Inteligencia emocional

So happy …

Buscar “la felicidad” está sobrevalorado.

No me refiero a la Aristotélica, ni a la que combina placer, virtud y propósito. Me refiero a esa visión consumista y ramplona que se extiende por doquier como una plaga en diferentes formatos y ofertas.

“Happyfrívola” en lo social, de un individualismo supino.

“Happycrática” porque se fundamenta en que “tienes aquello que mereces porque tus actos son los causantes de cuanto te sucede”. Sin tener en cuenta las loterías que te han tocado -o no- a lo largo y ancho de tu vida: desde tus genes, hasta el país donde naciste por casualidad …

“Happyinsaciable” ya que, cuando consigues lo que deseas, pierde interés y produce frustración. Como viajar en una noria hedónica. Nuevamente “Insert coin”.

Así lo denuncian Cabanas e Illouz en “Happycracia” nuestra última lectura de la tertulia emocional que en septiembre cumplirá 14 años de lecturas-excusas para conversar sobre afectos y emociones.

“Sé feliz” al modo y manera de estas visiones “happycráticas” se ha convertido en obsesivo mandamiento. Un bien supremo a cuyas demandas debes adaptarte. El altar donde postrarse. Porque puedes y debes ser permanentemente feliz de acuerdo con los cánones establecidos. De lo contrario “sufrirás lo que mereces”.

Lástima que la felicidad soporte mal el imperativo. Aversión que comparte con otros verbos como amar, soñar, …Sé tú mismo.

Y, así como la obsesión por el tiempo nos hizo esclavos del reloj (tic tac tic tac tic tac) lo “happy” se ha convertido en idea persistente y recurrente.

Objeto de rumiación que regurgitamos para masticar una y otra vez sin hacer la digestión.

Y -como siempre hay un roto para un descosido- la “industria de la felicidad” te sugiere una amplia oferta de productos para “asaltar los cielos para robar el fuego”. Igual que Prometeo. Y, para ser feliz, te ofrece un perfecto cocktail de dopamina, serotonina, anandamida, oxitocinas, y endorfinas. En “román paladino”: 4 billones de dólares en distintos productos según estimaciones de Kotter and Wheal para 2016 en “Robar el fuego”.

Ser feliz es el anhelo de todo ser humano. No conozco adversarios de la auténtica felicidad. Como tampoco he visto enemigo declarados de la verdadera ciencia o de la verdadera democracia.

Pero -es mi opinión- esa visión de la felicidad, reduccionista, consumista.

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