Inteligencia emocional

¿Decidirán por nosotros los algoritmos?

Estoy inmersa en un proyecto importante, nuclear, porque remueve todo lo que me preocupa. El futuro, el cambio, el aprendizaje, la flexibilidad para adaptarnos a un mundo que no sabemos como será.

Y en mi búsqueda de argumentos, materiales, soportes, ejemplos, ideas…me encuentro con varias entrevistas al historiador israelí, Yuval Harari, que nos habla de un inquietante avance de los Big Data, la inteligencia artificial y dibuja un futuro próximo mezcla de Gran Hermano, (aquí me refiero al vigilante de la distopía de Orwel en su libro “1984” y no al programa de TV), Blade Runner…, donde los algoritmos nos dominan. Un debate que me recuerda al antiguo, aunque no por eso menos significativo ensayo, “Apocalípticos e Integrados” de Umberto Eco.

Yuval Harari es el autor de “Homo Sapiens” y del más reciente “Homo Deus”, si en el primero intenta condensar la historia de la Humanidad en el segundo nos habla del mundo del futuro.

Desde la irrupción de Internet en nuestras vidas todo parece cambiar muy rápido, evoluciona constantemente, si los que empezamos con un blog hemos visto que el imparable avance de Facebook, Twitter, Instagram…, se lleva la conversación a otros foros y que estar al día es todo un reto, las posibilidades de compartir hoy son casi infinitas, aunque las reglas del juego son cada vez más opacas para los recién llegados.

 Facebook, Amazon, Google dicen tener ya más datos sobre nosotros que nosotros mismos. Reunir y recoger datos, información con fines estadísticos, que puedan ayudar en el futuro a diagnosticar mejor es una bella utopía. Pero la recopilación de emociones, sensaciones, reacciones físicas, biológicas…. para luego poder vendernos mejor, o para que el siguiente libro, canción, serie, película, o cualquier otra creación artística nos impacte más , más rápido, genere adicción… resulta desde luego inquietante.

De ahí que para salir a bucear por la red necesitamos cada vez más tener una brújula clara (qué me mueve, qué me importa, qué me motiva, qué me apasiona) antes de dejarnos conquistar por la última moda/tendencia para compartir contenido. “Lo que funciona es el video, lo que sube es Instagram, lo que se lleva son los podcast”

En cualquier caso parece que el pegamento de la humanidad, al menos tal y como nos recuerda Yuval Harari siguen siendo las historias, en forma de mitos, religiones, política, promesas… pero en cualquier caso, el relato.

Los homosapiens somos los más cuentistas de la humanidad, y esos cuentos nos permiten cooperar, colaborar, construir juntos. De nosotros depende que tipo de mundo queremos y si se lo entregamos sin luchar a los algoritmos.

Las afirmaciones del israelí insisten en argumentos en los que creo y trabajo: “Las nuevas generaciones necesitan Inteligencia emocional, Resiliencia y flexibilidad emocional.” Yo creo que todas las generaciones las necesitan.

…”lo más importante que tienen que aprender los jóvenes es cómo crear una identidad flexible, cómo tener la capacidad emocional para no dejar de cambiar a lo largo de la vida

Hoy estoy apocalíptica, creo que también nuestro mundo quiere “barrer” esa realidad de desigualdad que estamos creando. Bajo una sociedad creativa que trabaja por proyectos, subyace una situación precaria. Frente a los Kknowmads (los llamados trabajadores del futuro, nómadas del conocimiento) que pueden viajar y trabajar donde quieren, cuando quieren, están las personas que no tienen a quien dejar a sus hijos y mayores. Personas a las que no les sirve con “reorientar” su carrera o largarse a otro país. Curioso que se hable de identidad flexible, cuando pasada una edad esta identidad parece inamovible…

“¿Qué va a pasar con el mercado de trabajo cuando la inteligencia artificial supere a los humanos en la mayoría de las tareas? ¿Qué vamos a hacer con esa nueva clase formada por cientos de personas sin empleo que van a ser económicamente irrelevantes?”

Si somos honestos no tenemos ni idea de lo que va a pasar en el futuro, sólo nos queda entrenar la flexibilidad, la capacidad de adaptación y apoyarnos, colaborar en el camino, construir una red social sólida. Sólo la nube no nos va a servir, pero necesitamos ampliar nuestra red, no para tener más contactos, sino para poder seguir contando con personas que tienen más conocimientos que nosotros.

Un pensamiento sobre “¿Decidirán por nosotros los algoritmos?

  1. Carlos Palleiro Alvarez

    Muy de acuerdo con tu reflexión y tu preocupación; es algo que también últimamente me inquieta: el observar que a través de las proyecciones que se realizan de lo que hoy somos y tenemos, la tendencia a futuro es un mundo en el que la persona sólo cuenta como unidad de consumo, supuestamente satisfecho.
    Al respecto siempre me he preguntado por qué nos cuesta tanto idear un futuro diferente al que nos están prediciendo y luchar por conseguirlo. Como sucede en otros muchos campos, las ideas de unos pocos (en muchos casos muy interesados o adoctrinados a una determinada marca) se imponen ante el silencio de muchos. Echo de menos más grandes pensadores, sin ataduras ni intereses, que nos ayuden a vislumbrar que otro futuro, no apocalíptico ni dominado por cuatro megaempresas, sea posible, para que cada uno en sus posibilidades pueda sembrar un poco de esperanza en esa idea.
    Gracias

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