Escalones, de Herman Hesse

 Así como toda flor se enmustia y toda juventud cede a la edad,

así también florecen sucesivos los peldaños de la vida;

a su tiempo flora toda sabiduría, toda virtud,

mas no les es dado durar eternamente.

Es menester que el corazón, a cada llamamiento,

esté pronto al adiós y a comenzar de nuevo,

esté dispuesto a darse, animoso y sin duelos,

a nuevas y distintas ataduras.

En el fondo de cada comienzo hay un hechizo

que nos protege y nos ayuda a vivir.

 

Debemos ir serenos y alegres por la Tierra,

atravesar espacio tras espacio

sin aferrarnos a ninguno, cual si fuera una patria;

el espíritu universal no quiere encadenarnos:

quiere que nos elevemos, que nos ensanchemos

escalón tras escalón. Apenas hemos ganado intimidad

en un morada y en un ambiente, ya todo empieza a languidecer:

sólo quien está pronto a partir y peregrinar

podrá eludir la parálisis que causa la costumbre.

 

Aun la hora de la muerte acaso nos coloque

frente a nuevos espacios que debamos andar:

las llamadas de la vida no acabarán jamás para nosotros…

¡Ea, pues, corazón arriba! ¡Despídete estás curado!

 

4 thoughts on “Escalones, de Herman Hesse

    1. Patricia Furlong Autor

      por de pronto, te puedo decir que lo he bajado de internet. Estoy buscando entre mis papeles la página de origen. Sigo en ello. Un saludo

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    2. Patricia Furlong Autor

      pues la he sacado de internet. La buscaré nuevamente y te contesto. Si tenés una traducción mejor, agradecería que la envíes. Un saludo

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