Inteligencia emocional

Coaching de Equipos. La despedida.

Con este post finaliza la serie sobre el Coaching de Equipos, porque todo tiene su final, todas las relaciones, todas las experiencias, todas las situaciones de la vida, e incluso la propia vida, tiene su final y despedida.

Los equipos tienen su ciclo de vida, y también un final. Por eso, desde nuestro papel de Coach de equipos podemos ayudar a que se entienda la importancia de la fase de cierre y despedida, y que se atienda con sensibilidad, porque los finales, las despedidas y consecuentes duelos, pueden hacer sufrir a las personas.

Por tanto, daremos importancia a cómo orientar estos procesos de cierre. De cómo se lleve a cabo la fase de despedida y duelo, puede depender la manera en que se afronten nuevos retos e incluso del éxito de futuros proyectos.

Ya sea que se trate de una relación, una vida humana, una vida de un proyecto o equipo, podemos identificar diferentes tipos de finales, de despedidas; deseados, no deseados, previstos, no previstos, naturales, forzados o en paz.

Cada despedida, cada final, cada cierre, tiene su propio campo emocional específico. El cerrar ayuda a dar por completado un proceso, un ciclo, una vida, ayuda a seguir adelante, avanzar.

En cuanto a los equipos, si somos capaces de cerrar bien, nos llevamos algo bueno de esa etapa y de las personas con las que se ha compartido la experiencia.

Desde una mirada apreciativa, se trata de una fase del respeto por lo realizado, de hacer balance, de evaluar el cumplimiento de un objetivo. Y también de agradecer, reconocer, y sobre todo, cuidar el bienestar, tanto de quien se queda, como de quien se marcha.

El cierre y despedida, supone  dar espacio y tiempo para expresar lo que ha significado la vivencia compartida.

Tendremos en cuenta que algo de lo ocurrido permanece  en cada persona, un impacto, un aprendizaje, una conexión con otras personas.

Toda despedida, todo final, conlleva un proceso de duelo. El duelo supone una adaptación emocional que acontece ante cualquier tipo de pérdida. Sea un empleo, una relación, una amistad, o la vida de un ser querido.

Se trata de una respuesta emocional que por tanto, también conlleva su dimensión física, cognitiva, fisiológica y de la conducta vital.

Un duelo, a pesar de la profunda tristeza y sufrimiento que produce la pérdida, nos abre un proceso de aprendizaje mediante el cual comprenderemos que es posible (con)vivir con esta pérdida y continuar en una realidad diferente a la que perdemos, sean las personas con las que hemos compartido equipo y objetivos, o sea un familiar que ya no estará.

Es famosa la propuesta y teoría de Elisabeth Kübler-Ross, sobre las 5 etapas de los duelos por personas queridas.

NEGACIÓN: Consiste en el rechazo consciente o inconsciente de los hechos, o la realidad de la situación. Este mecanismo de defensa busca amortiguar el shock que produce la nueva realidad para dejar entrar en los individuos, sólo el dolor que estamos preparados para soportar.

Los estados emocionales de esta etapa protegen a nuestro cuerpo y mente con un determinado tiempo para adaptarse a esta nueva realidad sin la persona fallecida. Permite amortiguar el choque y aplazar el dolor.

Pero si dejamos que la tristeza y rabia que se producen, perduren mucho tiempo, puede llegar a ser perjudicial al no aceptar lo que ha ocurrido.

En los equipos de trabajo, esta fase de negación suele dar paso a un estado de apatía, y a reacciones “como si no pasara nada”.

Desde nuestro rol de coach, podemos ayudar mediante algunas preguntas que ayuden a reponer el clima emocional; ¿De todo este proceso con qué os quedáis?, ¿Qué rescatamos que nos sirve? ¿Qué necesitamos que no hemos tenido? ¿Qué hay que dejar?.

IRA: Si bien la ira estará presente con distinta intensidad durante todo el proceso de duelo, es en esta etapa donde la ira toma el protagonismo dirigiéndose hacia al ser querido fallecido, a nosotros mismos, a amigos, familiares, objetos inanimados e inclusive a personas extrañas. Incluso puede aparecer con alta intensidad, la culpabilidad.

En los equipos, en esta fase suele aparecer el boicot. El ataque a compañeros, el aislamiento del equipo, la frustración y el resentimiento.

¿Por qué yo? ¡Esto no es justo! ¿Cómo puede sucederme esto a mí?

Esta comprensión del “por qué” de las cosas, puede ayudarte a encontrar una cierta paz. Por tanto, hay que dejar que las personas inmersas en esta fase, expresen libremente su ira, sin juzgarlas.  Deberemos entender que esta ira, no sólo es temporal sino que, principalmente, es necesaria.

Debajo de esta ira se encuentra el dolor producido por esta pérdida. Si somos capaces de identificarla y expresarla sin temores, podremos comprender que ella forma parte del proceso de curación.

En esta fase de ira, pueden aparecer expresiones de labilidad emocional. Una vivencia que se da cuando aparecen estados emocionales que cambian bruscamente. Aunque cierto grado está presenten en todas las personas, puede ser síntoma de un problema mayor.

NEGOCIACIÓN: Es el momento de la búsqueda, evitar lo no deseado, distraer la atención hacia otros problemas. Surge un deseo de que aquello que se ha perdido vuelva, que el ser querido fallecido, regrese. Es un tiempo de profunda tristeza al constatar que la pérdida es irreversible.

Esta fase sirve de defensa para protegerse de la dolorosa realidad, pero como no ofrece una solución sostenible en el tiempo, puede conducir al remordimiento y a la culpa, interfiriendo y retrasando la curación.

Por otra parte, se desea volver a la vida que se tenía antes. Se concentran las energías y gran parte del tiempo en lo que se podría haber hecho diferente para evitar esta muerte. Nos quedamos en el pasado.

Como coach, podemos ayudar haciendo ver lo que es posible y lo que no lo es, evitar falsas expectativas, y con una pregunta para la reflexión; ¿Qué te aporta seguir intentándolo?

Son etapas por las que no necesariamente pasan todas las personas.

DEPRESIÓN. TRISTEZA: Se siente tristeza, miedo e incertidumbre ante lo que vendrá. Sentimos que nos preocupamos mucho por cosas que no tienen demasiada importancia, mientras que levantarse cada día de la cama se siente como una tarea realmente complicada. Estos sentimientos muestran que se ha comenzado a aceptar la situación.

Surge la impaciencia ante tanto sufrimiento, sintiendo un agotamiento físico y mental.

Es por eso que en el ámbito de los equipos, ante la inestabilidad que produce un final, se aprecia bajo rendimiento en las personas, por ejemplo, se refleja en una ausencia en las reuniones.

Como coach de equipos, ayudaremos a que se permita la expresión emocional, y que se dé valor a la presencia de los que están.

ACEPTACIÓN: Este es el momento en que el equipo se involucra activamente en la transición y se inicia la búsqueda de nuevos proyectos y aparece la pregunta: ¿Qué hacemos ahora?

En el contexto de la pérdida de un ser querido es cuando comenzamos a hacer las paces con la pérdida, nos permitimos la oportunidad de vivir a pesar de la dolorosa ausencia del esa persona.

Esta es una fase en la que se concreta la necesidad de un buen autoconocimiento, porque es un proceso que nos permite reflexionar sobre el sentido de la vida, así como lo que queremos de la vida a partir de ahora. La frase que resume la esencia de esta etapa es “Todo va a estar bien”.

Es tiempo de aceptar la realidad de que nuestro ser querido se ha ido físicamente, por lo que debemos comprender que esta nueva realidad que vivimos sin esa persona, será nuestra realidad permanente de ahora en adelante. La introspección permitirá realizar una evaluación de la vida y analizar cuál es el crecimiento obtenido durante este proceso.

Tanto en estos casos, como en la vida de los equipo, sirve de gran ayuda contar algo positivo del proceso, algo con lo que me quedo, se trata de honrar el camino recorrido y experiencias positivas vividas.

Agradecer las cosas que ha ofrecido, esa persona, esa experiencia, esa relación, ese compartir en equipo, aunque no sean las que se esperaba recibir. Este uno de los secretos que ayudan a resistir las dificultadas, y también las despedidas.

Pero, ¿cómo son mis propias despedidas, mis cierres y mis duelos?

Lo cierto es que me ha tocado vivir muchos cierres, muchas despedidas, finales y duelos, bien de carácter personal, familiar, de amistad y por supuesto laborales y con equipos de trabajo.

En esto me ha ayudado mi afición a la fotografía, dicen que un buen fotógrafo debe llegar el primero a los sitios y marchar el último, de esa forma puede captar detalles que se producen durante de todo el tiempo que dure el evento que se quiere fotografiar. Algo así también se recomienda ante una presentación que vaya a hacerse.

Esta reflexión me trae a la memoria el libro Offshore, en él Petros Márkaris, a través de la voz de su detective Kostas Jaristos, dice que algunas veces cuando vas a abandonar un sitio que has llegado a amar, das una última vuelta por allí antes de marcharte para siempre, el pretexto es asegurarte de no olvidar nada pero, en realidad, lo que ocurre es que resulta difícil renunciar a ese lugar.

Algo así, me ocurre a mí, pero también es algo que hago porque en realidad, no quiero perderme nada, quiero vivir todo lo que suceda hasta el final, e incluso quedarme el último, experimentarlo para tener pleno conocimiento de qué ocurre y de cómo me comporto yo ante ese proceso. Al final, esta forma de afrontar los finales me ha aportado el tomarlos con naturalidad.

En el caso de pérdida de seres queridos, mi mente viaja a momentos felices y divertidos vividos con esa persona, momentos en los que le he admirado y me he sentido querido por él o ella.

Y siempre, siempre, cuando me separo o despido de alguien, en la medida de lo posible, me gusta dar abrazos de despedida. Me ayuda a dar el paso de la separación.

Ha llegado el momento, ahora toca despedirse de esta serie de escrituras, el proceso de formación y certificación en Coaching de Equipos ha finalizado y todos y todas quienes hemos formado parte de él, ya nos hemos despedido. A algunas de las personas, les seguiré viendo, a otras menos y a otras, es posible que no vuelva a verlas. Aceptado queda.

¿Cómo son tus cierres, tus despedidas y tus duelos? Si nos lo quieres contar, te esperamos en la sección de comentarios.

Muchas gracias por vuestro interés y lectura. Un abrazo.

 

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