Inteligencia emocional

Dejar ir

Con este post me despido, cierro esta etapa como colaboradora de este blog muy agradecida por la oportunidad de compartir temas que me interesan. No quería dejar pasar la ocasión para escribir sobre uno de esos temas que tanto nos confrontan, el dejar ir, el permitirnos abrir espacio para que otras cosas sucedan.

Me voy con la sensación de haber aportado mi granito de arena, pero con la necesidad de soltar cosas para estar más presente en las nuevas.

Dejar ir es un proceso

No sucede de la noche a la mañana, a veces pasa de manera natural, pero otras requiere de mayor conciencia, como así ocurre cuando terminas una relación que te cuesta cerrar, o un ser cercano fallece. En nuestro día a día hay muchos dejar ir a los que no le damos importancia, porque no son grandes cosas en apariencia, pero que nos mantiene en la indecisión o en la incertidumbre. Son pequeños duelos que requieren atravesarlos.

Desde el momento que nos planteamos tomar una decisión, hay una fuerza muy grande que nos tira para que nada cambie, para mantenernos en esa zona de confort, que si bien no nos satisface siempre, la sabemos gestionar muy bien, y ahí aparecen todos los mecanismos habidos y por haber para quedarnos ahí. El diálogo interno se dispara e intenta subyugarnos para quedarnos en el sitio. Al mismo tiempo, hay otra fuerza interna que al principio habla con voz tímida y poco a poco cobra fuerza, generando una tensión interna cada vez más fuerte. Lo importante, es escuchar a ambas voces, ambas necesidades, ambos deseos, y las emociones que generan cada una de ellas, porque si nos vamos a lo meramente cognitivo hay una parte que estamos castrando. Dejar ir es soltar toda esta tensión interna nos aporta paz y nos predispone a iniciar el proceso de consecución de nuestros objetivos.

Esto lleva tiempo, y tiene mucho que ver con gestionar el miedo, esa emoción tan relacionada con el instinto de supervivencia, con la sensación de enfrentarnos a lo desconocido, que es lo que interpretamos como posible peligro. Éste nos enseña la desproporción entre la magnitud de la amenaza a la que nos enfrentarnos y los recursos que tenemos para resolverla. Por tanto, es necesario realizar una evaluación de dichos recursos, echar la vista atrás a nuestra historia y recopilar con qué contamos y saber qué necesitamos para armarnos con todas las herramientas necesarias para afrontar esa sensación de salto al vacío. Entender que el miedo va a estar ahí, pero poder amigarnos con él para que nos resulte funcional y no nos inhiba. En este miedo no sólo va incluida la incertidumbre, el qué pasará, el romper con lo viejo, en el va todo el pack de poner la mirada afuera, buscando la aprobación externa y el qué pensarán, la necesidad de tener la situación bajo control, y el miedo a fallar…

También tiene mucho que ver con los apegos, esa sensación de falsa seguridad que nos dan las cosas, viculandonos mental y emocionalmente a ciertas situaciones, que aunque a la larga ya no tengan sentido, pensamos que nos generan bienestar.

Para mi, dejar ir, está íntimamente ligado a abrir espacios, con permitirnos tener huecos para lo nuevo que tenga llegar, es como cuando tenemos una agenda tan apretada que no hay ni tiempo para quedar a tomar un café con alguien a quien quieres para poder compartir tu tiempo con esa persona, es necesario reajustar la agenda y darle tiempo a ese café. Lo que ocurre es que esas actividades agendadas nos parecen todas tan importantes que es difícil desprenderse de alguna, pero realmente, ¿lo son?, quizás si en su momento, pero puede que ya cumplieran su función, y que en tu yo actual ya no tengan tanto sentido.

En definitiva, dejar ir, nos aporta sensación de libertad y de coherencia porque tiene que ver con quienes somos en la actualidad. Así que dejo ir este blog que me inspira y me aporta, para dar espacio a otras cosas en este momento, a otros proyectos y necesidades, y aunque hay una parte de mi que dice que puedo con todo, que total no me lleva tanto tiempo, que es algo que me gusta, hay otra que me dice que necesita introducir cosas nuevas en su vida, y para ello necesita de esos huecos, y que atender a lo que necesito es un acto de amor a mi misma.

Gracias y hasta luego

Un pensamiento sobre “Dejar ir

  1. Roger Fuchs

    Enhorabuena Leticia por tu decisión: claro que hay miedo, claro que hay resistencias y claro que no queremos salir de la zona de confort, pero ¡adelante con el miedo! (siempre que no sea causado por un león hambriento que nos persigue, claro) porque es solo una forma de excitación, de entrar en el estado de aventura, de ir a lo desconocido, lo nuevo.
    Todos tenemos energías y deseos opuestos: uno nos dice “quédate, no te arriesgues, vé a lo seguro” y el otro nos llama a la aventura, a lo desconocido, a ir más allá de los límites autoimpuestos. Y la vida, en definitiva, se trata de comprender, querer, valorar y gestionar esas energías opuestas, entendiendo que son naturales y que, por el hecho de obligarnos a decidir por una o por otra, nos aportan la libertad y certeza que nos permite avanzar por el camino elegido. Y ahí, en ese proceso, de dejar ir lo antiguo, de elegir lo nuevo, radica nuestra evolución. Nuevamente, enhorabuena!

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