Inteligencia emocional

Somos lo que hablamos, Luis Rojas Marcos.

Somos lo que hablamos es el título del nuevo libro del psiquiatra afincado en Nueva York, Luis Rojas Marcos.

Como en sus libros anteriores La fuerza del optimismo y Como superar la adversidad, se dirige a nosotros lectores en un estilo ameno, sencillo y claro, con muchos ejemplos y experiencias relacionadas con los distintos puestos que, desde 1992, ha ejercido en la Gran Manzana: ha sido Jefe de los Servicios de Salud Mental, Alcoholismo y Drogas de Nueva York, director del sistema de sanidad y de hospitales públicos de la ciudad y actualmente es profesor de Psiquiatría en la Universidad de Nueva York y miembro de la Academia de Medicina de la ciudad. Vivió en primera persona la catástrofe del 11-S en las Torres Gemelas, ofreciendo desde el primer momento atención médica y psicológica a victimas y familiares. Salvó su vida al dejar el puesto de mando en una de las torres para buscar un teléfono operativo. Esta experiencia en concreto, relatada, siempre con un estilo explicativo optimista, aparece en este libro, además de aderezar sus conferencias, a las que me confieso adicta.

 

¿Cuáles son las ideas principales en este libro, que refuerzan sus trabajos anteriores sobre el optimismo y la resiliencia?

 

En esta ocasión Rojas Marcos apela a la necesidad de aprender a hablarnos a nosotros mismos.

Mantiene la tesis de que las personas más habladoras y locuaces, extrovertidas, con una perspectiva optimista, con conciencia para razonar y con estabilidad emocional, viven mejor y durante más años.

Establece a través de diferentes estudios y muchos ejemplos la relación entre hablar más y la longevidad. Me llama la atención que aunque España es el segundo país con las personas más longevas tras Japón, la cultura y valores del país nipón son lo opuesto al planteamiento del libro, puesto que premian el silencio y la contención frente a una cultura española de contar y compartir, como la de las abuelas del propio autor, charlatanas y sermoneadoras, así que el libro abre la puerta a estudiar el lenguaje privado de los japoneses ¿se hablarán a sí mismos de la forma en la que nos recomienda este libro?.

En estas páginas, El poder terapéutico de hablar y hablarnos, Luís rojas Marcos repasa la importancia de nuestro lenguaje social, como nos expresamos ante los demás, y como nuestro acento, el tono de voz, el vocabulario que usamos, la comunicación no verbal que acompaña a nuestras intervenciones en público, en reuniones formales, en sociedad… afecta a la forma en las que nos perciben los demás. Como nos ven los demás afecta a nuestra autoestima.

Aunque son muchas las obras y autores que han estudiado la importancia del lenguaje verbal y no verbal, lo distintivo, para mi,  en este libro, es el énfasis en el lenguaje privado, lo que nos decimos y contamos a nosotros mismos, y como este resulta esencial para nuestro aprendizaje, nuestra memoria, nuestra gestión de las emociones y la toma de decisiones adecuadas para cumplir nuestras metas.

Este era mi primer resumen, reseña del libro, aunque no me resisto a hacerme eco aquí de algunas de notas recogidas durante mi lectura.

PRIMERA PARTE.

Hablar: medicina de la calidad de vida.

Son interesantes los apuntes sobre las barreras de la comunicación en el uso de un segundo idioma y la importancia del adecuado uso del lenguaje en su profesión, la de psiquiatra. Relata con humor sus dificultades iniciales con el inglés y como las barreras del uso de una segunda lengua en las consultas le llevaron a incorporar soluciones e interpretes para desarrollar de forma más eficiente las conversaciones y terapias con inmigrantes. Me parece interesante el hecho de que explicarnos en otra lengua reduzca la intensidad de las emociones, ¿Tienen más resonancia en nosotros las palabrotas o las palabras de amor y afecto en nuestra lengua materna?

Recoge estudios que avalan los beneficios para el cerebro de hablar más de un idioma. En un momento de la historia en el que muchos dirigentes parecen recuperar los prejuicios de la Torre de Babel, y la globalización parece imponer un lenguaje común, esta tesis nos habla de las ventajas de la diversidad.

Nos hace participes de las incógnitas sobre el Origen del lenguaje, de lo mágico, lo increíble que aún hoy es nuestra capacidad de hablar y como de niños podemos aprender por nosotros mismos el uso de las reglas universales de la gramática. ¿Es el habla un instinto? Así lo identifican Darwin, el psicólogo Steven Pinker o el filólogo Noam Chomsky.

Es extraordinaria la conexión entre las neuronas del habla, la gestión de emociones y la toma de decisiones. En la mayoría de las personas, las áreas responsables de la producción del lenguaje y las neuronas encargadas de transformar ideas, percepciones o sentimientos en palabras, están en el lado izquierdo del cerebro. “(…)aunque en un principio se pensaba que las neuronas del lenguaje estaban limitadas a dos áreas del cerebro, hoy sabemos que, en efecto, están íntimamente conectadas con las neuronas encargadas de razonar, de regular las emociones y de otras muchas funciones vitales.  (…) el lenguaje forma una parte esencial del centro de mando que dirige el destino del ser humano.”

Nacemos y nos hacemos habladores, nos damos instrucciones y generamos una narrativa acerca de cómo somos alrededor de los cuatro años.

Darwin: ¿Y qué es para ti estar contento?

Niño de 4 años: Reírme, hablar y dar besos. 

Charles Darwin, 1872.

Toda esta primera parte que termina con los trastornos del habla, afasia, tartamudez, etc.,  hubieran hecho las delicias de Baltasar, “Baltita”, protagonista de la última novela de Carmen Martin Gaite, Los parentescos, un niño que tardó mucho tiempo en lanzarse a hablar, fascinado con el funcionamiento de esa increíble orquesta de lengua, labios, dientes, alvéolos, paladar, faringe, laringe, cuerdas vocales… que juntos son capaces de transformar ideas, imágenes y conceptos en palabras.

 

SEGUNDA PARTE.

En ella Rojas Marcos repasa la importancia del lenguaje social, como nos presentamos, como las emociones están  presentes en nuestro lenguaje, nuestro tono, nuestras palabras, nuestra voz.

El estrés se hace manifiesto en nuestro lenguaje, y el estar estresado parece tener hoy en día una mayor aceptación social que estar triste, irritado, tener miedo…

El acento al hablar y la influencia en como nos perciben. Esta es una llamada a evitar prejuicios, a no juzgar a nuestro interlocutor por el acento, “sería como juzgar a una persona solo por el físico”. Confieso que mi me cautiva el acento de Luis Rojas Marcos, que aún mantiene un deje de su lugar de nacimiento en Sevilla, aderezado por su continuado uso del inglés.

 

La introspección. Aquí está, en mi opinión, el núcleo del libro, la importancia de los soliloquios para nuestra autoestima. Las explicaciones que nos damos a nosotros mismos y las comparaciones que hacemos con lo que les sucede a otros, son determinantes para sentirnos o no satisfechos, para nuestra felicidad, para creer que podemos hacer frente a los retos y problemas.

Hablarnos para gestionar la vida

La importancia de nombrar y decir en voz alta para retener, aprender, y para encontrar más fácilmente lo que buscamos.

Darnos instrucciones para mantener el autocontrol, animarnos, calmarnos, consolarnos, motivarnos… todo eso lo hacemos en nuestro lenguaje privado, a veces en primera persona, “yo lo he conseguido” y a veces en segunda persona “tienes que tener más paciencia”. Lo que importa es tener el centro de control en nosotros, sentirnos capitanes de nuestra vida.

Hace en esta parte un repaso de las terapias de conversación, psicoterapias y su evolución. El uso terapéutico de la palabra, que ya Viktor Frankl puso de manifiesto en El hombre en busca de sentido.  Rojas Marcos se hace eco del trabajo de este neurólogo austriaco preso en Auschwitz y también de la necesidad de incorporar el humor para hacer frente a situaciones extremas, aludiendo a los ejemplos de otro preso de los campos de concentración, Primo Levi, autor de Si esto es un hombre.

 

El lenguaje de los deportistas y el entrenamiento. Como corredor de Maratón, Luis explica la importancia del lenguaje interno para mantenernos en la carrera, el uso de la meditación, las repeticiones, la concentración, con referencias al libro De que hablo cuando hablo de correr, del escritor japonés Haruki Murakami, . Algo de lo que sin duda sabe muchísimo Juanjo San Sebastián, montañero del programa de TV Al filo de lo imposible, “Al filo”, protagonista de Cumbres y Bruma  en este Blog.

 

La relación entre hablar y la esperanza de vida. El autor termina esta segunda parte, señalando que además de la locuacidad y la extroversión, son necesarias otras tres condiciones: una perspectiva optimista, conciencia para razonar adecuadamente y estabilidad emocional, para que el hablar más con otros y con nosotros mismos mejore nuestra vida.

 

TERCERA PARTE

Aquí incorpora, a modo de resumen,  las lecciones prácticas.

Hablar y leer a los niños;  dejar que busquen por si mismos soluciones a los problemas refuerza su aprendizaje.

Hablar más de una lengua, ser bilingües nos protege frente al deterioro cognitivo y el Alzheimer.

Hablar al perro, al gato.
Aprender a hablarte en privado, abandonar el “debería” y el “Que sea lo que Dios quiera”.

Contar tus penas y tus miedos.

Celebrar tus alegrías, pero sin desmenuzarlas, preservando algo de su magia.

Reconocer tus fallos, y expresar arrepentimiento.

Perdonar en voz alta y en voz baja.

En público, el mensaje eres tú.

Utilizar el sentido del humor.

Preparar las conversaciones difíciles.

Hablar con aquellos que quieres sin esperar al final.

Entender cuando es “mejor callar”.

 

Para los que somos charlatanes este libro es un buen refuerzo, aunque no por ello mi lenguaje privado sigue dándome instrucciones:  “no tienes que contarlo todo, tienes que sintetizar mejor”…. Las notas y referencias bibliográficas al finalnos permiten ampliar información y el índice alfabético ayuda a localizar de forma sencilla autores, estudios y conceptos mencionados en el libro.

¿Hablas mucho?, ¿hablas a solas y a veces en voz alta?, ¿te regañas o te animas?, ¿te das instrucciones?

“Aprendimos a hablar (…). Hablar nos permite comunicar ideas y empezar a trabajar unidos (…). Los más grandes logros del ser humano vienen por hablar. Y los más grandes fracasos por no hablar. (…) Todo lo que necesitamos es seguir hablando.”

Stephen Hawking, declaraciones de 1993, recogidas en el libro de Luis Rojas Marcos.

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