Inteligencia emocional

Aprender con el ejemplo

Imagina, por un instante, que sólo aprendiéramos de la experiencia en primera persona. Que esa “lección barata y buena que es escarmentar en cabeza ajena” no fuera más que un refrán ingenioso pero incierto …

Sería mucho más que peligroso. Nuestra supervivencia se vería comprometida. Nos habríamos extinguido. Gracias -entre otras- a la selección natural, a tusneuronas espejo y al aprendizaje vicario estamos aquí y ahora. Somos tan inteligentes que aprendemos también de la experiencia de los demás. ¡Que alivio!

Es más, la mayor parte de lo aprendido lo has adquirido del ejemplo, al seguir a un modelo. Al imitar. Que “de los escarmentados nacen los avisados”.

Gracias a las investigaciones del psicólogo Albert Bandura y a sus desarrollos de la teoría cognitiva social hoy somos más conscientes de la importancia del aprendizaje por observación.

En su clásico estudio con el muñeco bobo demostró cómo niñas y niños expuestos a modelos adultos de conducta agresiva imitaban su conducta de manera significativa. Quiénes habían visto como modelos agresivos golpeaban e insultaban al muñeco imitaban el comportamiento violento de manera sistemática. Aprendían por observación.

Tres son los factores de los que depende que imitemos o no el comportamiento de los demás. En primer lugar, de las características del ejemplo: será más imitable cuanto más se parezca a nosotros. En segundo lugar, de los atributos del observador: las personas con una baja autoestima o que se autoevalúan como “incompetentes” son más proclives a imitar que quienes gozan de buen autoconcepto. Por último, de las consecuencias y efectos percibidos en la conducta del ejemplo: si éste es recompensado por su acción, el observador le imitará con mayor probabilidad.

Para Bandura “El aprendizaje es bidireccional: nosotros aprendemos del entorno, y el entorno aprende y se modifica gracias a nuestras acciones” De manera continua interactuamos con nuestro ambiente en “recíproca y continua” interacción entre factores personales, conductuales y ambientales. El entorno nos determina y a su vez nosotros le modificamos. Nos influye y le influimos. Somos causa y efecto alternativamente como en los pasos de baile.

Y, si la mayor parte de lo aprendido se debe a la observación, a la imitación, ¿estamos condenados a cometer los mismos errores-por los siglos de los siglos-? ¿Es esta la razón de que siga -con Juan Perro- “obstinado en mi error” ?

Afortunadamente, no. El aprendizaje por observación va más allá de la simple imitación: también aprendemos de los errores y aciertos del prójimo más allá del “copy paste”. Lo que explica que seamos potencialmente innovadores y creativos. Con permiso de creaticidas “abogados del diablo”

Así que, hay lugar para la esperanza. Porque “la originalidad es una imitación juiciosa” como nos decía Voltaire. Y “Bienaventurados sean nuestros imitadores pues de ellos serán nuestros errores” (Jacinto Benavente) Y, gracias a ellos, seguiremos aprendiendo del ejemplo.

2 pensamientos sobre “Aprender con el ejemplo

  1. Marisa

    La dependencia de los adultos con los teléfonos móviles ha sido copiada por sus retoños, hasta los más pequeños.
    No hay mesa de restaurante con niños que se precie si cada uno/ una no come viendo dibujos en el teléfono.
    Df conversación parentofilial ni trazas….

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