pasos torpes en una cuerda que se
tambalea sobre un precipicio que siempre permanece a la espera, callado, frío y tentador.

Cansada de sujetarme en esta inercia, de agazaparme al refugio del fuego que ya no me calienta y de recogerme sobre mí misma sin encontrar una salida que me devuelva a mi mundo, a mi vida, a mis ideas…. decido soltarme de la cuerda y lanzarme al vacío… y mientras voy cayendo siento el aire en mi cara y cuanto más cerca estoy del fondo, más relajada me siento. Acabo de soltar el lastre, me he desprendido de la que era. Me he vaciado por el camino y deja de pesarme el cuerpo, me vuelvo etérea, despliego las alas y comienzo a sentir que vuelvo a tomar las riendas, dirijo mi destino y me siento capaz de emprender el vuelo.

He conseguido hacerme dueña de mi cabeza, me da lo mismo en el cuerpo en el que esté puesta. Puedo ser pájaro o puedo ser culebra, es lo de menos, lo verdaderamente importante es que sienta, que razone, que piense, que disfrute y que al paso de los años tenga muy tranquila la conciencia.

Lloré hasta que mis ojos se quedaron secos, benditos ojos de lágrimas postizas que me permiten ver la vida, los colores y contemplar la naturaleza, veo el amanecer, la luna, el sol, las estrellas, y veo las caras de las personas que quiero y las sonrisas de la gente que me importa.

La vida me permite ser vivida desde otro ángulo, ha cambiado la perspectiva, puedo observar donde antes no veía y puedo sentir desde la piel, aunque esté demasiado dolorida.

Mis piernas no responden como a mí me gustaría, pero me acompañan, aunque torpes, para continuar en el camino. Camino a veces difícil y, en ocasiones, impracticable pero que está para caminarlo y siempre hay algo en él que me enseña y me llena la mochila de herramientas para acompañarme y seguir despacio, con calma y llegar cada día a la meta.

Algunos le llaman afán de superación, otros supervivencia. Yo no le pongo nombre porque el nombre no me interesa. Lo que de verdad me importa es mantener la actitud que me empuja y me mantiene, que cada uno que le dé el nombre que prefiera.

Este es mi camino de vida, el que yo elegí después de sentirme prácticamente muerta.

6 pensamientos sobre “Mi camino de vida

  1. Andreina Moros

    Gracias por hacer públicas tus vivencias y con eso animar a muchas personas a que “elijan” el camino…te queremos

  2. Mary

    Gracias por elegir seguir, gracias por tu fuerza y tu ánimo, gracias por disfrutar de vivir y vivir disfrutando.
    Gracias por compartir

  3. Carmen Avión

    Gracias por poner un poco de tu luz en nuestro camino, esa luz tuya que siempre nos lleva al sosiego y la calma y a saber elegir por dónde debemos guiar nuestros pasos. .. agradecida de corazón.

  4. Francisco Javier Bárez Cambronero

    Gracias por compartir esta maravillosa sensibilidad, y mostrarnos tu camino, y que en los oscuros caminos de los bosques de la vida existe belleza, sólo hay que querer verla.

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