Llegar de noche, mientras la luz eléctrica poco a poco deja de ser protagonista para dar paso a las antorchas. Iluminados como en lo antiguo, para hundirnos en la leyenda de la Pistia. Ya seis años en los que Domaikia nos ofrece un espectáculo que nos lleva hacia lo antiguo. La leyenda de la Pistia, un ser mitológico que habitaba en el monte de Iruratxi o Carrascal. Llegar al pueblo a las ocho de la noche, cuando todavÃa la luz del verano ilumina, nos permite disfrutar del atardecer y del paso simbólico de “la luz a la oscuridadâ€. Un ambiente animado y ansioso, esperando una vez más. Y este pequeñito pueblo de 60 habitantes, se ve inundado de gente vestida a la usanza tradicional. Ni bien llegas, si nunca habÃas ido, te impacta tanta gente vestida con los trajes que los vascos usaban entonces. Los de “civil†(vamos a decirlo asÃ) son los menos: pañuelos en la cabeza prolijamente atados, faldas de colores, albarcas, fajas apretando la cintura de mas de un mozo, las txapelas… Ambientan el lugar con su sola presencia. El sonido propio del lugar se enriquece con la txalaparta y las campanas que suenan rÃtmicamente. Habrá alguien que aprenda dentro de la juventud a tañir asà las campanas? Los niños, todavÃa corren de un lado al otro entre risas esperando ansiosos a que venga la Pistiak. Sonrisa que luego en muchos se desdibuja viendo el espectáculo sobre los hombros de sus aitas porque cuando comienza la fiesta… los miedos ancestrales aparecen. Se cuenta que los lugareños de Domaikia, tenÃan un miedo que les estremecÃa de la punta de los dedos de los pies a los pelos de la cabeza. No querÃan caminar por las sendas del bosque de encinas. Eran pocos los que se atrevÃan a andar por el lugar. El atardecer, cuando el sol se ocultaba, era como la alarma o toque de queda pues nadie se atrevÃa a caminar por allÃ: nadie querÃa ser victima de la Pistia. Pero quien o que es la Pistia? Devorador de animales y personas, nadie puede definirle. Un pájaro inmenso? Un reptil? Un mamÃfero astado? Un hÃbrido horrible? Solo se sabe que allà en su cueva de Iruratxi espera al acecho de los viandantes. Solo la Virgen de Oro podÃa protegerles contra este ser de leyenda. Esta leyenda, habÃa quedada olvidada en los rincones del pueblo. Solo la memoria de los mayores le conocÃa. Habiéndose perdido la costumbre de que los mayores cuenten sus andanzas alrededor del fuego, la leyenda tuvo que esperar. Digo tuvo que esperar, pues a pesar de que ya no hay abuelos que cuenten o madres que pidan que vuelvan antes del atardecer, la leyenda ha vuelto a cobrar vida. Hace 6 años ya, el pueblo año tras años sale a la caza de la Pistiak. Una fiesta popular en la que la gente sale a cazarla ritualmente. Bailes, akelarre, amonas contando historias de muerte y vida en medio de la penumbra, la Abuela Sabia repartiendo pan con chorizo, la caza de la pistiak, una fiesta popular que recomiendo el año que viene ir a participar. Contare en otras notas más sobre esto pues la noche de ayer, mientras intentaba escapar de la Pistia, encontré un cuaderno… y me puse a escribir. Por suerte, la Pistia no me ha encontrado.
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