La existencia de “Engarabí” se pierde en la noche de los tiempos, no obstante, este ser resulta vital para que manen las emociones, las pasiones, sentires… , una forma determinada y de desgarrante expresión.

Les detallo su descripción: “Parece ser que este genio procedía de la unión de una extensión del mar puesto que tiene una colita de pez donde termina su columna, una porción de tierra ya que la mitad inferior de sus iris son negros, un rayo de sol mágico y, a veces, de color salmón. Del brillo majestuoso de las estrellas fugaces la parte superior de sus iris donde se ubica un malva claro y brillante. En definitiva, para que no haya equívocos, se puede decir que Engarabí es un genio más bien delgado y mide 1,47 m. pero muy gracioso y saleroso. Su piel es más bien blanca salvo cuando se emociona, se irrita fuertemente y se tiñe de salmón. Tiene las orejas en forma de clavel que al escuchar los diferentes sonidos reverberan los pétalos y cuando se siente verdaderamente a gusto de escuchar algo desprende perfume de clavelinas. Su cabellera negra es fuerte y prominente, llegándole hasta casi donde termina su columna coincidiendo con su colita de pez de destellos plateados. Su cara es simpática y con una sonrisa amplia. Le falta una pieza dental, no obstante, no deja de carcajearse con su risa a menudo socarrona. Sus pómulos sobresalen un poco viéndose algunas pecas que va en conjunto con su nariz un poco larga, picarona y redondeada en la punta. No se caracteriza por poseer un físico muy fornido, pero tiene bastante desarrollados los músculos de los brazos y piernas. Sus manos vuelan y expresan siempre siguiendo el compás de su narración y de alguna canción con mucho sentimiento. Tiene los pies originales y con ritmo al caminar. No lleva calzado pero sus cinco dedos están unidos porque sólo tiene una única uña que le cubre todos sus dedos hasta por debajo; el talón es alargado y disminuye al llegar a la base. Por consiguiente, pareciese que al caminar anduviese de puntillas, es decir, como si tuviera botas de bailaor. Viste pantalones no muy largos y un chaleco sencillo. En su cuello se observa una cuerda negra en donde cuelgan tres cascabeles finos y llamativos por su belleza: uno representa el cante, otro el baile y el tercero la música. Es un genio vivo y en sus venas corre el vigor de un pura sangre. Cuando duerme o no le interesa que le vean se vuelve invisible”. Original personaje, ¿no?

“Engarabí” nace en el año 2003 con la idea de llevar a cabo una fusión entre el flamenco y el folklore euskaldun. De la mano de Mentxu Arrieta surge el relato corto y por parte de Soledad Ruz es llevado a escena como directora y bailaora principal. El baile y el cante muestran su mayor calidez poética.

Me agradaría que asistieran a dicho evento y se dejasen llevar por este duende, saboreen la pasión que nace de una encrucijada, crece alegre aunque con pesares y madura con la fusión de dos formas culturales y de expresión.

Vean, escuchen y sientan. El duende “Engarabí” está ahí, ¿lo sienten?

Su estreno será el día 21 de mayo a las 20:30 horas en la Casa de cultura Lugaritz de Donostia-San Sebastián.

Mentxu