Inteligencia emocional

Las mujeres que acompaño

Desde hace unos años acompaño a hombres y mujeres en su transformación personal y profesional, en la búsqueda de una mejor empleabilidad o en sus proyectos de emprendimiento.  Hoy me estreno en este blog, y sincronicidad o causalidad mañana es el Día de la Mujer, así que permitidme que hoy hable de las mujeres que acompaño.

Hemos conseguido la incorporación al mundo del trabajo, es cierto, pero nuestras condiciones no son iguales y no sólo hablo de la feminización de los trabajos, o de la mayor dificultad del acceso a puestos de trabajo y la brecha salarial.  Nos hemos incorporado a un mundo construido para los hombres y con valores masculinos, y además, nos seguimos ocupando de la infraestructura familiar, cayendo sobre nosotras de forma mayoritaria el cuidado de nuestros hijos y casi en exclusividad el cuidado de nuestros mayores

Sí hay algo que me asombra de las mujeres que acompaño es su capacidad de resiliencia, la mayoría de ellas son mujeres fuertes con historias vitales duras, que se hacen cargo de sus hijos casi en exclusividad. Pocas veces las oigo quejarse o mostrar tristeza, a pesar de las dificultades que tienen, al contrario, siempre tienen una sonrisa en los labios y una palabra de agradecimiento.

Mujeres profesionales que con tesón luchan por un desarrollo personal y profesional y que observan como el actual mercado de trabajo masculino les impide dar lo mejor de sí mismas. Que cada día hacen verdaderos equilibrios para mantener en optimo estado su sistema familiar y dar el máximo en su trabajo.

Mujeres con mucha capacidad y valía que no han alcanzado, ni van alcanzar un puesto adecuado a sus talentos, por el simple hecho de ser mujeres.

Mujeres que sí llegan a puestos alta responsabilidad y son atractivas cae sobre ellas la sombra de sus competencias y que tienen que demostrar siempre que están ahí por su trabajo e inteligencia y no por nada más.

A pesar de las circunstancias, ellas no desfallecen, son mujeres emocionalmente fuertes, luchadoras con una gran madurez emocional que admiten que estas son las normas del juego y a las que nunca oigo quejarse.

Observo sororidad entre ellas, se acompañan, se respetan, se escuchan, comparten sus anhelos y sobre todo se cuidan entre sí.

Mujeres de principios, que rompen estereotipos sociales y culturales, que se reconocen en sus propias contradicciones producto de la educación y la sociedad en que vivimos. Que quieren transmitir a sus descendientes valores de igualdad y que a diario se dan cuenta que caen en las trampas de este sistema viciado.

Las que triunfaron y llegaron lejos suelen caminar solas no sé por qué el amor es esquivo al éxito femenino. Mujeres solas que viven en la contradicción que supone ser intelectualmente fuertes, independientes económicamente y que a veces se ven esperando la llamada de un hombre para una cita afectiva porque culturalmente y emocionalmente se nos ha educado en la falsa creencia “que son los hombres los que deben conquistar a las mujeres”.

Madres que cuando sus hijas salen por la puerta por la noche a divertirse se apodera de ellas el miedo. A veces, tienen la tentación de corregirlas por la ropa que llevan, porque quieren conservar su seguridad física pero que saben, que su misión es educar mujeres libres,  y sólo pueden recordarlas que sean prudentes.

Me impresiona de las mujeres su ansia de conocimiento, de aprendizaje y su gran autoexigencia para dar su excelencia en el trabajo. Y sobre todo, me admira su gran humanidad y su lucha incansable por una sociedad más equitativa e intentar cambiar las normas del mercado laboral masculino.

Hoy, en mi recuerdo están todas las mujeres de mi familia, las mujeres de mis equipos de emprendimiento, las mujeres de los equipos de mis lanzaderas de empleo de Bilbao, Basauri, y Getxo, todas las mujeres que acompaño en su cambio profesional, mis compañeras de trabajo, mis chicas del amor, mis amigas del coraje y todas las que a diario me acompañan a mi dándome su aliento.

 

Las mujeres que me acompaño

y que me acompañan

tienen astros que las guían

un corazón inmenso

y un mundo lleno de sueños.

 

Son mis hermanas

mujeres valientes

que miran de cara su futuro incierto.

tienen la frente alta,

una sonrisa en los labios,

y en su bolso un sueño.

 

5 pensamientos sobre “Las mujeres que acompaño

  1. Amaya

    Que de verdad en todo lo escrito, cuanto nos queda por avanzar y esta en nuestra mano también el educar y hacerlo bien, a esos hijos que son los hombres del futuro, con ellos tenemos que contar para ese cambio

  2. Carlos Garcia

    Precioso artículo. Inteligente, conmovedor, motivador y, sobre todo… es una verdad como un océano. Muchas gracias, Cristina.

  3. Carmen Luz

    Grande Cristina !
    Me alegra que hayas encontrado como fuente de inspiración en tu camino, el servir de guía y acompañamiento a otras mujeres. Necesitamos potenciar nuestra energía para construir juntas un mundo mejor.
    Dese Santiago de Chile con amor.
    Carmen Luz Parra Mundaca.

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