Que le lleva a la gente a robar, es algo que muchas veces me pregunto. Saltar las barreras de la propiedad, y decidir quedarse con algo. Algunos por dinero, otros por necesidad, los robos siempre han estado a la orden del dÃa a lo largo del desarrollo de la humanidad.
Y hoy quiero centrarme en un robo que ocurrió un 21 de agosto de 1911: el robo de la Mona Lisa.
Vicenzo Perugia, era un ex empleado del museo del Louvre. Seguramente que conocÃa no solo la ubicación del cuadro, sino algunos detalles que le permitirÃan sacarlo con facilidad. Y tentado por el comerciante argentino Eduardo Valfierno (quien estaba seguro de poder venderlo por muchÃsimo dinero) da el batacazo.
Eduardo Valfierno, era ya bien conocido en Argentina por sus artes en la estafa. Vicenzo, serÃa su instrumento para robar el cuadro del Louver. Cuadro del cual sacarÃa cinco copias que a posteriori venderÃa a cinco estadounidenses y a un brasilero por valor de 300.000 U$S cada una.
A principios de siglo, La Mona Lisa no tenÃa un lugar de privilegio como hoy. Ella compartÃa su espacio con otros cuadros del Renacimiento en el salón Carré, y la verdad, la seguridad no era muy buena que digamos. A tal punto, que el dÃa del robo, nadie se dio cuenta.
Solo al dÃa siguiente, y gracias al pintor Louis Beroud que iba ex profeso a disfrutar del cuadro, el robo salta a la luz. Es Beroud quien aviso a los guardias de seguridad. “Tranquilo Moiseu Beroud que seguramente han sacado el cuadro para hacerle una fotografÃa†le dijo el guardia de seguridad. Pero de foto nada de nada: la Mona Lisa habÃa sido robada.
Berdou era un conocedor de los cuadros , pues trabajaba en el museo restaurando obras. Pero hago un paréntesis en la historia. Justo en estos dÃas, Beroud junto con otros pintores protestaban porque habÃan colocado frente a las obras que se consideraban más importantes, unos cristales que a criterio de los que protestaban, arruinaban la “experiencia artÃstica†. Y justo ese dÃa, el querÃa aprovechando el cristal, hacer un “cuadro de protestaâ€: pintar a una mujer que fuera parecida a La Mona Lisa y que se estuviera peinando frente al cuadro que utilizaba como espejo ya que los cristales eran altamente reflectantes.
Seguimos con la historia del robo.
Un dÃa antes, Vicenzo Perugia, habÃa entrado ataviado con una gabardina blanca de esas que usan en el museo. Tal vez se habÃa quedado con una de sus tiempos de trabajador allÃ. Fue sencillo: descolgó el cuadro, lo sacó del marco, lo oculta bajo su ropa y tipi tapa tipi tapa se fue del museo.
Y el cristo que se montó en el museo. El director de vacaciones, o sea director suplente haciéndose cargo de lo sucedido. Menudo jaleo le cayo encima a Théophile Homolle (curador del ala egipcia) quien se encargó de dar aviso a la policÃa de ParÃs. No puedo evitar imaginarme la escena recordando al inspector Cluso de la Pantera rosa. “Mon die mon dieâ€
Orden de cerrar el museo. Y busca por arriba, por abajo, por una sala y por la otra. Pero La Mona Lisa ya no estaba. Y la policÃa parisina se pone en acción. ¿Quién habrá sido? Pues a montar una lista de sospechosos. Y entre los sospechosos, se encontraba nada más y nada menos que Picasso, quien fue invitado a declarar.
Pero ni Picasso ni ninguno de los supuestos sospechosos encajaba en el perfil del culpable. La Mona Lisa habÃa desaparecido y aparentemente para siempre.
Pero como dice Vinicius de Moraes en una canción “que sea eterno mientras dureâ€, la desaparición “para siempre†también tuvo su punto final.
Dejemos pasar dos años y medio a partir del robo. Dos años y medio en los cuales, el cerebrito pensante de toda la trama habrÃa pensado como obrar el milagro. Y no me refiero a transformar el agua en vino…. Sino el cuadro en dinero contante y sonante.
Vicenzo Perugia, haciéndose pasar por “Leonardo Vicenzo†(Tal vez este nuevo nombre lo formó poniéndose Leonardo por Leonardo Da Vinci, y Vicenzo por su propio nombre…. Vamos que mucho no se ha esforzado el hombre!) , se comunica a través de una carta con un coleccionista de arte italiano: Alfredo Geri. Geri, al ver el ofrecimiento (la desaparecida Mona Lisa) da aviso al administrador del palacio Uffizi en Florencia (por cierto palacio de los antiguos Medicci) y desde aquÃ, se planta la semilla del fin del viaje de la Mona Lisa.
Alfredo Geri, aconsejado por la gente del palacio Uffizi, responde la carta, y acuerda un encuentro con el personaje este que le querÃa vender el cuadro. Y aquà hago un paréntesis antes de continuar con la historia: ¡ y pensar que posiblemente Leonardo Da Vinci estaba hasta el gorro de los italianos y se fue para Francia! Que vamos a hacer…. Cosas de la vida.
Pero sigamos con la historia. Una historia en la cual el ladrón, no tenÃa la menor idea de lo que se estaba tramando entre bambalinas. Los argumentos de Vicenzo Perugia para vender la Mona Lisa, se sostenÃan en que habÃa tenido un ataque de patriotismo y querÃa devolver a Italia lo que le pertenece. Y se lo venderÃa por solo…. A ver…. ¿Qué te voy a cobrar? Habrá pensado Vicenzo. Pues…. Dame medio millón de liras y quedamos hechos.
Y la avivada de Perugia, terminó con que le apresaron. Pero lo curioso de todo esto, es que los italianos…..¡lo reconocÃan y admiraban como un verdadero patriota! La Mona Lisa, antes de volver a Francia, paseó por toda Italia, y aquÃ, con tanto paseo te dirÃa que comienza la fama que tiene hoy por hoy
VINCULOS
http://es.wikipedia.org/wiki/Vincenzo_Peruggia
http://www.anfrix.com/2008/03/21-de-agosto-de-1911-el-dia-en-que-robaron-a-la-mona-lisa/