Inteligencia emocional

¿Y tú, tienes la nariz roja? El fantástico valor de la nariz roja.

Ismael:_Querido amigo, hoy es tu cumpleaños, muchas felicidades, que tengas un día radiante, lleno de cariño, que seas aún más feliz y que nos veamos pronto. Un abrazo.

Su mensaje me alegró muchísimo, así que le contesté rápidamente;

Javi:_Muchas gracias amigo, sí, me empeño en ser feliz, amigos como tú me lo ponéis fácil.

Ismael:_Confío en tu capacidad.

Javi:_Mira, me he regalado este ejercicio creativo, un bonito libro que he empezado a leer ahora mismo, sentado al sol y acompañado de un buen vino blanco.Mi respuesta iba acompañada de la foto.

Ismael:_Yihha! Tiene buena pinta, me gusta tu criterio. Me respondió Ismael.

Esta es una conversación que mantenía hace un mes, vía whatsapp, con mi fantástico amigo Ismael Pantaleón, de Ideas Infinitas.

Enseguida pasó por mi cabeza la posibilidad de utilizarla para escribir un post. Y aquí está, en él transmitiré algunas de las ideas que contiene este bonito hallazgo, El payaso que hay en ti. Sé payaso, sé tú mismo. Caroline Dream.

Es curioso, coincidencias de la vida, el libro lo tenía pedido en mi librería habitual, y casualmente me avisaron de su llegada el día de mi cumpleaños. Ese día, tenía una sesión de trabajo desde primera hora de la mañana, pero en cuanto terminé, cerca del mediodía, di por concluida la jornada de trabajo y marché a recoger lo que consideré como mi propio regalo, ¡y vaya si lo fue!

El libro revela aspectos poco conocidos del universo del clown y su formación, evidenciando la libertad, el placer y el espíritu lúdico que imbuye a todo el que se pone una nariz roja y se permite jugar dejando que su propio payaso se exprese sin reservas.

Según se narra en la contraportada; es un libro recomendable para quienes se inician en el mundo del clown, para quienes desean hacerlo o para quienes, sencillamente, sienten curiosidad por conocer más acerca de este apasionante arte que nos conecta con la parte más humana de nosotros mismos, con nuestras emociones.

Es un libro del que ha dicho, nuestra querida amiga y payasa, Virginia Imaz, que se trata de una invitación a transitar el camino de la nariz roja, llena de amor, respeto. Un magnífico libro de gran utilidad didáctica.

Quiero utilizar este libro y su mensaje como una metáfora de una saludable manera de comportarse en la vida, en las relaciones y ante las contingencias que van y vienen, un estilo de vida, una manera de percibir, sentir y estar en el mundo, y según escribo intuyo que, por su contenido, da como para escribir toda una serie de post, ya veremos.

En el prólogo, Alex Navarro, payaso desde 1986, dice que ser payaso es un estado del espíritu, pero también un oficio. Aquellas personas que se interesan por descubrir su clown, es gente curiosa, intrépida, valiente, que no se conforman y que intuyen que detrás de la nariz roja se esconde un mundo fantástico que abre las puertas a un universo que siempre estuvo ahí, pero que, con el paso de los años, solemos perder de vista.

Son muchas las personas que emprenden el viaje hacia su clown para vivir una experiencia insólita, superar miedos, mejorar su sentido del humor o, sencillamente, desinhibirse y disfrutar más.

Ahora bien, Alex aclara que alguien no se convierte en payaso por ponerse una nariz roja. Ser clown o payasa, requiere creatividad, y una particular visión del mundo y sobre todo una gran honestidad escénica.

Caroline, comienza escribiendo que el único requisito esencial es prepararse para compartir quién eres, con humildad y humanidad, sabiendo que este singular aprendizaje no tiene final previsible. En realidad, es un proceso que tiene dos caminos; el exterior, lo que ocurre en el escenario _en el entorno_ y el interior _lo que ocurre dentro de ti_, de nosotros y nosotras.

Desde luego, es un comentario sugerente que anima a iniciar este divertido viaje, porque en ambos caminos nos esperan increíbles descubrimientos, que empiezan con el deseo de hacer reír y que nos llevan a grandes hallazgos sobre quiénes somos, sobre la influencia que tienen los pensamientos en nuestras emociones, acciones y reacciones, sobre cómo cultivando el sentido del humor podemos transformar la realizad y ser más libres.

Caroline, plantea siguiente pregunta: ¿Todos llevamos un clown dentro?

Coincido en la respuesta con ella. Sí. Todos y todas, tenemos una identidad clown. Todo el mundo con un poco de ayuda puede experimentar el payaso que habita en su interior, a ese yo que simplemente es ese yo divertido y gracioso, amante del juego.

Quienes me conocéis, sabéis de mi inclinación a utilizar la nariz roja. Junto al “Monedero de mi abuelo”(enseñanza de Ismael)  y “el pañuelo de seda”, forman un maravilloso trío que va conmigo a todas partes. Cuando utilizo alguno de ellos, lo hago con la intención de dejar que se manifieste el clown que habita en mí y utilizar el humor en aquellos momentos que considero oportuno hacerlo, incluso en momentos serios, más adelante hablaremos de la seriedad. Me he arriesgado a utilizarlos en numerosos contextos, y en la mayoría de ellos he observado que la gente ¡lo agradece! Y esa sensación es una gozada.

Con el tiempo he descubierto que exponerse, sentirse vulnerable, aporta tensión sí, pero sobre todo una fantástica sensación de libertad.

En el momento en que dejamos a un lado nuestro yo organizado, realista, crítico y moralizador, aparece el clown con facilidad.

Y tal es así, que Caroline nos advierte que cuesta creer lo adictivo que puede llegar a experimentar nuestra versión chiflada. Esa identidad chiflada y creativa, no es el niño interior. Los clowns no son niños, aunque no han olvidado su infancia, ni han dejado de observar a los niños.

Para sintonizar con la frecuencia clown es recomendable improvisar, cuando se hace, ocurren cosas extraordinarias y divertidas. Ahora bien, para hacerlo hay que apartar al miedo, porque sólo aporta inseguridad, menosprecio, es entonces cuando el clown se encoge y desaparece.

El humor es el lenguaje de los payasos para compartir historias, emociones y aventuras. El humor positivo fomenta el bienestar psicológico, y si esto es así, también fomenta el bienestar colectivo, social. Implica una mirada positiva de la vida, hasta en la adversidad, ayuda a mantener una buena autoestima y facilita las buenas relaciones entre las personas, al dispersar las tensiones emocionales.

La sociedad en que vivimos necesita cada vez más humor. Parece que la gente empieza a comprender que la felicidad no está en la seriedad, en la moral del trabajo, el consumismo y la acumulación material, la felicidad está en otra parte.

Estoy totalmente de acuerdo con Caroline cuando recuerda que hay acontecimientos muy serios que están ocurriendo en el mundo, algunas realidades no se pueden tomar a la ligera, como las guerras, el hambre, la pobreza, ver imágenes de niños y niñas muriéndose por desnutrición, es muy serio y muy triste.

Y nos ofrece una sorprendente reflexión; es muy preocupante que, como adultos, nuestra habitual respuesta a muchos estímulos que recibimos en la vida, sea la seriedad. Ofrece como ejemplo las figuras de Chaplin, Keaton, o los hermanos Marx. Ellos, nos aportan una visión de la comicidad del ser humano y de su eterna lucha contra sus circunstancias.

La acción de ponerse la nariz roja produce un extraño fenómeno en uno mismo y en los demás, se basa en ser consciente y estar presente, el clown hace justo lo necesario, en el momento más oportuno. Una decisión vital de sentir, de mantenerse abierto o abierta al mundo y de mostrar lo que se siente sin miedo.

Si crees que no eres capaz de ponerte la nariz roja y hacer partícipes a los demás, puedes acercarte a alguien, mírale a los ojos, pues en ellos verás si te dan permiso para jugar.

Los payasos y los clowns realizan un delicioso ejercicio de autenticidad, de eso se trata, se ser auténtico y ser auténtico significa ser honesto, honesta. La única herramienta que se necesita es la nariz roja; con ella puesta te delatarás a ti mismo, a ti misma. Aun siendo la máscara más pequeña que existe, es la que más revela.

Expresar emociones como el miedo, la rabia, los celos, la tristeza, desde su “fuerza cómica”, es un maravilloso ejercicio creativo de regulación emocional. 

Los payasos y las payasas son de gran ayuda para la mejora de la expresión emocional, los niños y niñas nos dan magistrales lecciones de ello.

“El humor es una muestra de la madurez del ser humano”, Carles Sans, clown, compañía teatral Tricicle.

Evoluciona, descubre el clown que hay en ti.

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