En mi último cumpleaños una amiga me regaló un libro con un sugerente título, La vida en cuatro letras: Claves para entender la diversidad, la enfermedad y la felicidad. Su autor es Carlos López-Otin, biólogo molecular de la Universidad de Oviedo. La pregunta que abre esta entrada es el punto de partida del libro y surgió en un momento vital muy duro en el que el autor había perdido su Ikigai (sentido de la vida o propósito vital, que surge de la combinación de cuatro conceptos: pasión, misión, vocación y profesión).
Como señala López-Otín (2019, p. 30): “Probablemente, la larga historia de ignorancia humana sobre las claves científicas de la vida deriva del hecho de que la ciencia siempre ha generado miedo y desconfianza entre muchos humanos porque nos obliga a dejar atrás el pensamiento mágico para poder adentrarnos en lo desconocido”. El libro se adentra en lo desconocido y hace un recorrido por los descubrimientos de la ciencia relacionados con la vida: La herencia y la identidad individual escrita en las cuatro letras que conforman las bases internas del ADN (A-Adenina, C-Citosina, G-Guanina y T-Timina); el origen común que tenemos todos los seres de este planeta… una bacteria; las mutaciones y los mecanismos de recuperación y reparación que tiene el cuerpo, que se puede saturar si el daño genómico es muy intenso o la frecuencia de éste es excesiva; la armonía de la vida, siempre en pugna con la entropía; la explicación de la enfermedad desde el genoma y los actuales tratamientos de las enfermedades así como la posible evolución de estas tratamientos; etc. López-Otín (2019, p. 203) concluye este recorrido señalando que “la ciencia nos aproxima a la verdad, pero no tiene los secretos del arte de la felicidad”.
Me voy a detener en las cinco claves para la felicidad que aporta en el capítulo 13 (López-Otín, 2019, pp.179-201):
- Imperfección. Entender la vida supone aceptar la imperfección, que es la que nos hizo evolucionar a partir de los microbios. Y esto implica asumir la enfermedad y la muerte. No se puede tener todo bajo control.
- Reparación. Somos vulnerables y los genes protectores del genoma tienen una gran relevancia médica y biológica. A veces la reparación no puede ser directa y se actúa activando o inhibiendo las rutas bioquímicas de comunicación. Se podría hacer un paralelismo con la reparación de las heridas del alma, que nos hace recuperar la esperanza de la felicidad.
- Observación. Abrir los sentidos y prestar atención plena al mundo, a los demás y a nosotros mismos es fundamental. Vivir en el presente sin despreciar ni el pasado ni el futuro. Observar y escuchar nos ayuda a desarrollar la solidaridad, que es básica para la felicidad.
- Introspección. Es imprescindible dedicar un tiempo cada día al silencio, la reflexión a la meditación para así buscar con tranquilidad el sentido de la vida y acercarnos al bienestar emocional.
- Emoción. Si ponemos en el centro de la vida las emociones, esto ayuda a integrar las claves anteriores. Las emociones positivas pueden incluso compensar algunos daños biológicos.
Es importante cultivar emociones positivas y también pensamientos positivos. “La química que provoca la alegría y el amor hace que nuestras células crezcan, y la química que provoca el miedo hace que las células mueran. Los pensamientos positivos son un imperativo biológico para una vida feliz y saludable. Existen dos mecanismos de supervivencia: el crecimiento y la protección, y ambos no pueden operar al mismo tiempo” (Lipton, 2019). Según Bruce Lipton el 95% de lo que hacemos proviene de los programas mentales que tenemos grabados en los primeros siete años de vida y que actúan a un nivel subconsciente [véase esta entrevista]. Estos programas se pueden revertir en dos pasos: 1) reconociendo aquellas cosas con las que batallamos porque tenemos que dedicarles mucho esfuerzo para que sucedan (eso ocurre porque no están sustentadas por un programa mental; 2) introduciendo nuevos programas en el subconsciente, que aprende de dos maneras: a) hipnosis; por repetición (Fake it until you make it, fíngelo hasta que lo consigas).
La vida es un regalo que se nos ha dado y que tiene fecha de caducidad. Venimos con unas cartas dadas, pero podemos jugarlas y hacer la mejor partida posible. De poco sirve lamentarse de los genes que uno ha recibido. A cada uno le corresponde cultivar pensamientos y emociones positivas que contribuyan a eso aparentemente tan esquivo que es la felicidad…
Bibliografía
- Lipton, Bruce (2011, 9 de septiembre). Lo que pensamos varía nuestra biología. La Vanguardia. Recuperado de: https://www.lavanguardia.com/lacontra/20110909/54213913374/lo-que-pensamos-varia-nuestra-biologia.html
- López-Otín, Carlos (2019). La vida en cuatro letras: Claves para entender la diversidad, la enfermedad y la felicidad. Barcelona: Ediciones Paidós.