El pequeño Ryan…

Con todos mis respetos y condolencias para la familia de Ryan y de Dalila, una heroína, ahora en el Paraíso, junto a su hijo.

Acababa de llegar una joven muchacha al Paraíso.

Alá el misericordioso estaba muy feliz de tenerla a su lado pues sabía lo que había padecido antes de morir. Ahora tendría vida eterna. Pocos como ella se merecían este privilegio.

En vida, Dalila había sido una gran luchadora a pesar de sus 21 años.

Creyó que jamás superaría la muerte de su padre, en un accidente laboral. Sin embargo, mujer, al fin y al cabo; simiente de toda fortaleza, decidió tener un hijo a quién transmitirle toda esa vitalidad de amor.

Estando embarazada de pocas semanas, contrae esa nueva gripe, lío de blancos, botín de multinacionales,

Y es entonces cuando deja a su corazón la última decisión de su vida: Luchar con todas, todas, todas sus fuerzas por ese pequeño ser que sin haber nacido, ya vivía plenamente dentro de ella.

Al ver tal fortaleza, tal entrega, semejante nobleza y lección de amor, Alá el misericordioso, últimamente muy escaso de estos ejemplos, al decir verdad, decide recogerla y traerla al Paraíso.

En Madrid, los médicos lograron salvar al pequeño Ryan momentos antes de que Dalila muriera, absolutamente agotada de luchar tanto y tanto durante días sin saber contra qué, por salvarle la vida a su hijo.

Desde entonces, el chavalín es atendido con todos los cuidados por uno de los mejores servicios sanitarios del mundo y empieza a evolucionar favorablemente. A los pocos días se sabe que no contrajo esa extraña gripe.

Pero en el Paraíso, residencia de la eterna gloria, de delicias que tiene todo lo que el alma de una persona puede desear y aún más, envuelto en muchas bendiciones, donde todo es tranquilidad, paz, sosiego, felicidad; donde no existe la pena, el dolor, las preocupaciones, la tristeza o el llanto; los ángeles y arcángeles de pronto comparecen frente a Alá el misericordioso para decirle que algo muy extraño está sucediendo, que desde hace 2 semanas, cuando Dalila, llegó al Paraíso, está muy triste y nuevamente empieza a apagarse.

– Llora desconsoladamente y no se atreve a decirle que le falta una parte de su vida y que mientras no esté junto a su hijo, no podrá ser feliz. Recuerde Alá el misericordioso que ella jamás pudo tener a su hijo en brazos.

– Lo se, lo se, las lágrimas de Dalila han empezado a llegar a mi corazón y aunque en la tierra el sufrimiento se lo cargará una mujer, podrá aguantarlo y superarlo, es mujer; luego tendrá una recompensa tan grande que no cabrá en su corazón; deja que los hombres se arañen y peleen. A ellos les toca escarbar la basura.

– Arcángel Gabriel, organízalo todo, traigan al pequeño Ryan al Paraíso y pónganlo junto al lecho de su madre, para que mañana al despertar pueda por fin tenerlo en sus brazos y esta casa celestial brille aún más con la risa de una madre, de una mujer.

(… y pensar que muchos creen que Ryan ha muerto)

San Sebastián, julio 17

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