Inteligencia emocional

Ven a mí… Más allá de las palabras

Recientemente he descubierto un vídeo de Andrea Bocelli con su hijo Mateo… “Ven a mí”. Precioso vídeo… Preciosa canción… Quiero compartir aquí lo que me ha sugerido. Y lo hago en el día que se cumplen 20 años de que me estrené como madre.

La principal sensación que me queda es de ternura ¡Qué maravilla ver y sentir la complicidad de padre e hijo! El orgullo recíproco… La satisfacción de compartir mucho más que una canción… El paso del testigo… Una carrera que comienza y una ya consolidada que sirve de aliento y estímulo… Una puerta que se abre, un mundo por descubrir y construir…

La letra (véase la foto) es muy evocadora…

“Ven a mí… Escúchame… Abrázame… Si quieres tú”. Como padres y madres nos corresponde acompañar a nuestros hijos e hijas en su camino de crecimiento y hacerlo cada vez más en la distancia, pero permaneciendo siempre disponibles para aquello que quieran o necesiten. Llega un momento en el que sólo queda esperar a que vengan a nosotros… si ellos y ellas quieren. No es nuestro momento ni nuestra vida, sino la suya. ¡Qué difícil mantenerse en la justa distancia! Darles raíces y alas es nuestro mejor legado. Como decía Juan Ramón Jiménez: “Raíces y alas. Pero que las alas arraiguen y las raíces vuelen”.

“Que sigo dispuesto a amarte sin fin / Pero a cada paso que doy / Más te alejas tú”. El día que fui madre comprendí, no de forma racional sino experiencial, lo que es el amor incondicional. Estar dispuesta a amar sin fin, sin límites, sin medida, sin esperar nada a cambio, sin reproches, sin preguntas, por encima de todas las respuestas… Y a sabiendas de que poco a poco, día a día, a medida que emprenden su camino se alejan llevándose una parte de tu corazón y de tu vida… Y el ciclo se repetirá… Ellos y ellas lo harán con sus hijos e hijas.

“En cada paso que des, cree en ti”. Creo que no hay palabras más potentes hacia un hijo o una hija… Una invitación, una llamada a que sigan a sus corazones, a que superen sus miedos y luchen por lo que creen… aunque nosotros no lo veamos claro… incluso, a veces, en contra de nuestro criterio. Hace mucho  que hice mío el lema de Virgilio, “Possunt quia posse videntur” (pueden porque creen que pueden).

“Es un viaje eterno, yo sonreiré / Si me llevas contigo a volar otra vez”. Son mágicos esos momentos en los que, como cuando eran pequeños, te invitan a ‘jugar’ y a soñar con ellos. Te abren la puerta de su mundo y tú entras agradecida…

“Te puedo ver / Aunque cierre mis ojos, te ven”. Ese gran secreto compartió el zorro con El Principito: “Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”.

Para terminar unos versos  de Khalil Gibran, El Profeta:

“Vuestros hijos no son vuestros hijos.

Son los hijos y las hijas del ansia de la Vida por sí

misma.

Vienen a través vuestro, pero no son vuestros.

Y aunque vivan con vosotros, no os pertenecen.

(…)

Sois los arcos con los que vuestros niños, cual flechas

vivas, son lanzados”.

Para ver el vídeo de la canción pinchar aquí

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Confianza online