Inteligencia emocional

sociocracia y solidaridad, vasca y andaluza, en las montañas

es sábado por la mañana, y nos acercamos de nuevo a este espacio en el que un grupo de personas nos reunimos, para atisbar las claves de las organizaciones del futuro, en este ejercicio que denominamos reimaginando,

donde me voy a encontrar nada más llegar con Marta San Martín, que me presenta a Nora Plaza, otra vasca en Madrid, residente ocasional en Cádiz, ya son 10 añitos, la que va a ser la ponente de este taller de sociocracia práctica,

en esta conversación que abre la mañana, con el taller al que Marta acaba de asistir, un taller de 4 días en el que NER explica cómo aplican los fundamentos de esta forma de trabajar, ellos lo llaman Nuevo Estilo de Relaciones,

una forma de hacer que tiene todo que ver con el taller de hoy, en el que Nora nos introduce en la historia, las figuras se Auguste Compte, padre del positivismo y la sociología, de Kees Boeke y del movimiento quacker,

así como de la escuela que funda, “De werkplaats” (the workshop), un espacio que se rige por la educación social y creativa, el desarrollo comunitario, la automotivación y la satisfacción por aprender haciendo,

una escuela en la que tratamos a los niños como personas adultas, en relación de igualdad con sus profesoras y maestras (on first-name terms with their teachers), qué fácil de enunciar y qué complejo de desarrollar,

una escuela en la que estudia Gerard Endenburg, trabajador de Philips que va a hacer la traslación en el negocio de sus padres de los principios que aprende de niño en su cole, qué curioso, para transformar la organización en un caso de éxito,

por medio de un método de toma de decisiones para gobernar y administrar organizaciones y sociedades basadas en la equivalencia y que se inspira en la cibernética,

qué interesante, si podemos gobernar máquinas, quizás, sólo quizás, alguna de las reglas que apreHendemos para las máquinas, eso de la señal de ida y la de vuelta, por ejemplo, nos sirvan para las personas,

y Nora nos introduce los 3 principios que rigen este ejercicio para cambiar la estructura de poder en las organizaciones, porque cambiando las relaciones de poder estamos cambiando las reglas que rigen este mundo,

  1. la equidad (en procesos en los que todas las voces cuentan, por medio de rondas de palabra),
  2. la transparencia (porque la información es poder),
  3. y la eficiencia (porque estamos aquí, entre otras cosas, para alcanzar una serie de objetivos que nos benefician a todas como comunidad),

3 principios que se articulan por medio de 4 reglas,

  • la estructura de círculos,
  • con una dinámica de representación en el nivel superior de doble enlace,
  • con los procesos de consentimiento, con la objeción como regalo,
  • y de la elección abierta, ese proceso en el que no hay una campaña de un canditado, sino que el grupo se autoregula, y nombra a las 4 personas que pueden ejercer en el siguiente periodo en las funciones de coordinadora, representante, facilitadora y secretaria,

y ahí seguimos un rato, jugando, con un juego de rol, en este ejercicio que parece fácil, pero que tiene tela marinera, en el que vamos a observar nuestra reacción inicial, que se puede traducir o no en una objeción,

cuando la decisión implica ir en contra de los objetivos o del propósito del grupo, o en contra de las tareas que yo misma desempeño,

una objeción que puede moverse hacia el consentimiento, cuando no estamos fundamentalmente de acuerdo, pero podemos vivir temporalmente con ello, tal vez hacemos más corto el tiempo de aplicación y la evaluación de los resultados,

cuando aceptamos por unanimidad, en una decisión que nos vincula, ahí está el reto, que la propuesta es “Good enough for now“, suficientemente buena por ahora, y “Safe enough to try”, suficientemente segura para darle un tiento.

   así lo vimos…

si quieres saber más de sociocracia, 2 enlaces como recomendación,  www.sociocracyforall.org, www.sociocraciapractica.org

y me quedo charlando al final de la reunión con Nora y Mónica, su amiga de infancia, su amiga vieja, otra forma de llamar a nuestra primera amiga, ellas se conocen desde los 11 años, como me pasa a mí con Gidor, mi amigo viejo,

en esta conversación en la que 3 chicas nos juntamos en Madrid, Nora se ha acercado desde Cádiz, su amiga desde Bilbao, yo resido aquí, en el centro del imperio, y la amiga de Nora me comparte su actividad ayer noche,

en esta escuela de vida que se convierte en proceso de voluntariado, ella ha estado anoche en la Cañada Real, ese espacio en el que también es voluntaria mi amiga Eva, y su pareja, Fernando,

y me comenta, radiante, cómo muchas veces, ella, que supuestamente se acerca a dar, con un viaje de 400 km de ida y vuelta por medio, se siente acogida, aceptada, por la persona que es destinataria de lo que ella viene a compartir,

en una dinámica que repite de vez en cuando, y que hoy aprovecha para estar aquí, junto a su amiga vieja, en un sitio a medio camino entre Bilbao y Cádiz, pongamos que hablo de Madrid.

en esta conversación final, Nora nos cuenta por encima las diferencias que observa en la forma en la que las personas se reúnen y se forman los grupos, y hace la diferencia de los grupos con los que colabora en Cádiz, con un liderazgo más personalista,

y los grupos que se forman en otras latitudes, y ahí nos volvemos al norte, con un movimiento más horizontal, más comunitario, dotado también de sus iconos, el padre Arizmendiarrieta, o Kodo Saratxaga, por poner dos ejemplos,

y hablamos de cómo nos influencia la orografía, el clima, la cultura y la historia, en este proceso de desarrollo del liderazgo y de la comunidad, del impulso vertical y del impulso horizontal en cualquier proceso de progreso, social y económico,

de la mano de nuestros valores, acompañadas por nuestras emociones, en este ejercicio tan interesante de bajar los valores a la tierra firme, convertidos en comportamientos, observables y observados, y ojalá cada día más compartidos,

como esta historia que me llega al móvil, y que nos habla de lo vertical y lo horizontal, el ser humano y la naturaleza, valores, emociones y comportamientos, y de la solidaridad de un pueblo.

Y tan bonito le pareció el niño a la montaña, que al verlo correr y reír por su ladera lo quiso sólo para ella. Así que sin pensarlo dos veces, abrió un camino en forma de agujero que se tragó al pequeño.
Al ver qué cada vez había más personas intentando sacar al niño de sus entrañas, la montaña, enfadada, se endureció. No quería dejar de sentir el calor del pequeño acurrucado en su interior.
Más de trescientos valientes lucharon día y noche sin descanso hasta vencer a la montaña.
Hoy, la montaña no es la misma, ya no tiene a Julen, está desierta, vacía.
Los trescientos ganaron la batalla, pero se sienten derrotados.
Hoy nadie sonríe, todos tenemos un nudo en la garganta. Todos, excepto Julen, que de la mano de un ángel hoy observa, y sonríe al ver que él solo ha conseguido sacar la bondad de las personas, la mejor cara de todo un pueblo, de todo un país.
Nadie va a olvidar lo que ha pasado en la montaña. Nadie va a olvidar a Julen.

 

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