La hoguera de San Juan de los fiacunes (San Juan 2010)

Y allí fui, en busca del fuego, del fuego de la hoguera de San Juan. Me gustaba esto de llevar no solo mis papeles con los escritos de lo que yo quería tirar. También tenía los papeles de algunos de ustedes. Simbólicamente, los fiacunes nos acercamos al fuego con la intención de transmutar.
Eran las fiestas de Judizmendi, y allí, al fondo del Parque del Polvorín, brillaba la luz del fuego. Menudo contraste me ofrecía este espectáculo que parecía compuesto por opuestos. En lo alto, un cielo sereno iluminado por una luna acuosa que nos anunciaba lluvia. En lo alto el silencio y la oscuridad.
Abajo, la fiesta ruidosa y animada entre música, bailes, txosnas. La gente que parecía ajena al silencio de lo alto, caminaba hasta a veces frenéticamente como hormigas laboriosas (¿Qué trabajo estarían haciendo?). Pero todos pasábamos por el mismo lugar: el fuego.
Acercarme al fuego fue algo especial, porque como siempre se abrió la jaula de pájaros mientras caminaba con las manos en los bolsillos sosteniendo los papelitos. El ánimo teñido de una ansiedad alegre que vaya a saber de dónde había venido (por suerte, ya no me pregunto por todo sino simplemente, lo dejo ser. Menuda liberación esto de no querer encontrarle explicación a todo!).
Iba para “quemar lo viejo, lo inútil, lo que molesta”. Cuanto más me acercaba, más aumentaba lo que comenzó siendo un calorcito agradable para terminar en un casi ardor en la piel del pedazo de hoguera que habían montado. Y me dije ¿será así la cosa cuando uno quiere desprenderse de algo que no le gusta? Primero la decisión de quemarlo, luego empezar a actuar y hasta con ánimo alto, para luego, cuando estás casi al borde de terminar sentir que tirar lo viejo, hasta duele.
Resistí frente al fuego… y digo bien cuando digo resistí porque costaba estar allí cerquita para tirar los papeles con lo que ustedes me habían sugerido. Allí estaba el fuego que se me antojó pensar como un ser vivo que por momentos explotaba con ira para después quedar otra vez manso solo dando calor y luz.
Indiferencia, falta de compromiso, todo lo malo, los figureti, los que meten la mano en la lata, la falta de conciencia del uso del agua, la falta de solidaridad con los inmigrantes, el egoísmo de la humanidad, la falta de respeto por el otro, en todos los órdenes de la vida…. estas intenciones, cada una de ellas escritas en un solo papel (otro símbolo más que quise hacer de unión en las intenciones).
Antes de tirarlas al fuego, las releí y me dí cuenta que nadie había pedido algo personal. Tal vez cuestiones personales nos llevaron a pedir lo que pedimos, pero la expresamos de manera universal dejando a un lado nada más y nada menos que a nosotros mismos para pedir por todos.
Y si pienso en el polo opuesto a lo que cada uno escribimos, me quedo con que deseamos a personas con capacidad de empatía, y compromiso para con su lugar en la sociedad. Personas que se desempeñen con el corazón y no con el bolsillo y la cartera para así lograr un mundo mejor.

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