Inteligencia emocional

Gracias amigo por llamarme; amigo.

Allá por el mes de junio mi buen y querido amigo, Ismael Pantaleón, de Ideas Infinitas, me envió un correo, llevábamos tiempo sin hablar y contarnos cosas y quería saber cómo estaba y como me iban las cosas en lo profesional y en lo personal, se lo agradecí muchísimo, me hizo mucha ilusión.

Nos contamos cosas vía correo, yo le hablé sobre el gran cambio que iba a dar a mi vida (escribiré sobre esto en un próximo post, paciencia pues), el me transmitió un esbozo de sus proyectos en México y nos emplazamos a provocar una ocasión para vernos los tres, él, Txus y yo y compartir cosas de nuestras vidas, me dijo que después del verano me llamaba para hablar, en la mañana del pasado lunes 3 de septiembre cumplió su palabra, como siempre, y me llamó por teléfono.

Me hizo muy feliz hablar con él durante un largo rato, saber de sus proyectos y de su vida, compartimos algunas ideas y preocupaciones, le hice saber que estaba muy agradecido por su llamada y por su colaboración en una de las fases de mi proceso de cambio vital y que me había dado energía para todo el día. Después, durante una ruta en bicicleta a la que dediqué el resto de la mañana, me acordé mucho de él.

Desde las corrientes teóricas de la Sociología de las Emociones, sobre todo las relacionadas con el Interaccionismo se establece que la mayor parte de las emociones humanas son sociales pues se producen en la interacción con otras personas, es necesaria la presencia de otras personas, es necesario el “cara a cara”, tal como expone E. Goffman, para que se produzca el contagio emocional; y le otorgan un papel fundamental a la comunicación, al lenguaje, al habla, como factor determinante en la transmisión emocional. Dejando aparte las redes sociales, soy de la opinión que también en la distancia y sin el cara a cara aparentemente necesario, se produce el contagio emocional que permite la conexión (o rechazo) entre las personas.

En una conversación por teléfono el tono y la inflexión de la voz, las palabras que se utilicen y el sentido que se les dé, actúan como un potente estímulo emocional. Incluso, diría yo, que el mero hecho de escuchar el tono de llamada y ver quién te llama, ya produce una determinada emoción y (pre)dispone a pensar en la persona que se encuentra al otro lado del hilo de una u otra manera, de este detalle, aparentemente nimio, dependerá al tono y palabras que se utilicen en la charla. Desde que suena el teléfono hasta que se pronuncian las primeras palabras, hay tiempo suficiente para regular – o no- ese estado emocional influyendo en el resultado y las consecuencias de la conversación.

Así fue con mi amigo Ismael, en cuanto vi en la pantalla del teléfono su nombre, se produjo en mi cara una gran sonrisa, a mi mente vino la imagen de su cara sonriente, y en cuanto escuché su voz que, dicho sea de paso, transmite bondad, experimenté una intensa emoción de felicidad. Recuerdo que una de las primeras palabras que ambos dijimos fue la de amigo.

Una llamada de teléfono a tiempo, coup de telephone, que dirían en Francia, puede cumplir un amplio abanico de funciones. Desde la distancia, puede ayudar a establecer un diálogo y solventar un conflicto, o agravarlo, puede aclarar situaciones, puede dar información, puede transmitir y declarar amor. ¿Cuántas relaciones quedan rotas por que ninguna de las partes se decide a llamar por teléfono?, ¿cuántos problemas podrían ser resueltos?

Unas de estas funciones más importante es la de acortar distancias. En estos días de tanto debate sobre las personas migrantes, pensemos en el shock emocional que sufren y cómo lo atenúan, en cómo resuelven sus rupturas, separaciones y alejamientos familiares, ¡con llamadas y conversaciones por teléfono!

El mero echo de escuchar la voz de una persona querida, imaginemos una madre que escucha la voz de un hijo o una hija de la que está separada por miles de kilómetros de distancia, transmite y contagia la vivencia emocional del momento, congoja, alegría, enojo, rabia, tristeza, preocupación, miedo, de inmediato surgen las lágrimas a uno y otro lado de la línea.

Por eso de la importancia de poseer un teléfono móvil para estas personas, de ahí la importancia de los locutorios que en los últimos tiempos han proliferado, incluso es un elemento vital para las PSH, personas en situación de exclusión social extrema. Para estas personas es imprescindible disponer de teléfono móvil pues es el único medio de contacto con sus personas queridas, o no queridas, y de contacto con las emergencias.

Volviendo sobre los efectos emocionales de una conversación telefónica, mi amigo Ismael aprovechó para halagarme, valorarme y reconocerme, y yo a él, pero lo haremos presencialmente próximamente porque nos hemos emplazado, obligado, a reservar un par de días el mes próximo para estar juntos. A través del teléfono nos hemos emocionado mutuamente y hemos sentido el impulso de viajar para vernos, de los viajes hablaba en el anterior post, uno de los grandes motivos de emprender un viaje es el de abrazar a un amigo, o amiga, y satisfacer la humana necesidad del contacto físico, de la interacción cara a cara, de consolidar una amistad, auténtico valor humano.

Mientras eso ocurre, bienvenidas y emotivas sean las llamadas por teléfono.

Y tú, ¿Tienes pendiente alguna llamada telefónica?, si es así, no lo dudes, emociónate a distancia.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Confianza online