Archivo por meses: octubre 2010

Hoy, terror de lo cotidiano. La maravilla de Lovecraft

lovecrafHoy la fiesta de Halloween, a mi me sirve para mirar cada tanto a aquellos libros o cuentos que leí hace bastantes años atras. Y entre todo lo que pasó por mis manos, siempre recuerdo a Lovecraft.

Howard Philips Lovecraft es algo más para mi que un escritor de novelas y cuentos de terror. Su propuesta innovadona, nos muestra un terror que se aleja de los miedos sobrenaturales para pararnos ante lo cotidiano. Allí en cualquier circunstancia y objeto, puede aparecer una historia de miedo. O la propuesta de nuevos espacios… dimensiones.

Y en un día como hoy de Halloween, le recuerdo. Te dejo uno de sus cuentos. “EL CLERIGO MALVADO” Que lo disfrutes

 

 Un hombre grave que parecía inteligente, con ropa discreta y barba gris, me hizo pasar a la habitación del ático, y me habló en estos términos:

-Sí, aquí vivió él…, pero le aconsejo que no toque nada. Su curiosidad lo vuelve irresponsable. Nosotros jamás subimos aquí de noche; y si lo conservamos todo tal cual está, es sólo por su testamento. Ya sabe lo que hizo. Esa abominable sociedad se hizo cargo de todo al final, y no sabemos dónde está enterrado. Ni la ley ni nada lograron llegar hasta esa sociedad.

-Espero que no se quede aquí hasta el anochecer. Le ruego que no toque lo que hay en la mesa, eso que parece una caja de fósforos. No sabemos qué es, pero sospechamos que tiene que ver con lo que hizo. Incluso evitamos mirarlo demasiado fijamente.

Poco después, el hombre me dejó solo en la habitación del ático. Estaba muy sucia, polvorienta y primitivamente amueblada, pero tenía una elegancia que indicaba que no era el tugurio de un plebeyo. Había estantes repletos de libros clásicos y de teología, y otra librería con tratados de magia: de Paracelso, Alberto Magno, Tritemius, Hermes Trismegisto, Borellus y demás, en extraños caracteres cuyos títulos no fui capaz de descifrar. Los muebles eran muy sencillos. Había una puerta, pero daba acceso tan sólo a un armario empotrado. La única salida era la abertura del suelo, hasta la que llegaba la escalera tosca y empinada. Las ventanas eran de ojo de buey, y las vigas de negro roble revelaban una increíble antigüedad. Evidentemente, esta casa pertenecía a la vieja Europa. Me parecía saber dónde me encontraba, aunque no puedo recordar lo que entonces sabía. Desde luego, la ciudad no era Londres. Mi impresión es que se trataba de un pequeño puerto de mar.

El objeto de la mesa me fascinó totalmente. Creo que sabía manejarlo, porque saqué una linterna eléctrica -o algo que parecía una linterna- del bolsillo, y comprobé nervioso sus destellos. La luz no era blanca, sino violeta, y el haz que proyectaba era menos un rayo de luz que una especie de bombardeo radiactivo. Recuerdo que yo no la consideraba una linterna corriente: en efecto, llevaba una normal en el otro bolsillo.

Estaba oscureciendo, y los antiguos tejados y chimeneas, afuera, parecían muy extraños tras los cristales de las ventanas de ojo de buey. Finalmente, haciendo acopio de valor, apoyé en mi libro el pequeño objeto de la mesa y enfoqué hacia él los rayos de la peculiar luz violeta. La luz pareció asemejarse aún más a una lluvia o granizo de minúsculas partículas violeta que a un haz continuo de luz. Al chocar dichas partículas con la vítrea superficie del extraño objeto parecieron producir una crepitación, como el chisporroteo de un tubo vacío al ser atravesado por una lluvia de chispas. La oscura superficie adquirió una incandescencia rojiza, y una forma vaga y blancuzca pareció tomar forma en su centro. Entonces me di cuenta de que no estaba solo en la habitación… y me guardé el proyector de rayos en el bolsillo.

Pero el recién llegado no habló, ni oí ningún ruido durante los momentos que siguieron. Todo era una vaga pantomima como vista desde inmensa distancia, a través de una neblina… Aunque, por otra parte, el recién llegado y todos los que fueron viniendo a continuación aparecían grandes y próximos, como si estuviesen a la vez lejos y cerca, obedeciendo a alguna geometría anormal.

El recién llegado era un hombre flaco y moreno, de estatura media, vestido con un traje clerical de la iglesia anglicana. Aparentaba unos treinta años y tenía la tez cetrina, olivácea, y un rostro agradable, pero su frente era anormalmente alta. Su cabello negro estaba bien cortado y pulcramente peinado y su barba afeitada, si bien le azuleaba el mentón debido al pelo crecido. Usaba gafas sin montura, con aros de acero. Su figura y las facciones de la mitad inferior de la cara eran como la de los clérigos que yo había visto, pero su frente era asombrosamente alta, y tenía una expresión más hosca e inteligente, a la vez que más sutil y secretamente perversa. En ese momento -acababa de encender una lámpara de aceite- parecía nervioso; y antes de que yo me diese cuenta había empezado a arrojar los libros de magia a una chimenea que había junto a una ventana de la habitación (donde la pared se inclinaba pronunciadamente), en la que no había reparado yo hasta entonces. Las llamas consumían los volúmenes con avidez, saltando en extraños colores y despidiendo un olor increíblemente nauseabundo mientras las páginas de misteriosos jeroglíficos y las carcomidas encuadernaciones eran devoradas por el elemento devastador. De repente, observé que había otras personas en la estancia: hombres con aspecto grave, vestidos de clérigo, entre los que había uno que llevaba corbatín y calzones de obispo. Aunque no conseguía oír nada, me di cuenta de que estaban comunicando una decisión de enorme trascendencia al primero de los llegados. Parecía que lo odiaban y le temían al mismo tiempo, y que tales sentimientos eran recíprocos. Su rostro mantenía una expresión severa; pero observé que, al tratar de agarrar el respaldo de una silla, le temblaba la mano derecha. El obispo le señaló la estantería vacía y la chimenea (donde las llamas se habían apagado en medio de un montón de residuos carbonizados e informes), preso al parecer de especial disgusto. El primero de los recién llegados esbozó entonces una sonrisa forzada, y extendió la mano izquierda hacia el pequeño objeto de la mesa. Todos parecieron sobresaltarse. El cortejo de clérigos comenzó a desfilar por la empinada escalera, a través de la trampa del suelo, al tiempo que se volvían y hacían gestos amenazadores al desaparecer. El obispo fue el último en abandonar la habitación.

El que había llegado primero fue a un armario del fondo y sacó un rollo de cuerda. Subió a una silla, ató un extremo a un gancho que colgaba de la gran viga central de negro roble y empezó a hacer un nudo corredizo en el otro extremo. Comprendiendo que se iba a ahorcar, corrí con la idea de disuadirlo o salvarlo. Entonces me vio, suspendió los preparativos y miró con una especie de triunfo que me desconcertó y me llenó de inquietud. Descendió lentamente de la silla y empezó a avanzar hacia mí con una sonrisa claramente lobuna en su rostro oscuro de delgados labios.

Sentí que me encontraba en un peligro mortal y saqué el extraño proyector de rayos como arma de defensa. No sé por qué, pensaba que me sería de ayuda. Se lo enfoqué de lleno a la cara y vi inflamarse sus facciones cetrinas, con una luz violeta primero y luego rosada. Su expresión de exultación lobuna empezó a dejar paso a otra de profundo temor, aunque no llegó a borrársele enteramente. Se detuvo en seco; y agitando los brazos violentamente en el aire, empezó a retroceder tambaleante. Vi que se acercaba a la abertura del suelo y grité para prevenirlo; pero no me oyó. Un instante después, trastabilló hacia atrás, cayó por la abertura y desapareció de mi vista.

Me costó avanzar hasta la trampilla de la escalera, pero al llegar descubrí que no había ningún cuerpo aplastado en el piso de abajo. En vez de eso me llegó el rumor de gentes que subían con linternas; se había roto el momento de silencio fantasmal y otra vez oía ruidos y veía figuras normalmente tridimensionales. Era evidente que algo había atraído a la multitud a este lugar. ¿Se había producido algún ruido que yo no había oído? A continuación, los dos hombres (simples vecinos del pueblo, al parecer) que iban a la cabeza me vieron de lejos, y se quedaron paralizados. Uno de ellos gritó de forma atronadora:

-¡Ahhh! ¿Conque eres tú? ¿Otra vez?

Entonces dieron media vuelta y huyeron frenéticamente. Todos menos uno. Cuando la multitud hubo desaparecido, vi al hombre grave de barba gris que me había traído a este lugar, de pie, solo, con una linterna. Me miraba boquiabierto, fascinado, pero no con temor. Luego empezó a subir la escalera, y se reunió conmigo en el ático. Dijo:

-¡Así que no ha dejado eso en paz! Lo siento. Sé lo que ha pasado. Ya ocurrió en otra ocasión, pero el hombre se asustó y se pegó un tiro. No debía haberle hecho volver. Usted sabe qué es lo que él quiere. Pero no debe asustarse como se asustó el otro. Le ha sucedido algo muy extraño y terrible, aunque no hasta el extremo de dañarle la mente y la personalidad. Si conserva la sangre fría, y acepta la necesidad de efectuar ciertos reajustes radicales en su vida, podrá seguir gozando de la existencia y de los frutos de su saber. Pero no puede vivir aquí, y no creo que desee regresar a Londres. Mi consejo es que se vaya a Estados Unidos.

-No debe volver a tocar ese… objeto. Ahora, ya nada puede ser como antes. El hacer -o invocar- cualquier cosa no serviría sino para empeorar la situación. No ha salido usted tan mal parado como habría podido ocurrir…, pero tiene que marcharse de aquí inmediatamente y establecerse en otra parte. Puede dar gracias al cielo de que no haya sido más grave.

-Se lo explicaré con la mayor franqueza posible. Se ha operado cierto cambio en… su aspecto personal. Es algo que él siempre provoca. Pero en un país nuevo, usted puede acostumbrarse a ese cambio. Allí, en el otro extremo de la habitación, hay un espejo; se lo traeré. Va a sufrir una fuerte impresión…, aunque no será nada repulsivo.

Me eché a temblar, dominado por un miedo mortal; el hombre barbado casi tuvo que sostenerme mientras me acompañaba hasta el espejo, con una débil lámpara (es decir, la que antes estaba sobre la mesa, no el farol, más débil aún, que él había traído) en la mano. Y lo que vi en el espejo fue esto:

Un hombre flaco y moreno, de estatura media, y vestido con un traje clerical de la iglesia anglicana, de unos treinta años, y con unos lentes sin montura y aros de acero, cuyos cristales brillaban bajo su frente cetrina, olivácea, anormalmente alta.

Era el individuo silencioso que había llegado primero y había quemado los libros.

Durante el resto de mi vida, físicamente, yo iba a ser ese hombre

 

TE DEJO EL AUDIO DEL PROGRAMA EN EL QUE LEÍMOS EL CUENTO

Gospel: un estilo que salta las paredes de la iglesia para conquistar al publico en general

gospelHablar de lo que tantos han hablado no es sencillo. Pero por mas que muchas personas ya hayan rescatado el tema del Gospel, no puedo dejar de pasarlo por alto.

Viniendo el estilo como hijo de la necesidad de expresión espiritual de los negros allá por el siglo XVII, fue conociendo a lo largo del paso del tiempo múltiples influencias. Teniendo su época de oro por los años 30, dio sus primeros pasos pegada al cristianismo.

(siempre me pregunto porque habiendo en aquel tiempo himnos cristianos apareció esta nueva expresión musical)

Su sentido religioso es el que le dio su nombre. El  primer nombre (GodSpel) ya explica la intención  del canto. Un canto para catequizar a través de la música. (hoy por hoy dentro de la iglesia, existe un ministerio de la música que de alguna manera, hacen lo mismo que estos coros).

Cuando se escucha un coro góspel, es la armonía la protagonista. Su origen, se remonta a Estados Unidos, habiendo muchos cantantes sureños que lo protagonizaron.

Tal vez, por esa manera distinta de expresar sus sentimientos, también aquellos coros incluyeron no solo el mensaje evangélico pegado a la armonía, sino que además, comprometieron su cuerpo en la expresión, usando palmas y moviendo rítmicamente su cuerpo.

Esta forma de expresión religiosa, fue criticada ni bien empezó a utilizarse en las iglesias. El viejo spiritual, ejerce influencia en las distintas obras. Un estilo de música que se caracteriza por la espontaneidad, rompiendo con las expresiones musicales rígidas. Creo que podríamos llamar a este tipo de música, música alegre de adoración. Seguramente, antes de que surgieran los primeros coros, los negros no se sentían identificados con los himnos cristianos de aquel entonces. Sus creaciones, contrastan fuertemente derrochando alegría.

El Gospel no había nacido para quedarse circunscripto a las paredes de una iglesia. Fue Thomas Dorsey quien logró que este estilo musical comenzara a sonar con tal fuerza que hasta llegó a tener su propio sello discográfico. Música Gospel, así la llamaba. Grupos, sello discográfico, y hasta una radio góspel que solo sonaba en Estados Unidos.

Este salir afuera de las paredes de la iglesia, hizo que algunos cantantes llegaran a interpretar tanto en festivales de jazz como en cabarets. Corrían los años 50 y me pregunto ¿habrá tenido esta forma de expresión influencia en cantantes como Elvis Presley?

Les dejo dos enlaces para escuchar este estilo de música. A disfrutarlos

https://www.youtube.com/watch?v=zd6sy5DKpxk

https://www.eitb.eus/audios/radio/radio-vitoria/la-fiaca/detalle/530907/los-origenes-gospel/ (audio del programa)

https://www.youtube.com/watch?v=XW0Y4s4GScw

Cantar en un coro. Del singular al plural y del plural al singular

Recuerdo el día en que el director de un coro me invitó a participar. No para quedar como componente estable, sino para vivenciar la experiencia del coro. En aquellos tiempos de juventud, manejaba desprolijamente la voz. Simplemente cantaba porque me gustaba, y el propio canto era para mi momento de gozo. Y si bien no desafinaba, no tenía la menor idea de lo que era compartir un espacio de vibración sonora con otros.

Y ese día, lo que menos hice fue cantar. En los ensayos previos,  los componentes me animaban y decían que estaba correcta mi intervención. Hasta tuve la desfachatez de pensar que  era muy fácil! Todo estaba correcto. Cada pieza… en su lugar. Mi ánimo, tranquilo, despejado. Mi mente, totalmente conciente de las intervenciones, voces… No era tan complicada la cosa cierto?

Y llegó el momento. Ese momento que el director me había propuesto como un regalo pues bien sabía de mi amor por el canto y quiso obsequiarme la experiencia.

Todo estaba en su lugar, y cuando digo en su lugar me refiero hasta la ubicación que cada uno teníamos, agrupados por nuestras tipo de voz. Esta “clasificación sonora” quiso que quedara justo en el centro. (ajena a lo que ocurriría, ¡hasta estaba contenta por la vista que tenía de la gente!).

Y el coro… empezó a cantar. El coro empezó a respirar. Su primer nota fue como el sonido de algo nuevo que me llamó la atención. Empecé a escuchar y perdí la noción de que eran casi treinta personas cantando. Todos juntos formaron una nueva unidad que me emocionó. Estaba clarísimo que no estaba preparada para ello porque se acercaba el momento de cantar y yo estaba con los ojos cerrados disfrutando. Esta nueva unidad era como un órgano humano. Y cuando digo órgano, me estoy refiriendo al instrumento musical. Cada uno, era un tubo del órgano que respiraba, vibraba. El sonido me penetraba y la jaula de pájaros se alteraba. La partitura musical se presentaba como un ejemplo del trabajo en equipo.

Se me antojó pensar que las corcheas eran la muestra de que trabajar con otro, al unísono, podía dar nacimiento a algo nuevo… ya no canté. Solo escuché. Impactada por un sustantivo colectivo! La palabra coro tomó una nueva dimensión. No eran nombres individuales que cantaban. Eran un coro…era un “singular” en lugar de un plural.

El día que estuve en un coro, aprendí la importancia de que en algunas ocasiones, nosotros, los “singulares” nos transformamos en un grupo. Y ese grupo se transforma otra vez en singular cuando todos juntos conformamos algo nuevo. Y ese grupo no es una mera sumatoria de gente sino  una unidad nueva con posibilidades propias. Y esa nueva unidad, es un nuevo singular.

El coro me mostró la posibilidad que tenemos de pasar de ser singulares a plurales, y de plurales otra vez a singulares. El permitirnos cambiar se manifestó como un acto de elección.

Motown

14235__supremes_lHablar del “sonido Motown” implica trasladarnos en el tiempo. Viajar hasta la década de los 60 y posicionarnos en el mercado musical de aquel entonces. Ya me gustaría conocer los motivos profundos que llevaron a Berry Gordy a crear el 12 de enero de 1959 la discográfica Tamla Motown.

Detroit fue su cuna. (Conocida como “motor city”, la ciudad del motor, de ahí Mot – raíz de motor y town, que significa pueblo /ciudad. Sic Wikipedia). En la discográfica, empezaron a tener lugar las voces negras, llegando a alcanzar tal éxito que 45 sellos musicales quedaron incluidos en ella.

Berry construyó su imperio con la gente que tenía a su alrededor. El mismo comenzó escribiendo las canciones. Y el éxito fue tal que en un año pudo comprar los estudios Hitsville U.S.A. colocando nada mas y nada menos que 110 temas dentro de los 10 principales durante la década de los 60 .

La Motown, a pesar de las desavenencias internas por motivos económicos brilló más alla de los 60 llegando durante las décadas de los 70 y 80.

De la misma manera que Detroit era una fabrica, la Motown se transformó en una factoría de música.

Este imperio es una muestra del “sueño americano”. Comenzaron en un espacio pequeño, sencillo. Un sótano que para alquilarlo,  solicitaron un préstamo de 800 dolares. Allí comenzó todo. Y desde aquí hasta producir éxitos como  “Please mr. Postman” de The marvelettes que posteriormente fue versionado por The Beatles.

Al año de la creación de Tamla, Berry cambia su nombre a Motown (ciudad del automóvil) . Ellos eran una factoría de música que al igual que una fábrica de automóviles, lograban de pequeñas partes sacar grandes construcciones.

El Sonido Motown, no solo fue producción. También logró el salto de la integración de los negros entre los blancos a través de la música. Dice un artículo de Diario el Mundo;

Como resultado, nació durante los 60 ‘el sonido Motown’, el de la ‘joven América’, un estilo musical alegre y pegadizo, eminentemente soul con influencias del pop, cuyos arquitectos principales fueron el propio Gordy, ‘Smokey’ Robinson, Norman Whitfield y Barrett Strong, aunque la entidad se abrió posteriormente a otros géneros, como el rhythm and blues o el hip-hop.

La clave del éxito estaba en un principio: el princio KISS ‘K de Keep. I de it . S de  simple, S de stupid; Keep it simple, stupid que quiere decir hazlo fácil, estúpido.

Te dejo colgados algunos enlaces de youtube y el artículo del diario el mundo para que escuches y profundices en el tema. Que lo disfrutes

https://www.youtube.com/watch?v=b2WzocbSd2w

https://www.youtube.com/watch?v=-nuEY6fQgzk

https://www.youtube.com/watch?v=r1M5eEJeT38

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/01/13/cultura/1231847469.html

https://www.youtube.com/watch?v=s7eTOnNBwYU

https://www.youtube.com/watch?v=_7Mi77iqMjA

https://www.youtube.com/watch?v=izzKUoxL11E

Víctima o conquistador?

cuadro de cuadro 2Atrapada en la apariencia, hasta se regodea en su propio dolor. Su actitud autocomplaciente construye rejas que no le dejan ver más allá de lo aparente. Piensa y siente que está destruida. Se mira a sí misma, y solo ve la superficie. Por comodidad se queda viendo como trozo a trozo  se destruye.

Por momentos, el aire fresco de otra realidad le sacude la conciencia. Una conciencia inconsciente, ignorante… pero poderosa.

Del otro lado de las rejas brilla el sol. Hay una realidad paralela que espera ser conquistada. La conquista se sostiene en la elección: ¿víctima o conquistador?

El amor es un movimiento circular en el que juegan el dar y el recibir

javi sanchez. Mundos paralelosEstoy convencida que el sentirse amado, es una necesidad profunda de los seres humanos. Profunda y primitiva. Ya desde bebes, el recibir amor materno marca por ejemplo algunos rasgos de nuestra personalidad. Me agrada el trasfondo de la “acción desinteresada” que hay detrás del dar lo que sea a alguien. Pero considero que el ciclo de amor es circular y se balancea entre el dar y el recibir.

Muchas veces, el origen de nuestros sufrimientos está en el “esperar del otro una respuesta”. Y aquí está el punto: el amor como tal siempre vuelve hacia nosotros, pero no siempre vuelve de manos de la persona que esperamos. Si miramos lo que nos rodea como un todo, vemos que siempre el amor vuelve. Y así no hay sufrimiento pues el amor siempre vuelve. Pero si limitamos el amor al tu y yo, seguramente desaparecerá la desilusión.

El Dalai Lama, ha soltado en una de las tantas entrevistas que se le ha hecho, el concepto de “egoísmo iluminado”. Dar teniendo como soportes el amor y la compasión. Y en ese dar saber que siempre esta actitud genera una corriente que vuelve hacia nosotros mismos. Cada vez que estoy dando generosamente, al mismo tiempo estoy recibiendo. El acento no está en el recibir sino en el dar. Uno sabe que siempre recibe (egoísmo iluminado) .

Recibir, aumenta nuestra valía, nuestra esperanza, nuestra ilusión, nuestra fuerza interior.

Cada vez que digo “yo quiero que tal o cual persona me devuelva un poco de lo que le he dado” he sembrado sufrimiento. Porque el otro no siempre nos da lo que esperamos.

Cada vez que veo el mundo como un todo, amplio mis posibilidades de recibir amor.

Volviendo al ejemplo del bebe, si un bebe tiene sustituto materno, tira para adelante. Tal vez, deberíamos aprender a aceptar sustitutos y así entender que el amor vuelve por canales insospechados y no por los canales que yo pretendo.

 

LA FOTOGRAFÍA ES DE JAVIER SANCHES. TE RECOMIENDO EL ENLACE A SU PAGINA. PODRAS VIAJAR CON LAS IMAGENES A RINCONES DESCONOCIDOS. NO ME REFIERO SOLO A LUGARES FÍSICOS. SU FOTOGRAFÍA SUELE DESPERTAR EL VIAJAR HACIA UN SENTIMIENTO. Y A VECES, UNO SE HERMANA CON EL, Y OTRAS, DISCUTE. VALE LA PENA.

Gracias a los comentarios, puedo mejorar

No es mi intención en ningún momento plagiar comentarios. Agradezco mucho a los que me han resaltado el hecho de colocar párrafos de Wikipedia textuales y haber omitido poner entre parentesis Sic Wikipedia.

Siendo un grueso error, trabajare con mas celo los escritos haciendo siempre referencia a las fuentes. Gracias a aquellos que critican.