Una necesidad imperiosa

Hoy os quiero contar algo bastante divertido que nos ocurrió entre los años 84 y 86. Espero que os resulte agradable.

Lourdes y yo escribíamos poemas, contábamos con un puñado de ellos y ambas deseábamos darlos a conocer. Era un acto de demostración para que las personas que se acercaban a nosotras no pensaran que nuestras mentes estaban defectuosas o menguadas. Era una necesidad imperiosa que de una manera o de otra teníamos que realizar. Nuestro único problema era que no teníamos dinero para pagar a la imprenta porque ilusión, fuerza de voluntad y empuje nos sobraban, vaya que sí.

En el edificio donde vivíamos entonces había un vecino que trabajaba en una imprenta del barrio de Gros, él se llamaba Alfonso y era un cielo de persona. Les comentamos a nuestros padres lo que queríamos hacer y nuestro problema para la financiación. Pasaron unos días y entre los cuatro decidimos quedar con Alfonso para hablar. Así lo hicimos y vino a casa sin ningún reparo. Se le planteó el tema y si le importaba que le pagásemos a plazos, él nos respondió que no había ningún impedimento. Terminamos felices después de la cita. ¡PODÍAMOS PUBLICAR NUESTROS LIBROS!

Con la ilusión que brillaba en todo mi ser me dispuse a confeccionar las portadas de los dos libros, puesto que no contábamos con ningún dibujante por nuestro alrededor. Os pudo asegurar que ambos portada quedaron muy originales y con personalidad. El libro de mi hermana se titulaba “La voz del silencio” y el mío, como ya lo he comentado, “Desde la luz de mi oscuridad”

Primeramente se editaron 1.000 ejemplares de mi libro, ya que era el más pequeño y menos costoso. Recuerdo el día que Alfonso nos trajo los libros a casa, le miré emocionada y con una sonrisa de oreja a oreja. Abrí una de las cajas en donde había un montón de ejemplares y saqué el primero que estaba encima y, sin pensarlo dos veces, se lo regalé a mis padres que estaban mirando con alegría. Se quedaron sin palabras y mi madre me besó. A Alfonso le dije: “Gracias por confiar. Te vamos a pagar enseguida, te lo prometo.” Lourdes también estaba contenta pero tendría que esperar unos dos meses para ver su obra publicada.

Para venderlos, mi madre y yo íbamos casi todos los domingos por la mañana a la Plaza de la Constitución. Eso sí, siempre con salero y alegría, ya hiciera lluvia, frío o mucho calor. Ahora nos parece gracioso, pero nos teníamos que cuidar de los guardias municipales y hacerlo casi a escondidas. Ya sabéis, la venta ambulatoria está prohibida. Cuando veíamos que se acercaban los policías mi madre salía disparada y me dejaba sola. Sabía perfectamente que nunca se meterían conmigo. Ella no había estado en Mayo del 68 y a mí siempre me gustaba correr riesgos. Nunca tuve problemas con ellos porque les daba corte entablar una conversación conmigo. Además, encima de la mesa donde tenía los libros había un letrero bastante grande que ponía: “VENDO MIS LIBROS PARA PAGAR LA EDICIÓN DE LOS MISMOS Y MIS ESTUDIOS.”

Allí, en la Plaza de la Constitución, conocí a multitud de personas y tuve el lujo de hacer muchas amistades. Fue una experiencia muy positiva, puesto que me permitió conocer a gente muy diversa. Y lo mejor y más importante de todo era que los dos libros llegaban a lo profundo de las personas. ESO NOS LLENABA DE FELICIDAD Y EMOCIÓN.

Felizmente pudimos vender la mayoría de los libros y pagar 500.000 pesetas en casi tres meses a Alfonso. Él alucinaba porque, aparte de entregarle el dinero que le debíamos, las dos obras se vendían como rosquillas.

Esta experiencia nos llevó a organizar varios recitales en Donosita, otro paso a tener en cuenta.

¡Ser felices y saborear de cada instante!

Mentxu

1 thought on “Una necesidad imperiosa

  1. Edurne

    Kaixo preciosas: Cada vez me sorprendéis más con vuestras habilidades.¡Sois unas fenómenos!No me extraña que los aitás estén contentos con vosotras.Desconocía por completo todas esas andadas y me ha parecido un acto de valentía tan grande el saber hacer frente a los municipales porque hay veces que no atienden a razones y resultan de lo más desagradables. ¡Bravo por la madre y no menos por la hija!¡Vaya experiencia más enriquecedora!Teníais que haber grabado y verlo ahora después de tantos años y reíros de aquellos municipales.Me gustaría si fuese posible que fueras reproduciendo algunos de esos poemas tan profundos que a mí personalmente me hacen reflexionar mucho y me sirven mucho para el día a día.Me gusta cómo escribes lo que sientes.Tienes una gran riqueza dentro de ti.Gracias Mentxu. “Ser felices y saborear de cada instante” Qué consejo más bonito.Bueno preciosas,hasta pronto.Muxus para vosotras y un fuerte abrazo a los aitás.Edurne.

    Responder

Responder a Edurne Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *